Una madre expulsada por pegarle al árbitro en un partido de fútbol infantil

La noticia asombra: por haber agredido a un árbitro en un partido de fútbol infantil, a un ama de casa de Brandsen se le prohibirá durante un año ingresar a la cancha.

Es el primer caso que se conoce de una madre sancionada por su comportamiento en una cancha de fútbol infantil. Sin embargo, se inscribe -según distintos participantes de esta actividad- en un contexto de creciente violencia que se observa en muchos padres que siguen desde las tribunas los partidos protagonizados por sus hijos en ligas de fútbol infantil.

"La violencia en el fútbol también se ve en las ligas infantiles", afirma -categórico- un dirigente de un club barrial. Pero el caso de una madre hizo "justicia por mano propia" frente al árbitro, parecería marcar un nuevo récord.

El hecho se produjo en la cancha del club Las Mandarinas, en Brandsen, el pasado domingo 10 de junio. Las divisiones del equipo local se enfrentaban esa tarde con Alumni, un equipo platense. Durante el partido de la categoría 97 (chicos de 10 años), hubo una jugada confusa, un chico de Las Mandarinas cayó y el juez ordenó seguir el juego, porque consideró que había simulado una falta. Pese a que le pidieron al referí que parara las acciones, el partido siguió. Hasta que la madre de ese chico decidió hacer "justicia por mano propia": entró a la cancha para asistir a su hijo y le pegó un par cachetazos al árbitro, según se desprende de la crónica del semanario Tribuna de Brandsen. Golpeado, el juez decidió dar por concluido ese partido y suspender el resto de la jornada.

El revuelo fue grande. Y en la medianoche del viernes último, se dio a conocer el fallo del tribunal de penas de LIFIPA que, según esa información, le impuso al club Las Mandarinas una multa de 300 pesos, un año de suspensión al técnico del equipo y -aquí la sorpresa- a la madre en cuestión se le prohibirá durante un año ingresar a esa cancha.

Técnicos y directivos de fútbol infantil coinciden en que cada vez es más frecuente ver a padres que ejercen una excesiva presión sobre sus propios hijos y también sobre los DT, los árbitros y otros actores de la competencia. "Se presiona a los técnicos, se grita desde la línea de cal, se insulta al árbitro. Y se sufre mucho más de lo que se disfruta, perjudicando a los propios chicos", describió un dirigente.

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