Moisés Lebensohn: ejemplo de Doctrina y Acción

Hace cincuenta años, un 13 de junio de 1953, desaparecería una figura emblemática de la política argentina.
A pesar de haber fallecido tan joven, apenas cuarenta y cinco años, el influjo de su personalidad, la hondura de su pensamiento, calaron muy profundamente en un momento crucial de la historia de la U.C.R. y de la Nación, por tanto su obra y su trayectoria merecen ser difundidas.
Había nacido en Bahía Blanca un 14 de agosto de 1907 y desde muy joven abrazó la causa de la Democracia, ejerciendo desde la adolescencia el periodismo en cuyos quince años le hicieran escribir en un diario de campaña "Nuestra voz se hará sentir con toda vehemencia, cuando ella sea necesario en salvaguarda de los derechos e intereses del pueblo", y coherente con su línea de pensamiento jamás se apartó de aquella clarinada que lo despertara a la vida cívica, que muchas veces le costó la persecución y la cárcel, como a fines de 1930, por hablar en una fábrica en huelga, en solidaridad con los obreros que fueron su preocupación constante y por la juventud a quienes dedicara sus mejores esfuerzos y a quienes definiera como "la trompeta que pregona y la mano que lanza la semilla" y cuya misión decía debe ser "una juventud que pronuncie su mensaje con valor y vigor, no una juventud adocenada que cumpla con mansedumbre bovina las órdenes que llegan desde arriba". A los 24 años, para ser más precisos el 17 de octubre de 1931 funda en Junín su ciudad adoptiva, el periódico "Democracia".
Concejal en 1936, ya su fuerte personalidad se destaca y en 1938 es elegido Secretario General del Congreso Nacional de la Juventud Radical.
Presidente de la Junta Organizadora del V Congreso que en 1942 se reuniera en la Ciudad de Chivilcoy y que bajo su inspiración creadora produjera el pronunciamiento más importante de la Juventud de la U.C.R.
Las proposiciones juveniles de aquellos congresos presididos por Lebensohn en 1942 y 1944, llegan a ser sancionados casi textualmente en 1948 por la Honorable Convención Nacional quedando desde entonces como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria.
Ese "Grito de Chivilcoy", como gustaba decir Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que desde dentro y fuera del Partido estaban esperando una aurora de redención.
Fue junto a Larralde y Balbín entre otros, uno de los fundadores del Movimiento de Intransigencia y Renovación, por cuya lucha denodada en pos del voto directo de los afiliados triunfó en los comicios internos de la Provincia de Buenos Aires la fórmula Prat Larralde en 1946.
Lebensohn combatió con denuedo lo que él llamaba la política del "servicio personal", vieja maña de los caudillos de la política criolla que servía para que estos se manejaran con dádivas y prebendas ante su clientelismo electoral.
Luchó por la nacionalización del petróleo y la soberanía económica. Denunció la ley del Presidente Avellaneda que repartió 15 millones de hectáreas entre 250 personajes de la oligarquía vacuna, levantando la bandera de la reforma agraria.
En la Convención Constituyente de 1949 le tocó presidir el bloque de convencionales de la U.C.R. desde donde se opuso a la reelección del Presidente. Contrariamente a lo que se piense mantuvo una amistad con Eva Perón que le devenía de los pagos de Junín y con quien se reunía a la luz del día en una confitería de la calle Corrientes.
Presidió el Comité de la Provincia de Bs. As. en 1950 y como tal organizó el Congreso Agrario de Tandil, el Congreso Gremial de Avellaneda y el Primer Congreso Femenino Radical en Lanús.
En 1952 fue electo Presidente de la H. Convención Nacional en cuyo alto sitial lo sorprendiera la muerte y donde quedara grabado su postrer discurso que cerraría diciendo "Trabajaremos, lucharemos y sufriremos juntos compatriotas radicales, compatriotas argentinos. El esfuerzo no será estéril. De ese sacrificio está naciendo una vida nueva. Todo parto es laborioso, demanda sangre, requiere sufrimiento.
"Ahora se está alumbrando en la tierra argentina el nacimiento de la vieja Patria, que nosotros legaremos a nuestros hijos como una esperanza para toda la Humanidad.

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