Ser padre a los veinte
La paternidad adolescente crece en toda la Región y el paísPor FACUNDO BAÑEZ
| 15 de Junio de 2008 | 00:00

Aunque su origen en realidad es más remoto, para muchos la historia comenzó en 1966. Ese año, el presidente estadounidense Lyndon Johnson declaró el tercer domingo de junio como día del padre norteamericano, homenajeando así a John Bruce Dodd, considerado padre ejemplar por haber criado a sus nueve hijos y adoptado como propio por varias naciones que buscaban reafirmar ese día para poder celebrar. Muchos años después de aquella proclama estadounidense y sin siquiera imaginar esos lejanos orígenes, Gustavo Molinari recién ahora está preparado para festejar su Día del Padre con absoluta felicidad. Al principio no fue fácil. "Fue desesperante -confiesa-. La verdad es que nadie lo esperaba. Ella tenía 15 y yo 20. No tenía laburo. No sabía a dónde ir. Por suerte la familia ayudó y las cosas se acomodaron. Los primeros seis meses fueron durísimos. Ahora ya pasó. Estamos esperando que nazca el segundo y no lo podemos creer. Estamos bien, tranquilos. Yo trabajo y quiero retomar el estudio. Ella también; tiene ganas de ser contadora. Es raro, antes pensaba que se me venía el mundo abajo. Y ahora la nena tiene 6 años y es hermosa. Se llama Agostina. Y llegó para llenarnos de felicidad".
Mientras algunos sectores todavía se empeñan por evitar el debate en torno a una educación sexual obligatoria en los colegios, la realidad sigue su cauce natural y aflora con datos que inquietan: casi el 15% de los nacimientos anuales en la Argentina ocurre entre niñas y adolescentes de 10 a 19 años. Esa maternidad precoz, cuya proporción está un 10% por encima de la media internacional, suele además ser una experiencia no elegida: hasta en el 70% de los casos el hijo o la hija llega sin que nadie lo esperara.
En un país donde uno de cada cuatro argentinos de entre 15 y 24 años (el 24%) no consigue empleo, el de la paternidad adolescente es un tema que se torna cada día más complejo. Y exhibe aristas tan distintas como atendibles: un trabajo reciente, de hecho, vino a revelar que, al margen de las problemáticas que acarrea el embarazo temprano, muchos chicos consideran que un hijo sería una fuente de mejoras para su vida y no, como se suele pensar, un manantial de inconvenientes económicos, sociales y culturales.
"Es una alegría -resume ahora Gustavo-. Después de los seis meses te pones canchero y todo te resulta más sencillo. Lo complicado son los primeros días: no sabés para dónde ir. Sentís que no vas a poder y que se te viene el mundo abajo. Pero son miedos y nada más. Enseguida la vida se encarga de acomodar las cosas".
La historia de Alejandro Yaniz es más o menos parecida pero multiplicada por tres. A sus 24 años, Alejandro ya tiene tres hijos que, según cuenta, le hacen la vida más alegre. El primero, Fiama, llegó cuando él tenía apenas 18. Después vinieron Genaro y Valentino y hoy la familia Yaniz, sin dejar de reconocer su alegría, sólo tiene una preocupación en mente. "El laburo -cuenta papá Alejandro-. A uno le encanta tener hijos pero siempre les quiere dar lo mejor. Y acá el que tiene que laburar soy yo, porque mi mujer por ahora no puede hacer otra cosa que cuidar a los nenes".
Como miles de padres argentinos a su edad, Alejandro es uno de los tantos que se ganan la vida a los ponchazos y como pueden. "Cubro guardias con un remís y estamos viviendo ahora en la casa de mi suegra -cuenta-. Cuando fui papá por primera vez fue una sorpresa. No entendía nada. Igual, trabajaba en un taller de refrigeración y me las podía rebuscar. Pero después llegaron los otros nenes y me quedé sin trabajo. Un garrón. Y ahora son changas con el remís, no tengo otra. Pero todo se hace muy duro, durísimo".
Según un estudio realizado en centros urbanos del país entre adolescentes, el 61% de las encuestadas no planificó el embarazo y el 47% de las chicas dijo que no pensó que quedaría embarazada. Esto se relaciona con una peligrosa y conocida fantasía que sostiene que "nadie se queda embarazada en la primera relación". El 15% supone que usó "mal" el método anticonceptivo elegido, y otro 15% admite no saber qué pasó.
Sobre esto, un dato que preocupa en términos de género es que un 5% de las chicas dijo que creyó que "se iba a cuidar él", con lo que se desprende que no hubo demasiado diálogo antes de tener relaciones. Y lo que es peor: suponen que la responsabilidad la tiene el varón. En este sentido, hay otra respuesta inquietante: el 20% de las chicas asegura que los varones "saben más" porque tienen mayor acceso a la información.
"La maternidad y paternidad tempranas son muchas veces consecuencia de falta de preparación y acompañamiento de los progenitores -sostiene el psicólogo Néstor Ginestet-. Cuando se produce la maternidad entre lo catorce y dieciséis años, en una época en que el tiempo de crecimiento se extiende hasta los veinticinco, el desarrollo cultural profesional se limita, se altera. Y se dan diferentes situaciones según el panorama familiar de cada caso".
De acuerdo a varios estudios dedicados al tema, la opinión de los pares es decisiva en la opinión de los jóvenes a la hora de asumir la paternidad. Es que pese a que los adultos suelen opinar que la paternidad joven interrumpe la adolescencia y no la compensa con nuevos beneficios, el 74 por ciento de los chicos que respondieron una encuesta reciente conoció a otro u otra adolescente que ya es padre o madre. Y lo que esos padres jóvenes les transmiten acerca de la paternidad o maternidad juvenil, como se dijo, es mucho más positivo que lo que los adultos suelen decir.
De esta manera, se explica, ese reflejo que los chicos experimentan sobre un par les sirve para soñar con un hijo con menos temor que el que sus padres les transmiten. Y esto se da sobre todo entre los jóvenes más pobres, para quienes la falta de oportunidades laborales, se especula, les ayuda de alguna manera a imaginar el proyecto de familia como vector de felicidad.
Pero lo curioso en esto es que las chicas empiezan a cuidarse después de estar en pareja y no mientras llevan adelante una relación estable. El gran problema, se apunta, es que con estas ideas además de no prevenir el embarazo no se tiene en cuenta el riesgo de contraer una infección transmisible sexualmente.
Mientras algunos sectores todavía se empeñan por evitar el debate en torno a una educación sexual obligatoria en los colegios, la realidad sigue su cauce natural y aflora con datos que inquietan: casi el 15% de los nacimientos anuales en la Argentina ocurre entre niñas y adolescentes de 10 a 19 años. Esa maternidad precoz, cuya proporción está un 10% por encima de la media internacional, suele además ser una experiencia no elegida: hasta en el 70% de los casos el hijo o la hija llega sin que nadie lo esperara.
En un país donde uno de cada cuatro argentinos de entre 15 y 24 años (el 24%) no consigue empleo, el de la paternidad adolescente es un tema que se torna cada día más complejo. Y exhibe aristas tan distintas como atendibles: un trabajo reciente, de hecho, vino a revelar que, al margen de las problemáticas que acarrea el embarazo temprano, muchos chicos consideran que un hijo sería una fuente de mejoras para su vida y no, como se suele pensar, un manantial de inconvenientes económicos, sociales y culturales.
"Es una alegría -resume ahora Gustavo-. Después de los seis meses te pones canchero y todo te resulta más sencillo. Lo complicado son los primeros días: no sabés para dónde ir. Sentís que no vas a poder y que se te viene el mundo abajo. Pero son miedos y nada más. Enseguida la vida se encarga de acomodar las cosas".
La historia de Alejandro Yaniz es más o menos parecida pero multiplicada por tres. A sus 24 años, Alejandro ya tiene tres hijos que, según cuenta, le hacen la vida más alegre. El primero, Fiama, llegó cuando él tenía apenas 18. Después vinieron Genaro y Valentino y hoy la familia Yaniz, sin dejar de reconocer su alegría, sólo tiene una preocupación en mente. "El laburo -cuenta papá Alejandro-. A uno le encanta tener hijos pero siempre les quiere dar lo mejor. Y acá el que tiene que laburar soy yo, porque mi mujer por ahora no puede hacer otra cosa que cuidar a los nenes".
Como miles de padres argentinos a su edad, Alejandro es uno de los tantos que se ganan la vida a los ponchazos y como pueden. "Cubro guardias con un remís y estamos viviendo ahora en la casa de mi suegra -cuenta-. Cuando fui papá por primera vez fue una sorpresa. No entendía nada. Igual, trabajaba en un taller de refrigeración y me las podía rebuscar. Pero después llegaron los otros nenes y me quedé sin trabajo. Un garrón. Y ahora son changas con el remís, no tengo otra. Pero todo se hace muy duro, durísimo".
Según un estudio realizado en centros urbanos del país entre adolescentes, el 61% de las encuestadas no planificó el embarazo y el 47% de las chicas dijo que no pensó que quedaría embarazada. Esto se relaciona con una peligrosa y conocida fantasía que sostiene que "nadie se queda embarazada en la primera relación". El 15% supone que usó "mal" el método anticonceptivo elegido, y otro 15% admite no saber qué pasó.
Sobre esto, un dato que preocupa en términos de género es que un 5% de las chicas dijo que creyó que "se iba a cuidar él", con lo que se desprende que no hubo demasiado diálogo antes de tener relaciones. Y lo que es peor: suponen que la responsabilidad la tiene el varón. En este sentido, hay otra respuesta inquietante: el 20% de las chicas asegura que los varones "saben más" porque tienen mayor acceso a la información.
"La maternidad y paternidad tempranas son muchas veces consecuencia de falta de preparación y acompañamiento de los progenitores -sostiene el psicólogo Néstor Ginestet-. Cuando se produce la maternidad entre lo catorce y dieciséis años, en una época en que el tiempo de crecimiento se extiende hasta los veinticinco, el desarrollo cultural profesional se limita, se altera. Y se dan diferentes situaciones según el panorama familiar de cada caso".
De acuerdo a varios estudios dedicados al tema, la opinión de los pares es decisiva en la opinión de los jóvenes a la hora de asumir la paternidad. Es que pese a que los adultos suelen opinar que la paternidad joven interrumpe la adolescencia y no la compensa con nuevos beneficios, el 74 por ciento de los chicos que respondieron una encuesta reciente conoció a otro u otra adolescente que ya es padre o madre. Y lo que esos padres jóvenes les transmiten acerca de la paternidad o maternidad juvenil, como se dijo, es mucho más positivo que lo que los adultos suelen decir.
De esta manera, se explica, ese reflejo que los chicos experimentan sobre un par les sirve para soñar con un hijo con menos temor que el que sus padres les transmiten. Y esto se da sobre todo entre los jóvenes más pobres, para quienes la falta de oportunidades laborales, se especula, les ayuda de alguna manera a imaginar el proyecto de familia como vector de felicidad.
Pero lo curioso en esto es que las chicas empiezan a cuidarse después de estar en pareja y no mientras llevan adelante una relación estable. El gran problema, se apunta, es que con estas ideas además de no prevenir el embarazo no se tiene en cuenta el riesgo de contraer una infección transmisible sexualmente.
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