Los amores lejanos
¿Se puede sostener una relación si los novios viven en distintos países? La farándula local
evidentemente cree que sí, aunque varios romances de este tipo estallaron por los aires...
| 7 de Diciembre de 2008 | 01:00

Primero fueron parejas “con camas separadas”. Ahora, parece que la moda es “convivir” a la distancia. “Cuanto más separados... nos llevamos mejor”, dicen los protagonistas. Por lo menos mientras dura la relación. Porque en repetidas ocasiones los romances lejanos terminan estallando por los aires.
Ya no se trata -solamente- de vivir en casas separadas, sino también en ciudades y hasta países diferentes. Tanto creció esta tendencia que se acuñó un término que la define, LAT, que -en inglés- significa algo así como “vivir juntos pero separadamente”. Muchas famosas adhirieron a ella. Algunas con buenos resultados y, otras, no tanto.
Aunque al comienzo de su relación Laura “Panam” Franco aseguró que la distancia no iba a ser un obstáculo en su pareja, terminó separándose de su marido, el empresario Beto Di Carlo. Es que ella en Buenos Aires y él en Miami no les resultó, por lo que parece, una fórmula inadecuada para mantener la llama del amor.
Tres bodas tres
La ex pareja se conoció hace once años cuando los presentó una amiga en común. Cada uno siguió con su vida hasta que hace cinco años se reencontraron y decidieron unirse “para siempre”.
El 8 de diciembre de 2006 Laura y Beto se casaron en Buenos Aires. Pero esta fue su primera boda, porque decidieron reforzarla con dos ceremonias más: una en Miami y otra en Las Vegas.
Aunque con domicilio oficial en los Estados Unidos -lugar de residencia del novio- Panam era quien viajaba asiduamente a Baires para seguir con sus compromisos laborales. Tras algunas semanas de trabajo regresaba a Miami, donde se producían, según contaba, los fogosos encuentros. Pero, finalmente, la distancia enfrió la relación, lo que llevó a la pareja hacia una profunda crisis que desembocó en separación. Los allegados a la pareja aseguran que el fracaso se produjo porque la actriz nunca renunció a su vocación de trabajar para los chicos argentinos, aunque Beto la quería a su lado en la casa de Miami.
Como un cuento de hadas
El año pasado, Ana María Picchio fue la protagonista de una novela. Pero en la vida real. La historia de amor entre la actriz y el empresario Alberto Picchio -casualmente primo suyo- comenzó en 1992, cuando el hombre, que vive y trabaja en Italia, viajó a la Argentina por cuestiones laborales. Paseando por la calle Corrientes, se topó con un cartel que anunciaba a Ana María como protagonista de la obra Pijamas. Ante la coincidencia de apellidos, ni corto ni perezoso, decidió entrar e investigar si existía algún parentesco entre ellos. La Picchio y Alberto simpatizaron y tuvieron varios encuentros, mientras duró la estadía del empresario en nuestro país, en las cuales se dedicaron a investigar su árbol genealógico, concluyendo que eran primos segundos.
Pero la relación fue más allá. Ana María, que por entonces estaba separada, y Alberto, un soltero empedernido de 62 años, se enamoraron y mantuvieron durante más de una década una pareja a distancia: él en Italia y ella en Buenos Aires, hasta que concretaron su unión en una romántica ceremonia en Venecia.
El romance entre Wanda Nara -la virgen más famosa de la Argentina- y el futbolista Maxi López, empezó una madrugada en Sunset. Los presentó una amiga y...no se separaron más. Al menos en lo sentimental, porque durante meses mantuvieron una relación a la distancia: Maxi en Rusia y Wanda en Baires, donde despuntaba en la primera edición de Patinando por un Sueño.
La historia, como se sabe, también tuvo un final feliz. La blonda botinera hizo sus valijas, desembarcó en Rusia y sólo regresó a Buenos Aires para casarse en una fastuosa ceremonia, propia de una princesa. Ahora, embarazada y a punto de convertirse en mamá, dice dedicarse a la casa y a su amor. Aunque extraña a su familia en Buenos Aires -a la que visita seguido-, está convencida que el cambio valió la pena.
Eva, experta en viajes
Entre viajes de Alemania a Buenos Aires y viceversa, se mantuvo durante meses el romance de Evangelina Anderson y el jugador de la Selección Martín Demichelis. Se conocieron a la salida del teatro Candilejas, en Carlos Paz, el último verano. Martín se había propuesto conocer a una de las mujeres más deseadas del país que, por otra parte, ya estaba acostumbrada a los amores a la distancia: acababa de romper con Fabrizio, su ex novio brasileño, que vivía en Chile.
Aquella noche en la villa cordobesa terminaron cenando con amigos e intercambiaron teléfonos. Así, mensaje de texto va y mensaje de texto viene, terminaron enamorándose.
Eva -que fue este año una de las estrellas de Bailando por un Sueño- viajó un par de veces a Alemania para encontrarse con su amor, en tanto que Martín hizo un par de desembarcos en la Argentina para lo propio. Pero una sorpresa terminó precipitando las cosas y apurando la mudanza de Evangelina a Alemania: también ella -igual que Wanda- está esperando un bebé.
También la actriz Laura Novoa tuvo, antes de casarse con Mario Segade, una explosiva relación con un actor francés, y su colega Dolores Fonzi con el mexicano Gael García Bernal, con quien finalmente unió su vida y espera un hijo, instalados ambos en Madrid.
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