La familia, eje de su pasión por el baile

La familia jugó un rol fundamental en la vida de Julio Bocca, ya que si bien demostró desde sus primeros años talento natural para la danza, el entorno afectivo hizo mucho para que pudiera despertar su arte.

Nancy, su madre, y su abuela, que hoy tiene 90 años, son aún refugios insustituibles para el bailarín que no ha borrado de su mente los recuerdos de la infancia, el placer de caminar por la playa desde la casa que la familia aún posee en Mar de Ajó y los sacrificios realizados para alcanzar sus sueños.

Julio se inició en el baile de la mano de su madre, que enviudó cuando él era muy pequeño y que le permitió integrarse al mundo de la danza en todas sus expresiones.

Esa fue la razón que dio origen a la diversidad de composiciones que supo interpretar a lo largo de su fructífera carrera, desde la rigurosa danza clásica hasta el abordaje al tango o a la música contemporánea.

También la vida sencilla y el esfuerzo familiar para brindarle educación marcaron su vida. "Mi mamá tenía que trabajar en tres horarios para pagarme los estudios, los viajes en colectivo al Colón y por eso, para mí, es muy importante el trabajo y tener la seguridad de un techo", ha dicho Julio al referirse a su pasado.

Pero ese techo propio también lo consiguió en la danza, cuando a los 20 años directores de teatros como el Kirov o el Bolshoi le dijeron: "estos teatros son tu casa".

También ha agradecido a su familia por "no ser represora". "Desde chiquitito yo hacia lo que quería", recordó Julio mientras exaltaba que también "desde chiquitito quería ser un bailarín de fama internacional".

Esas vivencias hicieron que para Julio, la libertad siempre fuera un arma para manejar a su modo: "sólo me avisaban sobre las cosas que podían ser dañinas o peligrosas pero me dejaban en libertad", destacó.

Muy mimado y travieso durante sus primeros años, Julio se transformó con el tiempo en un joven introvertido, amante de las pocas palabras y con un perfil bajo y sencillo que lo obligó a tener grandes responsabilidades.

Ahora ha confesado que quiere iniciar una etapa nueva, donde los amigos y la familia tendrán prioridad. Pero seguramente su corazón no dejará de lado el incalculable esfuerzo que significa para un bailarín el rigor de la disciplina y el estudio que exige cada movimiento para parecer en escena un hecho simple y natural.

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