Carreras con buenos pronósticos y pocos ingresantes interesados
| 12 de Noviembre de 2006 | 00:00

En la última inscripción para la carrera de Agrimensura, que se estudia en la facultad de Ingeniería, se inscribieron una treintena de alumnos. Es una cifra cercana al promedio de los últimos años, en los que el número de inscriptos osciló siempre entre los 30 y los 40, un dato que contrasta con la realidad de un mercado de trabajo que en la actualidad pide agrimensores sin encontrarlos.
Lo cuenta César Garachico, presidente del Consejo de Agrimensores de la Provincia de Buenos Aires, que a la luz de esta situación inició una fuerte campaña de difusión de la carrera en escuelas secundarias en los últimos meses tratando de captar nuevos estudiantes.
El caso de Agrimensura ilustra el de aquellas carreras que, a pesar de ser poco conocidas y solicitadas por los ingresantes, tienen muy buenas perspectivas de inserción laboral.
"Creemos que con la actual situación del mercado de trabajo la matrícula podría duplicarse sin que se resienta la inserción en el mundo del trabajo de los agrimensores", dice Garachico, que atribuye al repunte de la construcción y al actual auge del tráfico inmobiliario la fuerte oferta de trabajo que está recibiendo el sector.
Este panorama también se advierte en las aulas de la facultad, donde los estudiantes de Agrimensura consiguen sus primeros trabajos sin haber terminado la carrera.
PUESTOS VACANTES
"La inserción laboral del nuevo profesional de la agrimensura es actualmente inmediata. Los egresados consiguen desde el principio trabajos con ingresos interesantes para un recién recibido, que rondan los 1.500 pesos", explica Garachico.
El ingreso de un agrimensor que trabaja por su cuenta en el campo privado oscila, en tanto, entre los 4.000 y los 5.000 pesos mensuales, según Garachico, que indica que la prosperidad del sector privado hace que los puestos estatales -que ofrecen sueldos inferiores- no lleguen a cubrirse.
"Actualmente hay muchos puestos vacantes en municipios y en el Estado provincial. Esas demandas llegan al Concejo, donde lo único que podemos responder es que no hay agrimensores disponibles", apunta Garachico.
La posibilidad de estudiar la carrera sólo existe en tres puntos de la región: la Universidad de La Plata, la de Bahía Blanca y la UBA. Y en los tres, según Garachico, se presenta un problema similar.
Para el dirigente, una de las razones que explicaría esta escasez de aspirantes a ser agrimensores a pesar de las buenas perspectivas laborales de la carrera, se explicaría por la falta de información de los estudiantes secundarios.
"La agrimensura es una profesión muy antigua que ha tenido en el país exponentes muy destacados, como el perito Moreno o Raúl Scalabrini Ortiz. Sin embargo sus historias, que son apasionantes, son poco conocidas por los chicos, lo que nos hizo tomar la decisión de salir a difundir la carrera a las escuelas", dice Garachico.
Cuando se le pregunta si los vaivenes del tráfico inmobiliario y de la economía pueden afectar las perspectivas de la carrera a futuro, Garachico no duda: "somos tan pocos que hasta en las épocas de vacas flacas hemos trabajado bien", dice.
Lo cuenta César Garachico, presidente del Consejo de Agrimensores de la Provincia de Buenos Aires, que a la luz de esta situación inició una fuerte campaña de difusión de la carrera en escuelas secundarias en los últimos meses tratando de captar nuevos estudiantes.
El caso de Agrimensura ilustra el de aquellas carreras que, a pesar de ser poco conocidas y solicitadas por los ingresantes, tienen muy buenas perspectivas de inserción laboral.
"Creemos que con la actual situación del mercado de trabajo la matrícula podría duplicarse sin que se resienta la inserción en el mundo del trabajo de los agrimensores", dice Garachico, que atribuye al repunte de la construcción y al actual auge del tráfico inmobiliario la fuerte oferta de trabajo que está recibiendo el sector.
Este panorama también se advierte en las aulas de la facultad, donde los estudiantes de Agrimensura consiguen sus primeros trabajos sin haber terminado la carrera.
PUESTOS VACANTES
"La inserción laboral del nuevo profesional de la agrimensura es actualmente inmediata. Los egresados consiguen desde el principio trabajos con ingresos interesantes para un recién recibido, que rondan los 1.500 pesos", explica Garachico.
El ingreso de un agrimensor que trabaja por su cuenta en el campo privado oscila, en tanto, entre los 4.000 y los 5.000 pesos mensuales, según Garachico, que indica que la prosperidad del sector privado hace que los puestos estatales -que ofrecen sueldos inferiores- no lleguen a cubrirse.
"Actualmente hay muchos puestos vacantes en municipios y en el Estado provincial. Esas demandas llegan al Concejo, donde lo único que podemos responder es que no hay agrimensores disponibles", apunta Garachico.
La posibilidad de estudiar la carrera sólo existe en tres puntos de la región: la Universidad de La Plata, la de Bahía Blanca y la UBA. Y en los tres, según Garachico, se presenta un problema similar.
Para el dirigente, una de las razones que explicaría esta escasez de aspirantes a ser agrimensores a pesar de las buenas perspectivas laborales de la carrera, se explicaría por la falta de información de los estudiantes secundarios.
"La agrimensura es una profesión muy antigua que ha tenido en el país exponentes muy destacados, como el perito Moreno o Raúl Scalabrini Ortiz. Sin embargo sus historias, que son apasionantes, son poco conocidas por los chicos, lo que nos hizo tomar la decisión de salir a difundir la carrera a las escuelas", dice Garachico.
Cuando se le pregunta si los vaivenes del tráfico inmobiliario y de la economía pueden afectar las perspectivas de la carrera a futuro, Garachico no duda: "somos tan pocos que hasta en las épocas de vacas flacas hemos trabajado bien", dice.
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