Operaciones para destapar arterias, bajo la lupa
Nuevos estudios cuestionan el alcance de su efectividad y revalorizan la prevención
| 27 de Marzo de 2004 | 00:00

Hasta no hace mucho existía un consenso entre los especialistas en enfermedades coronarias, según el cual el estrechamiento progresivo de las arterias era la principal causa de ataques cardíacos y el desbloqueo por medios agresivos era el mejor remedio para evitarlos. Pero una serie de nuevos estudios realizados en Estados Unidos abren nuevos interrogantes en torno al tema al plantear que entre el 75 y el 80% de los infartos se producen a partir del estallido de placas blandas y frágiles, que no producen síntomas ni bloquean el flujo sanguíneo.
A partir de estos estudios los cada vez más populares tratamientos de apertura de arterias -como la cirugía de by pass y stents (jaulas de alambre muy usadas para mantener las placas contra la pared arterial)- pasaron al centro de la escena: los especialistas siguen subrayando su capacidad de mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes con problemas cardíacos. Y la de los stents de salvar a alguien que está sufriendo un ataque cardíaco destruyendo una obstrucción y manteniendo abiertas las arterias cerradas. Pero se abren interrogantes sobre su capacidad para prevenir ataques cardíacos.
Según un informe recientemente publicado en el New York Times el nuevo modelo de la enfermedad cardíaca muestra que la gran mayoría de los ataques cardíacos no se originan en obstrucciones que achican las arterias. La investigación menciona recientes estudios realizados en Estados Unidos que muestran que la forma más eficaz de evitar los ataques cardíacos en pacientes de alto riesgo es aceptando rigurosamente lo que puede parecer un viejo consejo: dejar de fumar, por ejemplo, y tomar medicación para controlar la presión arterial, bajar los niveles de colesterol y evitar los coágulos de sangre.
Según recientes investigaciones la mayoría de los ataques cardíacos no se producen a raíz del taponamiento de las arterias con placa sino cuando una zona de la placa revienta, se forma un coágulo en la zona y se interrumpe abruptamente el flujo de sangre. En el 75 al 80 por ciento de los casos, la placa que estalla no estaba obstruyendo una arteria y no habría sido corregida con stent o by pass. La placa que plantea riesgos es blanda y frágil, no produce síntomas y no se vería como una obstrucción al flujo de sangre.
Los pacientes cardíacos tienen cientos de placas vulnerables, por lo que para evitar ataques cardíacos hay que controlar todas las arterias, no sólo una sección achicada, hay que atacar la enfermedad en sí. Eso es lo que sucede cuando los pacientes toman medicación para bajar el colesterol, para controlar la presión y para evitar coágulos de sangre.
Pero las ideas antiguas persisten y cada vez es más la gente que no presenta síntomas pero se somete a operaciones de stents. Según un análisis de Merrill Lynch, en base a cifras de ventas, habrá más de un millón de operaciones de stents este año en EE UU, casi el doble de las realizadas hace cinco años.
Ricardo López Santi es director del grupo VARICG (Valoración de Riesgo Cardiovascular Global) e indica que esto no sucede en nuestra región, donde el costo de estas operaciones (un stent vale entre 3.000 y 8.000 pesos) hace que no sean tan utilizadas. Con todo, asegura que para individuos con gran riesgo cardiovascular las angioplastias mejoran significativamente la calidad de vida a través de una intervención con mucho menos riesgo que una cirugía cardiovascular.
"Debería estudiarse la base científica de estas aseveraciones que empiezan a surgir en Estados Unidos y hay que considerar que en ese país hay una tendencia a abusar de este recurso, pero en nuestro medio se evalúa muy cuidadosamente cuándo es la intervención agresiva el procedimiento adecuado a seguir.
ENFERMEDAD MUTANTE
Los investigadores han descubierto que la placa, y el riesgo de ataque cardíaco, pueden cambiar con rapidez- en cuestión de un mes, según un estudio reciente- con algo tan simple como una disminución intensa del colesterol. "Los resultados son ahora una bola de nieve," expresó el Dr. Peter Libby, de la Harvard Medical School. "La enfermedad es más mutante de lo que pensábamos."
Este cuadro cambiante de lo que sirve para evitar los ataques cardíacos, y por qué, surgió recién después de años de investigaciones que inicialmente fueron recibidas con descreimiento. Los primeros intentos por demostrar que abrir una arteria bloqueada salva vidas o evita ataques cardíacos no tuvieron éxito. La única excepción fue la cirugía de by pass, que demostró prolongar la vida de algunos pacientes con enfermedades severas pero que no consiguió evitar los ataques cardíacos.
Ya en 1986, el Dr. Greg Brown, de la Universidad de Washington en Seattle publicó un trabajo demostrando que los ataques cardíacos ocurrían en áreas de las arterias coronarias en las que había muy poca placa para acomodar con stent o by pass. Aproximadamente por la misma época, el Dr. Steven Nissen, de la Clínica Cleveland, comenzó a estudiar directamente las arterias coronarias de los pacientes con una cámara de ultrasonido en miniatura enhebrada en los vasos sanguíneos. Descubrió que las arterias estaban llenas de placas pero que éstas no alcanzaban a obstruir los vasos sanguíneos. Propuso entonces que el problema no estaba en la placa que producía un estrechamiento sino en cientos de otras áreas que estaban a punto de estallar.
A partir de estos estudios los cada vez más populares tratamientos de apertura de arterias -como la cirugía de by pass y stents (jaulas de alambre muy usadas para mantener las placas contra la pared arterial)- pasaron al centro de la escena: los especialistas siguen subrayando su capacidad de mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes con problemas cardíacos. Y la de los stents de salvar a alguien que está sufriendo un ataque cardíaco destruyendo una obstrucción y manteniendo abiertas las arterias cerradas. Pero se abren interrogantes sobre su capacidad para prevenir ataques cardíacos.
Según un informe recientemente publicado en el New York Times el nuevo modelo de la enfermedad cardíaca muestra que la gran mayoría de los ataques cardíacos no se originan en obstrucciones que achican las arterias. La investigación menciona recientes estudios realizados en Estados Unidos que muestran que la forma más eficaz de evitar los ataques cardíacos en pacientes de alto riesgo es aceptando rigurosamente lo que puede parecer un viejo consejo: dejar de fumar, por ejemplo, y tomar medicación para controlar la presión arterial, bajar los niveles de colesterol y evitar los coágulos de sangre.
Según recientes investigaciones la mayoría de los ataques cardíacos no se producen a raíz del taponamiento de las arterias con placa sino cuando una zona de la placa revienta, se forma un coágulo en la zona y se interrumpe abruptamente el flujo de sangre. En el 75 al 80 por ciento de los casos, la placa que estalla no estaba obstruyendo una arteria y no habría sido corregida con stent o by pass. La placa que plantea riesgos es blanda y frágil, no produce síntomas y no se vería como una obstrucción al flujo de sangre.
Los pacientes cardíacos tienen cientos de placas vulnerables, por lo que para evitar ataques cardíacos hay que controlar todas las arterias, no sólo una sección achicada, hay que atacar la enfermedad en sí. Eso es lo que sucede cuando los pacientes toman medicación para bajar el colesterol, para controlar la presión y para evitar coágulos de sangre.
Pero las ideas antiguas persisten y cada vez es más la gente que no presenta síntomas pero se somete a operaciones de stents. Según un análisis de Merrill Lynch, en base a cifras de ventas, habrá más de un millón de operaciones de stents este año en EE UU, casi el doble de las realizadas hace cinco años.
Ricardo López Santi es director del grupo VARICG (Valoración de Riesgo Cardiovascular Global) e indica que esto no sucede en nuestra región, donde el costo de estas operaciones (un stent vale entre 3.000 y 8.000 pesos) hace que no sean tan utilizadas. Con todo, asegura que para individuos con gran riesgo cardiovascular las angioplastias mejoran significativamente la calidad de vida a través de una intervención con mucho menos riesgo que una cirugía cardiovascular.
"Debería estudiarse la base científica de estas aseveraciones que empiezan a surgir en Estados Unidos y hay que considerar que en ese país hay una tendencia a abusar de este recurso, pero en nuestro medio se evalúa muy cuidadosamente cuándo es la intervención agresiva el procedimiento adecuado a seguir.
ENFERMEDAD MUTANTE
Los investigadores han descubierto que la placa, y el riesgo de ataque cardíaco, pueden cambiar con rapidez- en cuestión de un mes, según un estudio reciente- con algo tan simple como una disminución intensa del colesterol. "Los resultados son ahora una bola de nieve," expresó el Dr. Peter Libby, de la Harvard Medical School. "La enfermedad es más mutante de lo que pensábamos."
Este cuadro cambiante de lo que sirve para evitar los ataques cardíacos, y por qué, surgió recién después de años de investigaciones que inicialmente fueron recibidas con descreimiento. Los primeros intentos por demostrar que abrir una arteria bloqueada salva vidas o evita ataques cardíacos no tuvieron éxito. La única excepción fue la cirugía de by pass, que demostró prolongar la vida de algunos pacientes con enfermedades severas pero que no consiguió evitar los ataques cardíacos.
Ya en 1986, el Dr. Greg Brown, de la Universidad de Washington en Seattle publicó un trabajo demostrando que los ataques cardíacos ocurrían en áreas de las arterias coronarias en las que había muy poca placa para acomodar con stent o by pass. Aproximadamente por la misma época, el Dr. Steven Nissen, de la Clínica Cleveland, comenzó a estudiar directamente las arterias coronarias de los pacientes con una cámara de ultrasonido en miniatura enhebrada en los vasos sanguíneos. Descubrió que las arterias estaban llenas de placas pero que éstas no alcanzaban a obstruir los vasos sanguíneos. Propuso entonces que el problema no estaba en la placa que producía un estrechamiento sino en cientos de otras áreas que estaban a punto de estallar.
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