7 y 529: una esquina que ya es sinónimo de peligro
Los vecinos reclaman medidas de seguridad para evitar que ocurran accidentes
| 31 de Marzo de 2005 | 00:00

El lunes pasado ocurrió otro accidente en 7 y 529. Está vez nadie resultó lastimado, pero el hecho bastó para que vuelva a la memoria de los platenses la tragedia de noviembre de 2002 (cuando fallecieron cinco jóvenes y un sargento de la Policía) y tantos choques más con saldos graves e incluso fatales. Hace años que los vecinos del barrio reclaman al Municipio medidas de seguridad vial, y a pesar de la presentación de expedientes y de la larga historia de muertes no se han adoptado mecanismos de prevención en esa esquina tan peligrosa.
Cada chillido de frenos que se escucha en la zona de 7 y 529 pone en alerta a los vecinos. No sólo llevan un registro minucioso de cada uno de los accidentes graves sucedidos en los últimos años; también temen que se produzca algún choque contra un frente (que suele ser frecuente) o que un auto termine en la vereda y provoque víctimas. Cuando el lunes una camioneta colisionó contra un árbol volvieron a saltar las voces de protesta ante la falta de medidas de prevención y acciones de control del tránsito. "Por poco no se mete en una casa", dijo el ex juez Braulio Fonseca, que vive en 7 entre 529 y 530, y le preocupa el riesgo que corren sus ocho nietos.
La gente del barrio ha insistido en numerosas oportunidades en pedir al Municipio que coloque semáforos, construya lomos de burro, y adopte acciones como destinar una patrulla de Control Urbano para vigilar el tránsito los fines de semana a la noche y a la madrugada, que son los momentos en que se produce la mayoría de los accidentes graves.
Leonardo Lasagna, vecino y comerciante de 7 entre 529 y 530, recuerda "por lo menos" 20 accidentes en los trece años que lleva de residencia en esa cuadra. "Desde que hicieron el tramo nuevo de la Avenida Antártida fue peor, porque desde entonces en las madrugadas de los fines de semana no deja de haber accidentes con vuelcos de 15 ó 20 metros. Yo estoy en un sector clave, porque la mayoría de los choques terminan en mi vereda o en la de mi vecino". El joven vive de la mano que va hacia la capital federal, en el punto hasta el que suelen llegar los vehículos cuando los conductores que circulan en el otro sentido pierden el control de la dirección y cruzan hacia la mano contraria.
Antes de la tragedia de 2002 hubo numerosos accidentes en la esquina de 7 y 529. Y ya desde entonces los vecinos peleaban por la adopción de medidas de seguridad vial. Después del choque fatal de hace un poco más de dos años, la gente de la zona insistió con petitorios y presentación de expedientes.
Cada chillido de frenos que se escucha en la zona de 7 y 529 pone en alerta a los vecinos. No sólo llevan un registro minucioso de cada uno de los accidentes graves sucedidos en los últimos años; también temen que se produzca algún choque contra un frente (que suele ser frecuente) o que un auto termine en la vereda y provoque víctimas. Cuando el lunes una camioneta colisionó contra un árbol volvieron a saltar las voces de protesta ante la falta de medidas de prevención y acciones de control del tránsito. "Por poco no se mete en una casa", dijo el ex juez Braulio Fonseca, que vive en 7 entre 529 y 530, y le preocupa el riesgo que corren sus ocho nietos.
La gente del barrio ha insistido en numerosas oportunidades en pedir al Municipio que coloque semáforos, construya lomos de burro, y adopte acciones como destinar una patrulla de Control Urbano para vigilar el tránsito los fines de semana a la noche y a la madrugada, que son los momentos en que se produce la mayoría de los accidentes graves.
Leonardo Lasagna, vecino y comerciante de 7 entre 529 y 530, recuerda "por lo menos" 20 accidentes en los trece años que lleva de residencia en esa cuadra. "Desde que hicieron el tramo nuevo de la Avenida Antártida fue peor, porque desde entonces en las madrugadas de los fines de semana no deja de haber accidentes con vuelcos de 15 ó 20 metros. Yo estoy en un sector clave, porque la mayoría de los choques terminan en mi vereda o en la de mi vecino". El joven vive de la mano que va hacia la capital federal, en el punto hasta el que suelen llegar los vehículos cuando los conductores que circulan en el otro sentido pierden el control de la dirección y cruzan hacia la mano contraria.
Antes de la tragedia de 2002 hubo numerosos accidentes en la esquina de 7 y 529. Y ya desde entonces los vecinos peleaban por la adopción de medidas de seguridad vial. Después del choque fatal de hace un poco más de dos años, la gente de la zona insistió con petitorios y presentación de expedientes.
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