Las claves del caso
| 10 de Junio de 2007 | 00:00

* MADRUGADA DEL CRIMEN: Nora Dalmasso, de 51 años, murió estrangulada el 25 de noviembre último por presión dactilar en el cuello, en la habitación de su hija menor. Al principio de la investigación, se creyó que el deceso se había producido por presión del cinturón de una bata en torno al cuello, pero luego se descartó.
El cuerpo de la mujer fue encontrado alrededor de 36 horas después del crimen, por un vecino, quien alertó a la policía. De inmediato fue descartado el robo, ya que no faltaban objetos de valor y tampoco dinero que la víctima guardaba. Dalmasso estaba semidesnuda, y en la mesa de luz de la habitación se encontró un tarro de vaselina (sin utilizar).
* PESQUISA DE LABORATORIO: ante la imposibilidad de generar un avance en la causa mediante declaraciones, todo quedó en manos de las pericias de laboratorio. Así, la autopsia reveló que Dalmasso tuvo -antes de su muerte- relaciones sexuales intensas, vía anal y vaginal. La sospecha fue que la muerte se produjo a raíz de practicar sexo extremo, por prácticas tipo sadomasoquistas, pero luego se descartó tal hipótesis.
El cuerpo presentaba hematomas en varias partes, y rastros de una mordida en el pecho. Se dijo que en una de las manos de la víctima, se había encontrado un mechón de pelo del asesino, presuntamente en un intento desesperado por no morir, pero el fiscal desechó la información.
* PRIMEROS IMPUTADOS: la complejidad del caso derivó en hipótesis del crimen sin demasiada evidencia. Primero, surgió el nombre de Rafael Magnasco, un ex funcionario provincial, que hasta fue sometido a la extracción de sangre para comprar su ADN con el encontrado en la vivienda.
Descartado, surgió la imputación de un pintor identificado como Gastón Zárate, que por la fecha del homicidio trabajaba en la casa de los Macarrón. El joven, que estuvo detenido algunos días, fue bautizado "perejil" por los vecinos de Río Cuarto.
* VUELCO INESPERADO: cuando parecía que la causa estaba estancada, el fiscal Di Santo imputó el jueves al propio hijo de Dalmasso como autor del crimen y también por abuso sexual. En su resolución, el investigador utilizó la figura de "sospecha leve", contemplada en el Código Procesal Penal cordobés, que permite al imputado mantener la libertad.
La sospecha contra Facundo, se conoció ahora, viene desde el comienzo de la causa, cuando no cerraba la coartada sobre su supuesta estadía en la capital provincial al momento del hecho. Lo terminó de complicar la cuarta declaración de su compañero de vivienda, un joven de 23 años, quien le confesó al fiscal que "la madrugada del 25 de noviembre, Facundo no estuvo conmigo".
El cuerpo de la mujer fue encontrado alrededor de 36 horas después del crimen, por un vecino, quien alertó a la policía. De inmediato fue descartado el robo, ya que no faltaban objetos de valor y tampoco dinero que la víctima guardaba. Dalmasso estaba semidesnuda, y en la mesa de luz de la habitación se encontró un tarro de vaselina (sin utilizar).
* PESQUISA DE LABORATORIO: ante la imposibilidad de generar un avance en la causa mediante declaraciones, todo quedó en manos de las pericias de laboratorio. Así, la autopsia reveló que Dalmasso tuvo -antes de su muerte- relaciones sexuales intensas, vía anal y vaginal. La sospecha fue que la muerte se produjo a raíz de practicar sexo extremo, por prácticas tipo sadomasoquistas, pero luego se descartó tal hipótesis.
El cuerpo presentaba hematomas en varias partes, y rastros de una mordida en el pecho. Se dijo que en una de las manos de la víctima, se había encontrado un mechón de pelo del asesino, presuntamente en un intento desesperado por no morir, pero el fiscal desechó la información.
* PRIMEROS IMPUTADOS: la complejidad del caso derivó en hipótesis del crimen sin demasiada evidencia. Primero, surgió el nombre de Rafael Magnasco, un ex funcionario provincial, que hasta fue sometido a la extracción de sangre para comprar su ADN con el encontrado en la vivienda.
Descartado, surgió la imputación de un pintor identificado como Gastón Zárate, que por la fecha del homicidio trabajaba en la casa de los Macarrón. El joven, que estuvo detenido algunos días, fue bautizado "perejil" por los vecinos de Río Cuarto.
* VUELCO INESPERADO: cuando parecía que la causa estaba estancada, el fiscal Di Santo imputó el jueves al propio hijo de Dalmasso como autor del crimen y también por abuso sexual. En su resolución, el investigador utilizó la figura de "sospecha leve", contemplada en el Código Procesal Penal cordobés, que permite al imputado mantener la libertad.
La sospecha contra Facundo, se conoció ahora, viene desde el comienzo de la causa, cuando no cerraba la coartada sobre su supuesta estadía en la capital provincial al momento del hecho. Lo terminó de complicar la cuarta declaración de su compañero de vivienda, un joven de 23 años, quien le confesó al fiscal que "la madrugada del 25 de noviembre, Facundo no estuvo conmigo".
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