Del baile a "La Ola"

Luego de su destacada participación en Bailando por un Sueño 4, la blonda Rocío Guirao Díaz parece querer dar un vuelco definitivo a su carrera. Y, como tantas otras rubias a lo largo de los últimos años, todo indica que anhela dedicarse a los niños. Rocío habría sido la elegida por Flavia Palmiero para ser la nueva cara de La Ola Verde, espacio que llevó a la fama a esta última hace ya veinte años, cuando ella misma era una veinteañera.

Pero el tiempo pasó y los roles cambiaron. En esta versión del programa infantil, Flavia sería la productora y Guirao Díaz la conductora. Aunque todos los involucrados en el proyecto trataron de mantenerlo bajo llave durante las últimas semanas, el "sí" ya habría sido dado y Palmiero llevaría a sus huestes a la bella y ascendente modelo. Es así como Rocío se suma a la larga lista de bombas explosivas que terminan descubriendo que su vocación son los chicos.

¿Se acuerdan de Carozo y Narizota y Gaby, Fofó y Miliki, ídolos de los bajitos allá por los '70? Los chicos de hoy ya no toman la leche con el Capitán Piluso ni pasean en el auto feo de Pipo Pescador... Tampoco se preguntan que gusto tiene la sal con Carlitos Balá. Los tiempos que corren hicieron cambiar drásticamente el perfil de los conductores infantiles.

SUCESORA DE XUXA

Pero el fenómeno, ya se sabe, está lejos de ser novedoso: empezó hace bastante tiempo con la explosión de Xuxa hace casi dos décadas. La ex novia de Pelé, después de incursionar como modelo publicitaria -y filmar un par de películas porno en su más tierna juventud- se convirtió en la Reina de los Bajitos y, desde Brasil, aterrizó en nuestro país donde el boom fue absoluto. Munida de sus botas, minishorts y rodeada de las Paquitas, Xuxa convocó a toda una generación al ritmo de su Ilarié.

Por la misma época, una adolescente Flavia Palmiero hacía lo propio con La Ola Verde y La Ola Está de Fiesta, programas que coparon la audiencia infantil y que le permitieron a la actriz vender millones de discos -¿quién no se acuerda de Me Voy a Hacer Pipí?- y llenar teatros.

Menos suerte tuvo la conductora Patricia Lage -también rubia y modelo-, quien intentaba infructuosamente una imitación de la brasileña bajo el seudónimo Patsy.

¿QUE MIRAN LOS CHICOS?

Lo cierto es que la de conductoras jóvenes, rubias, simpáticas y, especialmente, exuberantes y con vestuario audaz, que se convierten en la imagen de programas para niños, es una historia que, con mayor o menor impacto, continuaron otras como Reina Reech, Cecilia Caramelito Carrizo y, más cerca en el tiempo, Laura Franco, Panam.

Pero el contenido televisivo para niños sigue siendo motivo de controversias y debates, especialmente entre los especialistas, quienes destacan que se trata de programas que aluden a un lugar de adultos, más que acordes a la edad de quienes los miran. Más aún: advierten que se proponen modelos identificatorios que se vinculan con el inicio de la sexualidad manifiesta a edades cada vez más precoces.

En tanto, pareciera que -salvo contadísimas excepciones, como los productos de Cris Morena o más actualmente Patito Feo-, la frenética necesidad de rating no hizo más que dejar al sector de la infancia como uno de los más olvidados. Aún los ciclos de Cris e Ideas del Sur parecen apuntar más hacia un público adolescente que a la franja de los más pequeños, que tienen que conformarse con los dibujitos foráneos del cable.

Quienes programan la televisión prefieren conductoras rubias y con vestimenta sexy, condiciones que, aunque pueden no excluir la calidad, al menos la ponen en duda y hasta resultan llamativas. El erotismo parece jugar un papel fundamental en los ciclos para niños.

La lista sigue, y no incluye solamente a Guirao. La ex Bandana, Virginia Da Cunha, la más rubia y sensual del grupo, está armando su propio programa infantil, que tendría como eje la ecología. "Me parece que hay que concientizar a los chiquitos sobre la necesidad de cuidar la Tierra y toda la belleza que nos rodea", declaró.

También la mística Jimena Cirulnyk, y Mariana Fabbiani, incursionaron en su momento con los más chiquitos. Aunque cierto es que, al lado de sus compañeras de rubro, la conductora de RSM parecía una carmelita descalza.

El requisito sólo parece ser, además de los atributos físicos, cantar y bailar, aunque no siempre bien. Y el formato, similar: algunas canciones, vestuario llamativo, muñecos y concursos telefónicos, todo aderezado con publicidades de aquello que "los niños no pueden dejar de tener". O los papis de comprar, que viene a ser más o menos lo mismo. "Salvo yo, todas las atorrantas quieren tener un programa infantil", espetó tiempo atrás, con su conocida verborragia, la siempre polémica Silvia Süller. Los niños, mientras tanto, siguen siendo el sector más postergado de nuestra tan vapuleada tevé.


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