Alimentos hasta tres veces más caros y con pocas variedades

Aunque para las personas celíacas los alimentos aptos tienen un valor terapeútico y no pueden prescindir de ellos -ya que constituyen su único tratamiento de por vida-, éstos no son cubiertos por ninguna obra social en nuestro país. Y su precio llega a ser en algunos casos hasta tres o cuatro veces mayor que el de sus variantes no aptas.

Según un relevamiento realizado a fines de 2007 en nuestra ciudad por el Centro de Difusión para la Celiaquía, la canasta alimentaria básica de una persona celíaca resulta en promedio un 195,88 % más cara que lo habitual.

Pero esa cifra puede incrementarse aún más cuando la familia no dispone de tiempo para elaborar sus propios alimentos sobre la base de ingredientes aptos, y en lugar de ello debe comprarlos ya manufacturados.

Cuando en la familia existe más de un miembro celíaco, lo que resulta habitual ya que se trata de una enfermedad genética, el presupuesto para alimentos se dispara hasta convertirse en una pesada carga. Malena Coelli, una platense celíaca con dos hijas que también lo son, asegura por ejemplo haber gastado, entre agosto y diciembre, "más de 800 pesos sólo en galletitas y harinas especiales para cocinar".

Por otra parte, los alimentos aptos para las personas celíacas no se consiguen en todas partes. Sólo algunas dietéticas y supermercados los venden. Y su variedad, si bien se ha incrementado a lo largo de los últimos años, está lejos de ser ideal.

Marta Poli, la presidenta del Centro de Difusión para la Celiaquía, afirma incluso que algunos alimentos que antes eran aptos han dejado de serlo en los últimos años. "En cierto modo, estamos peor. Antes había chizitos, papitas y otros productos aptos de los que ya no disponemos. Las empresas grandes en general prefieren no correr riesgos con este mercado", sostiene.

"Las empresas aducen que tienen mayores costos de producción y los mismas cargas impositivas, pero menos clientes. Esa es la excusa por lo que todo vale el doble o el triple", comenta Martín Schiaffino, el propietario de la Dietética Integral, que trabaja productos aptos para celíacos.

El problema es que para elaborar productos aptos, las empresas deben atenerse a estrictas normas de seguridad industrial, lo que representa para ellas una inversión aparte. Hace diez años, la Panadería Santa María de nuestra ciudad resolvió hacer esa inversión y sus resultados fueron notables. Hoy maneja un alto porcentaje de clientes celíacos.

"Fue un proyecto que inició hace 15 años mi padre por sugerencia de algunos clientes con familiares celíacos. Comenzamos a desarrollar algunas galletias y gustaron tanto que resolvimos ampliar lo oferta. Hacia fines de los noventa montamos una planta de producción, sin comunicación directa con la panadería, con personal entrenado y maquinaria exclusiva. Hoy producimos más de 50 productos", cuenta Lucas Gambarotta.

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