Vecinos movilizados para salvar al club Aconcagua
La entidad de 69 entre 4 y 5 está casi despojada y en plena crisis institucional
| 14 de Mayo de 2007 | 00:00

Malherido por las crisis institucionales y económicas que arrastraron al borde de la desaparición a muchos clubes de barrio platenses, el Aconcagua es hoy apenas una sombra de lo que supo ser. Casi sin mobiliario, despojado de actividades culturales y deportivas, saqueada su biblioteca, el edificio de 69 entre 4 y 5 sólo alberga fantasmas de los tiempos dorados -medio siglo atrás-. Sin embargo, no todo está perdido. Al menos eso asegura un grupo de vecinos que puso manos a la obra para hacerse cargo de la entidad, salvando el virtual estado de acefalía que generó la renuncia de su más reciente "comisión normalizadora".
"Somos vecinos y socios de toda la vida que nos presentamos ante la dirección de Personas Jurídicas con el objetivo de gestionar la depuración de las planillas societarias, y llamar a elecciones como primer paso para reflotar el club" explica Oscar "Cacho" Silvestrelli: "lamentablemente, las comisiones que pasaron desde 1999 a la fecha no presentaron ningún balance, ni cumplieron con los trámites básicos para el funcionamiento de cualquier institución".
Según relataron los vecinos -Silvestrelli, Pedro Colombo, Elida Ríos, Elida Ruggeri, Silvia Scianda, Marta Arrieta, Juan Carlos Digdanián y Alberto Alba-, "a fines del año pasado se designó una comisión normalizadora, que tampoco pudo sacar del pozo a la institución y ya presentó su renuncia. En Personas Jurídicas nos asesoraron muy bien al respecto, esperamos ahora que tomen la decisión lo más rápido posible así nos podemos poner a trabajar".
"Ultimamente, sólo se realizaban reuniones de grupos de Tercera Edad, y por las noches el club se convertía en un lugar para jugar a las cartas" resume Pedro Colombo: "desde los 90 no se cobra la cuota societaria, por lo que las planillas se llenaron con personas allegadas a las diferentes comisiones como estrategia para conservar la conducción; eso derivó en desgobierno y vaciamiento".
UN POCO DE HISTORIA
El Club Social, Cultural y Deportivo Aconcagua fue fundado el 31 de julio de 1944. Nació en 69 N°437, en casa de la familia Scianda, y luego se mudó al lote que ocupa su actual sede, en 69 N°480 entre 4 y 5. Cuenta con un amplio gimnasio -con canchas de básquet y fútbol 5-; con la biblioteca Juan Vucetich, que llegó a tener 10 mil libros, muchos de ellos donados por René Favaloro -hoy queda la décima parte-; y con las aulas que alojaron por más de 40 años el Jardín de Infantes 952, fundado en 1961 y uno de los primeros de la Ciudad.
En su época de esplendor -durante los años '50 del siglo pasado-, tuvo más de 2 mil socios activos; hubo entre ellos campeones de bochas, destacados equipos de básquet y de fútbol infantil. Los vecinos planean recuperar "paulatinamente" actividades deportivas, y acondicionar los salones para permitir la realización de eventos. También se baraja la concesión de algún emprendimiento gastronómico, como fuente de ingresos -actualmente insuficientes para el mantenimiento de la amplia sede-.
"Es una refundación", asegura Alberto Alba, ex presidente de la Federación de Instituciones local, "y el objetivo es recuperar el espíritu original del club, beneficiando al vecindario. Afortunadamente, hay empuje, compromiso y responsabilidad para sacar esto adelante". En el futuro inmediato, el sueño es módico pero apunta a revivir un clásico de otros tiempos: la tradicional "chocolateada" del 25 de mayo, con la sede embanderada y celebrando un nuevo comienzo para el viejo Aconcagua.
"Somos vecinos y socios de toda la vida que nos presentamos ante la dirección de Personas Jurídicas con el objetivo de gestionar la depuración de las planillas societarias, y llamar a elecciones como primer paso para reflotar el club" explica Oscar "Cacho" Silvestrelli: "lamentablemente, las comisiones que pasaron desde 1999 a la fecha no presentaron ningún balance, ni cumplieron con los trámites básicos para el funcionamiento de cualquier institución".
Según relataron los vecinos -Silvestrelli, Pedro Colombo, Elida Ríos, Elida Ruggeri, Silvia Scianda, Marta Arrieta, Juan Carlos Digdanián y Alberto Alba-, "a fines del año pasado se designó una comisión normalizadora, que tampoco pudo sacar del pozo a la institución y ya presentó su renuncia. En Personas Jurídicas nos asesoraron muy bien al respecto, esperamos ahora que tomen la decisión lo más rápido posible así nos podemos poner a trabajar".
"Ultimamente, sólo se realizaban reuniones de grupos de Tercera Edad, y por las noches el club se convertía en un lugar para jugar a las cartas" resume Pedro Colombo: "desde los 90 no se cobra la cuota societaria, por lo que las planillas se llenaron con personas allegadas a las diferentes comisiones como estrategia para conservar la conducción; eso derivó en desgobierno y vaciamiento".
UN POCO DE HISTORIA
El Club Social, Cultural y Deportivo Aconcagua fue fundado el 31 de julio de 1944. Nació en 69 N°437, en casa de la familia Scianda, y luego se mudó al lote que ocupa su actual sede, en 69 N°480 entre 4 y 5. Cuenta con un amplio gimnasio -con canchas de básquet y fútbol 5-; con la biblioteca Juan Vucetich, que llegó a tener 10 mil libros, muchos de ellos donados por René Favaloro -hoy queda la décima parte-; y con las aulas que alojaron por más de 40 años el Jardín de Infantes 952, fundado en 1961 y uno de los primeros de la Ciudad.
En su época de esplendor -durante los años '50 del siglo pasado-, tuvo más de 2 mil socios activos; hubo entre ellos campeones de bochas, destacados equipos de básquet y de fútbol infantil. Los vecinos planean recuperar "paulatinamente" actividades deportivas, y acondicionar los salones para permitir la realización de eventos. También se baraja la concesión de algún emprendimiento gastronómico, como fuente de ingresos -actualmente insuficientes para el mantenimiento de la amplia sede-.
"Es una refundación", asegura Alberto Alba, ex presidente de la Federación de Instituciones local, "y el objetivo es recuperar el espíritu original del club, beneficiando al vecindario. Afortunadamente, hay empuje, compromiso y responsabilidad para sacar esto adelante". En el futuro inmediato, el sueño es módico pero apunta a revivir un clásico de otros tiempos: la tradicional "chocolateada" del 25 de mayo, con la sede embanderada y celebrando un nuevo comienzo para el viejo Aconcagua.
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