Tiempo de aprender
| 15 de Agosto de 2005 | 00:00

La abogada Mónica Beatriz Bornia, profesora de Filosofía del Derecho, expresa: "Creemos generalmente que es el alumno, quien en el proceso de enseñanza-aprendizaje, está aprendiendo. Este concepto es incompleto, puesto que cada clase, cada examen, cada diálogo en el que participan el docente y el alumno genera enseñanzas para ambas partes. Pocas profesiones deben ser tan gratificantes y hermosas como la de ser 'Profesor', claro que esta tarea, como cualquier otra que se desee emprender, debe ser motivada y sostenida por una sólida 'vocación', para honrarla.
"La labor docente requiere gran paciencia y dedicación, quien se irrita ante la ignorancia pierde la maravillosa posibilidad de enseñar, lo cual debiese ser su mayor orgullo. Además nadie puede gobernar si no sabe gobernarse.
"La educación exige especial cuidado, y sus frutos se recogen en el porvenir, por este motivo es tan importante que el profesor comprenda que es 'un formador', su misión no se agota en la transmisión de conocimientos; debe templar caracteres, y esto significa que al alumno se le debe mostrar que el fracaso nos da la oportunidad de comenzar de nuevo con más sagacidad y que cuando decida volver a internarlo allí estaremos, para alegrarnos si lo logra o ayudarlo si debiese recomenzar.
"Gran parte de la bondad reside en querer ser bueno, si en el docente se advierte la pasión por enseñar, la preocupación porque sus pupilos comprenden, esta actitud atrae naturalmente al alumno, quien querrá ser un buen alumno, pues tiene la oportunidad de estar junto a un buen profesor, que sabe, está dispuesto a escuchar sus interrogantes seriamente como corresponde, sin burlarse si la pregunta fue una obviedad (claro, para quien conoce la respuesta).
"¿Quién soy yo para que me ofenda una respuesta errónea?, es imposible que el hombre sea iracundo y sabio a la vez.
"Al maestro se lo elige por la admiración que despierta su conducta y no sus palabras, por esto es tan importante decir lo que sentimos y sentir lo que decimos, nuestras palabras deben estar de acuerdo con nuestra vida.
"Séneca nos enseñó: 'Busca a aquellos que te ayuden a superarte y recibe también a quienes tú puedas mejorar. Esto es recíproco; los hombres aprenden cuando enseñan'."
"La labor docente requiere gran paciencia y dedicación, quien se irrita ante la ignorancia pierde la maravillosa posibilidad de enseñar, lo cual debiese ser su mayor orgullo. Además nadie puede gobernar si no sabe gobernarse.
"La educación exige especial cuidado, y sus frutos se recogen en el porvenir, por este motivo es tan importante que el profesor comprenda que es 'un formador', su misión no se agota en la transmisión de conocimientos; debe templar caracteres, y esto significa que al alumno se le debe mostrar que el fracaso nos da la oportunidad de comenzar de nuevo con más sagacidad y que cuando decida volver a internarlo allí estaremos, para alegrarnos si lo logra o ayudarlo si debiese recomenzar.
"Gran parte de la bondad reside en querer ser bueno, si en el docente se advierte la pasión por enseñar, la preocupación porque sus pupilos comprenden, esta actitud atrae naturalmente al alumno, quien querrá ser un buen alumno, pues tiene la oportunidad de estar junto a un buen profesor, que sabe, está dispuesto a escuchar sus interrogantes seriamente como corresponde, sin burlarse si la pregunta fue una obviedad (claro, para quien conoce la respuesta).
"¿Quién soy yo para que me ofenda una respuesta errónea?, es imposible que el hombre sea iracundo y sabio a la vez.
"Al maestro se lo elige por la admiración que despierta su conducta y no sus palabras, por esto es tan importante decir lo que sentimos y sentir lo que decimos, nuestras palabras deben estar de acuerdo con nuestra vida.
"Séneca nos enseñó: 'Busca a aquellos que te ayuden a superarte y recibe también a quienes tú puedas mejorar. Esto es recíproco; los hombres aprenden cuando enseñan'."
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