Ejemplos positivos y negativos por las pintadas en las escuelas
| 29 de Abril de 2008 | 00:00

Los frentes de muchas escuelas platenses, en estos días, vuelven a verse tapizados por toda clase de pintadas y afiches publicitarios que afean esos edificios educativos, muchos de ellos constitutivos del más ponderable patrimonio histórico y arquitectónico de la Ciudad.
Así, una reciente nota publicada en este diario y los datos ofrecidos por el consejo escolar permitieron corroborar que hay alrededor de 50 colegios que requieren desde un simple lavado del frente hasta costosos procesos de restauración de piedras y murales, como consecuencia del deterioro que presentan.
Una vez más, al igual que en años anteriores, la falta de respeto a normas de convivencia causa daños y perjuicios a bienes que son comunes. El organismo educativo detalló que que las restauraciones que deben efectuarse demandan gastos importantes que, habitualmente, son costeados por la tesorería oficial.
En el caso de uno de los colegios más tradicionales, el Normal N° 1, se reseñó que los trabajos de renovación realizados en el frente a raíz de los festejos del 115° aniversario de la creación del establecimiento duraron muy poco. Hoy las paredes que conforman el perímetro del predio se ven saturadas por decenas de leyendas pintadas con aerosol, consignas políticas y hasta publicidades de espectáculos artísticos.
Ahora, en el colegio, dijeron ilusionarse con la posibilidad de que las paredes vuelvan a su aspecto original para los actos por la llegada del 120° aniversario. "Es lamentable como está el edificio. No sólo pintan las paredes, sino las persianas y eso no se soluciona con pintura, directamente hay que cambiarlas. Pienso que se actúa con maldad", lamentó la directora.
La recuperación de la fachada en la zona del acceso principal también demanda más que una mano de pintura. La piedra que reviste la mampostería requiere de un proceso especial de limpieza con máquinas de hidrolavado y arenado.
Con otras características de construcción, también presentan similar panorama los frentes de muchas otras escuelas. Mientras las autoridades del consejo escolar y la Comuna se aprestan para un plan de trabajo destinado a pintar escuelas, en la comunidad educativa se debate sobre medidas que ayuden a cuidar las paredes.
En algunos casos, como en el del Normal N° 1, se ha hablado con funcionarios municipales, requiréndoseles mayor iluminación de la manzana para, de ese modo, si no impedir, al menos disminuir la posibilidad de que se renueven estos virtuales ataques con grafitis al frente escolar.
Se sabe perfectamente que la responsabilidad por estas pintadas y pegatinas no es sólo de los adolescentes, aún cuando en muchos casos no podría negarse esa autoría. Y está también claro que sólo inculcándose sólidos principios educativos podrá ir desapareciendo esta verdadera costumbre social, tan perniciosa.
Por caso, las tareas que desarrollan en estos días los propios alumnos de un colegio -concretamente del Normal N° 2, tal como lo reflejó otra nota en este diario- para limpiar las fachadas del edificio constituyen un excelente ejemplo y un modelo a imitar. La misión de la escuela no sólo es la de impartir conocimientos sino, también, la de formar a los jóvenes como sujetos de derechos y futuros ciudadanos, respetuosos de la ley y conscientes de las obligaciones que deben cumplir en defensa de los bienes y valores que pertenecen a todos.
Así, una reciente nota publicada en este diario y los datos ofrecidos por el consejo escolar permitieron corroborar que hay alrededor de 50 colegios que requieren desde un simple lavado del frente hasta costosos procesos de restauración de piedras y murales, como consecuencia del deterioro que presentan.
Una vez más, al igual que en años anteriores, la falta de respeto a normas de convivencia causa daños y perjuicios a bienes que son comunes. El organismo educativo detalló que que las restauraciones que deben efectuarse demandan gastos importantes que, habitualmente, son costeados por la tesorería oficial.
En el caso de uno de los colegios más tradicionales, el Normal N° 1, se reseñó que los trabajos de renovación realizados en el frente a raíz de los festejos del 115° aniversario de la creación del establecimiento duraron muy poco. Hoy las paredes que conforman el perímetro del predio se ven saturadas por decenas de leyendas pintadas con aerosol, consignas políticas y hasta publicidades de espectáculos artísticos.
Ahora, en el colegio, dijeron ilusionarse con la posibilidad de que las paredes vuelvan a su aspecto original para los actos por la llegada del 120° aniversario. "Es lamentable como está el edificio. No sólo pintan las paredes, sino las persianas y eso no se soluciona con pintura, directamente hay que cambiarlas. Pienso que se actúa con maldad", lamentó la directora.
La recuperación de la fachada en la zona del acceso principal también demanda más que una mano de pintura. La piedra que reviste la mampostería requiere de un proceso especial de limpieza con máquinas de hidrolavado y arenado.
Con otras características de construcción, también presentan similar panorama los frentes de muchas otras escuelas. Mientras las autoridades del consejo escolar y la Comuna se aprestan para un plan de trabajo destinado a pintar escuelas, en la comunidad educativa se debate sobre medidas que ayuden a cuidar las paredes.
En algunos casos, como en el del Normal N° 1, se ha hablado con funcionarios municipales, requiréndoseles mayor iluminación de la manzana para, de ese modo, si no impedir, al menos disminuir la posibilidad de que se renueven estos virtuales ataques con grafitis al frente escolar.
Se sabe perfectamente que la responsabilidad por estas pintadas y pegatinas no es sólo de los adolescentes, aún cuando en muchos casos no podría negarse esa autoría. Y está también claro que sólo inculcándose sólidos principios educativos podrá ir desapareciendo esta verdadera costumbre social, tan perniciosa.
Por caso, las tareas que desarrollan en estos días los propios alumnos de un colegio -concretamente del Normal N° 2, tal como lo reflejó otra nota en este diario- para limpiar las fachadas del edificio constituyen un excelente ejemplo y un modelo a imitar. La misión de la escuela no sólo es la de impartir conocimientos sino, también, la de formar a los jóvenes como sujetos de derechos y futuros ciudadanos, respetuosos de la ley y conscientes de las obligaciones que deben cumplir en defensa de los bienes y valores que pertenecen a todos.
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