"Juego del ultimátum"

Jorge O. Saffores expresa: "La lógica lúdica a la que Nash (Una mente brillante) brindó un valioso aporte, establece fundamentalmente patrones de suma cero; lo que uno gana lo pierde el otro. Conjuntamente con Neumann y Morgenstern sentaron las bases matemáticas de la conducta egoísta del homo aeconómicus.
"Los elementos aleatorios y estadísticos que sostienen estas conductas provienen de juegos de azar, de mesa, incluyendo el ajedrez. Es innegable que en ciertos campos del conocimiento estos factores tienen un predominio absoluto.
"Pero en las sociedades reales, sobre todo humanas, la cosa no es tan simple. Existen campos en los que la competitividad es determinante, pero también los hay donde la cooperación es condición sine qua non. Son los llamados juegos de bien público.
"Al final de los '80, Werner Güth, de la Universidad Humboldt de Berlín, creó el llamado juego del ultimátum. Participan dos personas que se deben poner de acuerdo en cómo repartir un monto de dinero. Las mismas están incomunicadas.
"La elección de quién hará el reparto es fortuita. La otra aceptará o rechazará la oferta. Si acepta se cierra el trato. Si no, ambos se quedan con nada. El juego termina en cualquier caso.
"De esta recreación ha derivado la economía experimental con su protagonista principal: homo emoticus, variedad producto de la evolución darwiniana que se nutre de ideales. "Gestos del espíritu hacia alguna perfección" según José Ingenieros.
"Esta incipiente disciplina enfrenta a la omnipotente globalización de las macroeconomías, pero tiene a su favor la globalización del conocimiento entre los hombres".

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