En la última, Chelsea le robó el triunfo a Liverpool

Un gol en contra en el adicional arruinó una segura victoria roja

Por ALBERTO CALLEGARI

Allá por los diez-quince minutos del segundo tiempo y con el uno a cero a favor que parecía inamovible, Liverpool comenzó a aflojar el ritmo, a perder el control de la pelota, a no retenerla arriba como había hecho hasta allí, y le fue dejando un espacio, un margen a Chelsea para intentar una recuperación después de jugar inexpresivamente toda la primera parte, con el marfileño Didier Drogba sólo arriba y desconectado de la línea de volantes. Fue el momento para entender que ese magro 1-0 no era ventaja suficiente para que en un partido de tamaño calibre y con tanta paridad de fuerzas independientemente de la localía circunstancial, el ganador se quedase tranquilo, y que la chance de un gol de los "hijos" del ruso Roman Abramovich estaría lista como nunca antes. Esa chance, de un modo tal vez impensado, llegó en la última jugada del cotejo, en el cuarto y último minuto de adicional, y con un gol en contra del noruego John Arne Riise, que había ingresado en el segundo tiempo como suplente en reemplazo del brasileño Fabio Aurelio, que se desgarró, cambió el resultado, el bullicio en Anfield Road y todo el panorama para la revancha del miércoles que viene en Stamford Bridge, cuando se defina a uno de los dos finalistas de la UEFA Champions League.

Es que Liverpool, donde Javier Mascherano aporta una tremenda calidad al funcionamiento del conjunto a partir de su timming en la zona central, había sido más y debió ser el ganador. Encima, ni bien el árbitro austríaco Konrad Plautz marcó que debían jugarse cuatro minutos de adicional, los Reds intentaron un último arresto sobre el arco muy bien defendido por el checo Peter Cech, queriendo lograr un segundo gol tranquilizador de cara al partido de vuelta. Era partido de este excelente equipo que es Liverpool, que lo ganaba con el gol del holandés Dirk Kuyt casi al cierre del primer tiempo, definiendo de cara a Cech y que tiene en el español Rafael Benítez a algo más que un simple entrenador; más bien, a un auténtico estratega, pragmático, una combinación de Bilardo-Bianchi del fútbol moderno. Chelsea jugó a la defensiva todo el tiempo, juntó gente en el medio donde encima perdió pese a la jerarquía de Frank Lampard y jugó a perder por poco, a juzgar por su actitud. Avram Grant recién incluyó a un delantero habitualmente titular como Salomon Kalou -que igual poco hizo- cuando Liverpool bajó su ritmo infernal promediando el segundo tiempo. El árbitro iba a pitar el final, Malouda tiró un último centro al área chica que Pepe Reina no cortó y Riise, anticipando a Anelka, se arrojó en paloma contra su arco y de cabeza se hizo el gol en contra de su vida. ¿Cuánto pesará la semana que viene?

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