Por amor al deporte y a la vida

Por LUIS RIVERA

La historia de Adrián Angel Inchauspe tiene, cuanto menos, un costado más que interesante. Una rápida y escueta biografía debería presentarlo como platense, de 39 años, médico cirujano y tan apasionado por su profesión como por el deporte, que ya grande en edad y cuando todos empiezan a ser invadidos por el sedentarismo, él abrazó con una pasión que desgrana en cada palabra que sale de su boca.

Pero esto no sería nada en sí mismo si no se repasa un dato contundente: acaba de consagrarse quíntuple campeón mundial en los Juegos Mundiales de la Medicina, una competencia que reúne a más de cuatro mil atletas de todo el mundo y que deben cumplir con un par de requisitos fundamentales: estar ligados a la curación y no ser deportistas federados en ninguno de sus países.
Inchauspe, que impresiona desde su más de 1,90 metro de estatura y sus 130 kilos de peso, es en el trato, todo lo contrario de lo que su estampa podría suponer. Y empieza a contar su particular historia: "Fue algo raro lo que me pasó. Durante los Juegos Olímpicos de Atlanta '96, vi por televisión algunas competencias y quedé atrapado. Me encantó todo eso y me puse a entrenar con Luis Mendoza Pinto. Yo ya había hecho artes marciales y no me costó arrancar, De ahí en más, me volqué por completo al deporte pero sin descuidar nunca mi actividad de médico porque eso es lo que me da de comer."
Primero empezó con el lanzamiento de la bala y cuando se dio cuenta de que en el gimnasio levantaba peso con mucha más facilidad que quienes estaban a su lado, también se animó al levantamiento de potencia.
"Fui campeón provincial médico en el 96, y en el 97 fui campeón argentino, ambas en bala. Y en el 98 me fui al Mundial de Klagenfurt, Austria, donde fui tercero en el lanzamiento. Pero me encantó el Power Lifting (levantamiento de pesos extremos) y me escapé de mi entrenador. Le dije que iba a ver la competencia y me anoté. Sin darme cuenta, había ganado la medalla de oro en Press de banco plano, una de las especialidades. De ahí en más, me dediqué de lleno a esto."
Y hay que creerle. Porque de allí en adelante, nunca dejó de entrenar. Ni tampoco de curar o de operar. Porque nunca se apartó de su rol de médico. "Es que esto es esencial. No soy un deportista profesional ni quiero serlo. Vivo de mi profesión y hago esto porque me gusta" aclara siempre sin levantar el tono.
Ganó dos medallas de oro y dos de plata en el Mundial de Saint Tropez, Suiza, en 1999 y se tomó el 2000 para entrenar a fondo y profundizar su trabajo en el Hospital Alejandro Korn, de Melchor Romero. Pero igual se "hizo tiempo" para ser campeón panamericano en Foz do Iguazú.
Y hace pocos días, consumó su hazaña: en Evián, Francia, ganó cinco medallas de oro, algo inédito hasta aquí. Fue campeón en Press de Banco Plano, en Sentadilla, en Peso Muerto (levantó 257 kilos y quedó a 40 del récord mundial), en levantamiento general y también en bala. Realmente, un fenómeno.
El lo admite con mucha calma: "Cuando tenés fe en algo, lo podés lograr. Así lo creo y lo siento. Yo pasé por circunstancias muy duras: en un año y medio perdí a mi mamá, a mi papá y a mi novia. Fueron golpes terribles. Y las cosas no se logran sólo con entrenamiento. Tiene que haber convicción y fe. Creo que esto que logré, fue una forma de honrar mi sangre."
Ahora, feliz por esto que logró y por el cariño que recibe en su hospital, sin olvidar su agradecimiento al Ministerio de Salud de la Provincia, Inchauspe deja entrever cuál es su objetivo inmediato: "Quiero quedarme con el récord mundial de levantamiento de peso muerto. Tengo que superar los 300 kilos y me voy a preparar con todo. Será en Hungría y por supuesto, será muy difícil. Pero tengo voy a entrenar mucho y tengo fe y convicción. Y cuando eso pasa..."