Los árboles platenses, un tesoro a la vista de todos

Guía para saber en qué zona está cada especie y cuando se pueden apreciar en su esplendor

En el transcurso de cada año, la riqueza forestal de la Ciudad ofrece al observador atento postales imperdibles. Las más de cien especies de árboles con que cuentan las veredas y espacios verdes se muestran con su floración y su follaje a pleno, entregando una amplia variedad de colores, formas y perfumes, que se mezclan en combinaciones prácticamente infinitas y confieren a La Plata un carácter único.

Los pequeños y exuberantes crespones que por estos días pueden verse en la Ciudad -abundan en la zona Sur, calle 17 entre 60 y 71- con sus flores blancas, rosadas y violáceas son apenas un botón de muestra. Hoy por hoy pueden hallarse tilos, magnolias y sóforas en flor. "Se vienen" los palos borrachos con sus flores rosadas o blancas. Y en otoño, algunas especies -como el liquidámbar- se destacarán por sus hojas, virando a tonos oscuros antes de caer y dejar paso al letargo invernal.

Entre las 106 categorías taxonómicas -especies, géneros, variedades- y los 81 mil ejemplares que el reciente censo forestal de la UNLP y la Comuna clasificaron en el casco urbano platense, muchas sobresalen por su cantidad, y otras por sus rasgos estéticos llamativos. Los tilos, por ejemplo. Infaltables en la avenida 7, presentes por todas partes -hay unos 8 mil-, perfuman la ciudad a inicios del verano con sus ramilletes de pequeñas flores blancas y amarillas.

Alrededor de 3.100 paraísos (melia azedarach) también pueden hallarse en casi toda la ciudad. Con alturas que pueden rondar los 15 metros, pequeñas hojas dentadas y excelente sombra, florecen a fines de primavera en color liliáceo o púrpura, perfumando intensamente lugares como la plaza Belgrano de 13 y 39 o la diagonal 74 entre 1 y 120. El separador central de diagonal 74 entre las plazas Italia y Alsina fue forestado recientemente con retoños de esta especie.

Los crespones o árboles de Júpiter (lagerstroemia indica) rayan alto en el "ranking" de biodiversidad platense -detrás de los fresnos, tilos y acacias-. Este árbol decorativo de atractivo tronco liso, marrón claro, posee la particularidad de oscurecer sus hojas en las horas finales del día. Florece en verano y tiene más de 3.300 representantes; sus diferentes tonalidades pueden apreciarse en la calle 58 entre 18 y 20, entre otros puntos urbanos.

De moda en los años '70 y `80, las falsas acacias (robinia) hoy no son las preferidas a la hora de forestar veredas por su propensión a inclinarse y caer durante las tormentas. Sin embargo, al menos 3.500 ejemplares de las variedades blanca y rosada -ésta última con mejor performance- pueden hallarse en las calles platenses, por ejemplo en ramblas como la de 19 entre 44 y 60. Sus hojas son muy pequeñas y ovaladas, y las flores, que aparecen a fines de primavera, se reúnen en racimos colgantes.

Los naranjos amargos (citrus aurantium) caracterizan a la calle 47, entre 1 y 12. De origen asiático, muy perfumados a fines de primavera, alcanzan apenas los cinco metros. Y están en retirada, un poco por su fragilidad, otro por el vandalismo, y otro por la falta de mantenimiento. Algo similar ocurre con los castaños de la India (aesculus hippocastanum) plantados en el eje de avenida 53, en la plaza San Martín: con corteza estriada marrón-rojiza, y pequeñas flores en racimos blancos y rosados que aparecen durante el verano, están invadidos por claveles del aire.

También en la céntrica plaza San Martín, en las prolongaciones imaginarias de las avenida 51 y 53, las magnolias (magnolia grandiflora) soportan el ataque de claveles del aire. Sus enormes flores blancas -hasta veinte centímetros de diámetro-, de inconfundible fragancia, aparecen entre noviembre y febrero. Los jacarandaes (jacarandá mimosifolia) de diagonal 73 -entre las plazas Azcuénaga y Rocha- también llaman la atención con sus flores lilas y ambientan una de los más bellas postales de la ciudad entre noviembre y diciembre.

OTRAS ESPECIES

La misma diagonal 73, entre 1 y 7 -plazas Matheu a Rocha- aloja en su rambla decenas de tipas (tipuana tipu): con hojas ovaladas de color verde opaco, y copas de grandes dimensiones que "lloran" en verano, este árbol originario del noroeste argentino florece en tonalidades amarillas entre noviembre y diciembre. Otro de los lugares en que se lo puede apreciar es la plazoleta ubicada frente a la basílica de San Ponciano. También llegado desde el NOA, el lapacho (tabebuia) en su versión rosada gana espacios a partir de las recientes forestaciones en calle 12 y varias plazoletas de las diagonales 74, 77, 78 y 80; su atractiva floración se da en octubre. El mismo mes en que las flores rojas del ceibo (erythrina crista-galli), se pueden apreciar en todo su esplendor junto al Lago del Bosque, y en las plazas San Martín y Moreno.

Por estos días, otro de los "hijos" de los reductos subtropicales del norte argentino, el palo borracho (chorisia speciosa), se prepara para mostrar sus flores amarillo-crema o rosadas, y el particular "algodón" en sus frutos. Se lo podrá ver -entre otros lugares- en la avenida 51 entre 7 y 10, y hay un magnífico ejemplar en la plazoleta de 18, diagonal 75 y 61. Antes de la llegada del invierno, los liquidámbares (liquidambar styracifolia) -existen en todo el casco urbano, por ejemplo en la esquina de 5 y 47- se "despedirán" virando al rojo sus hojas de cinco puntas y dejando caer sus característicos frutos leñosos, marrones y puntiagudos, de frecuente uso ornamental.

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