El desafío de ser madre después de atravesar la barrera de los 40
Los especialistas en fertilización asistida reciben a un creciente número de mujeres de más de 40 años interesadas en ser madres. Y casos como el de Marcela Tinayre, quien va a tener un hijo a los 50, instalan con fuerza el tema. Sin embargo y aunque los avances científicos permiten que en la actualidad la maternidad sea una meta alcanzable a edades antes insospechadas por medio de la fertilización asistida, los entendidos advierten que se trata de un camino difícil, no siempre coronado por el éxito.
| 17 de Agosto de 2001 | 00:00

En setiembre, Iris Verderosa, una abogada platense que vive en Villa Elvira, va a cumplir 47 años. Y lo hará en pleno estreno de su condición de madre primeriza de un bebé, Lucas Manuel, que trajo al mundo hace tres meses y que le cambió la vida. Para Iris, ser madre a la edad en que otras comienzan a pensar en ser abuelas fue desde el principio un desafío y una aventura. Un desafío que resultó "más difícil que lo esperado" y que la llevó a enfrentar, junto a su marido, dos tratamientos fallidos de fertilización asistida antes de quedar embarazada en el tercer intento.
La historia de Iris se enmarca en una tendencia creciente. La de las mujeres que quieren quedar embarazadas después de los 40. Una tendencia que se ve reflejada en el crecimiento de las consultas en los consultorios de especialistas que hacen fertilización asistida, quienes la explican indicando que la vida profesional de las mujeres -que retrasa la decisión de ser madres- y los segundos matrimonios, son algunas de las razones que la impulsan.
Pero en esta tendencia también inciden los casos de las famosas que quedan embarazadas a edades inusuales. El más reciente en Argentina es el de Marcela Tinayre, que espera un hijo a los 50 años. Su historia fue el último detonante del crecimiento de las consultas entre los especialistas platenses en fertilización asistida por parte de mujeres interesadas en vivir una historia similar.
Pero el intento de ser madre a una edad avanzada no siempre se ve coronado por el éxito, aún con la ayuda de la ciencia. Carlos Carrere y Alvaro Alosilla, dos especialistas platenses en fertilización asistida, explican que si bien los adelantos de la ciencia permiten que actualmente la maternidad a los 50 sea posible, advierten que esto no se da en el caso de todas las mujeres que lo intentan.
La explicación está en los óvulos: cada mujer nace con un número finito de óvulos cuya calidad genética y viabilidad disminuye a medida que ella envejece. La reducción de óvulos y folículos seguirá adelante hasta que los ovarios queden vacíos, cosa que sucede, por lo general, alrededor de los 50 años. En la mayoría de las mujeres, apuntan los especialistas, la fertilidad inicia su inexorable declinación en la tercera década, con bajas drásticas a los 35 y los 39 años.
Los métodos de fertilización asistida ayudan a superar este proceso natural, pero su índice de éxito en mujeres mayores de 40 es inferior al que se registra en mujeres de menos años.
Se estima que alrededor del 10% de las mujeres que intentan un tratamiento de fertilización asistida después de los 40 con sus propios óvulos consiguen quedar efectivamente embarazadas.
Según una estadística elaborada en Estados Unidos sobre 30.223 ciclos de fertilización asistida realizados en 1995, la tasa de embarazos logrados fue de 27,5% en mujeres menores de 35 años; del 21,6% en mujeres de entre 35 y 40 y del 10% en mayores de esa edad.
Otro trabajo estadístico realizado sobre un grupo de mil mujeres sometidas a fertilización asistida arrojó como resultado que el 48% de los tratamientos de mujeres menores de 35 años tuvo éxito y que ese porcentaje se redujo al 28% en el caso de las de entre 35 y 40 y alcanzó apenas el 8% entre las mayores de esa edad.
Con todo, para las mujeres que no tienen resultados utilizando sus propios óvulos, la ciencia les permite apelar a la ovodonación. Esto es: la mujer interesada queda embarazada utilizando los óvulos de otra mujer que posteriormente son implantados en su útero.
Utilizando este recurso, la ciencia permite en la actualidad lograr un embarazo a edades antes insospechadas, como los 50 o más, siempre y cuando no haya problemas en el útero, aunque contemplando siempre un número mayor de riesgos obstétricos que los que puede enfrentar una mujer más joven, todos los cuales -no obstante- son controlables mediante un seguimiento intenso.
Como para Iris Verderosa, para todas las mujeres que toman la decisión de intentar ser madres más allá de los 40, la decisión entraña una enorme carga de ansiedad. O como elige decir Iris: "para mi llegar a tener un hijo era una obsesión. Y esta era, de alguna manera, mi última chance de ser madre".
La historia de Iris se enmarca en una tendencia creciente. La de las mujeres que quieren quedar embarazadas después de los 40. Una tendencia que se ve reflejada en el crecimiento de las consultas en los consultorios de especialistas que hacen fertilización asistida, quienes la explican indicando que la vida profesional de las mujeres -que retrasa la decisión de ser madres- y los segundos matrimonios, son algunas de las razones que la impulsan.
Pero en esta tendencia también inciden los casos de las famosas que quedan embarazadas a edades inusuales. El más reciente en Argentina es el de Marcela Tinayre, que espera un hijo a los 50 años. Su historia fue el último detonante del crecimiento de las consultas entre los especialistas platenses en fertilización asistida por parte de mujeres interesadas en vivir una historia similar.
Pero el intento de ser madre a una edad avanzada no siempre se ve coronado por el éxito, aún con la ayuda de la ciencia. Carlos Carrere y Alvaro Alosilla, dos especialistas platenses en fertilización asistida, explican que si bien los adelantos de la ciencia permiten que actualmente la maternidad a los 50 sea posible, advierten que esto no se da en el caso de todas las mujeres que lo intentan.
La explicación está en los óvulos: cada mujer nace con un número finito de óvulos cuya calidad genética y viabilidad disminuye a medida que ella envejece. La reducción de óvulos y folículos seguirá adelante hasta que los ovarios queden vacíos, cosa que sucede, por lo general, alrededor de los 50 años. En la mayoría de las mujeres, apuntan los especialistas, la fertilidad inicia su inexorable declinación en la tercera década, con bajas drásticas a los 35 y los 39 años.
Los métodos de fertilización asistida ayudan a superar este proceso natural, pero su índice de éxito en mujeres mayores de 40 es inferior al que se registra en mujeres de menos años.
Se estima que alrededor del 10% de las mujeres que intentan un tratamiento de fertilización asistida después de los 40 con sus propios óvulos consiguen quedar efectivamente embarazadas.
Según una estadística elaborada en Estados Unidos sobre 30.223 ciclos de fertilización asistida realizados en 1995, la tasa de embarazos logrados fue de 27,5% en mujeres menores de 35 años; del 21,6% en mujeres de entre 35 y 40 y del 10% en mayores de esa edad.
Otro trabajo estadístico realizado sobre un grupo de mil mujeres sometidas a fertilización asistida arrojó como resultado que el 48% de los tratamientos de mujeres menores de 35 años tuvo éxito y que ese porcentaje se redujo al 28% en el caso de las de entre 35 y 40 y alcanzó apenas el 8% entre las mayores de esa edad.
Con todo, para las mujeres que no tienen resultados utilizando sus propios óvulos, la ciencia les permite apelar a la ovodonación. Esto es: la mujer interesada queda embarazada utilizando los óvulos de otra mujer que posteriormente son implantados en su útero.
Utilizando este recurso, la ciencia permite en la actualidad lograr un embarazo a edades antes insospechadas, como los 50 o más, siempre y cuando no haya problemas en el útero, aunque contemplando siempre un número mayor de riesgos obstétricos que los que puede enfrentar una mujer más joven, todos los cuales -no obstante- son controlables mediante un seguimiento intenso.
Como para Iris Verderosa, para todas las mujeres que toman la decisión de intentar ser madres más allá de los 40, la decisión entraña una enorme carga de ansiedad. O como elige decir Iris: "para mi llegar a tener un hijo era una obsesión. Y esta era, de alguna manera, mi última chance de ser madre".
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