Población envejece más rápido y podría colapsar sistema de salud

Casi el 15 por ciento de los habitantes del país ya supera los 60 años y atender su salud cuesta el triple que la del resto. Alarma entre los especialistas y prepagas


La población argentina envejece en forma acelerada ante la notoria caída de la tasa de natalidad y el aumento en la expectativa de vida, ya que el 14 por ciento de la gente tiene más de 60 años y esto plantea un desafío para el sistema sanitario, porque los ancianos requieren hasta el triple de fondos que el resto para atender su salud y su gasto en medicamentos es ocho veces mayor.

Para el 2050 se estima que el 25 por ciento de la población argentina tendrá más de 60 años -en un proceso similar al que ocurre en la Unión Europea pero sin sus redes sociales de contención-, mientras que el sistema de atención sanitaria comienza a dar aquí muestras de agotamiento para atender las necesidades crecientes de la tercera edad y una nueva categoría denominada "cuarta edad", que constituyen los mayores de 80 años.

En 1991, menos del 4 por ciento de la población superaba los 65 años. Sólo una década más tarde, ese sector alcanzó casi el 10 por ciento, mientras que los mayores de 80 ya son casi un millón en el país, según las proyecciones del censo 2001.

Los datos surgen de un trabajo elaborado por especialistas con vistas al XI Congreso Argentino de Salud, que se realizará entre el jueves y viernes próximo (18 y 19 de setiembre) en Salta, organizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI).

El problema, advierten prestadores y financiadores de la salud, es que no existe un sistema de generación de recursos adecuado para sostener la creciente demanda de los sectores de mayor edad.

Los ancianos requieren mayor cantidad de consultas médicas e internaciones que los más jóvenes y representan un problema adicional para la medicina prepaga, donde los servicios asistenciales suelen ser de superior calidad al hospital público y las obras sociales.

Por la reciente regulación del sector, que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados, las prepagas deben mantener la calidad de los servicios y se ven impedidas de aumentar la cuota después de los 65 años, pero "esa ecuación no cierra y puede terminar colapsando al único sistema que funciona bien", alertan desde el sector.

Además, los expertos coinciden en que faltan programas de servicios públicos y privados que contemplen las necesidades de los mayores, para los que la jubilación es el componente básico de sus ingresos.

Sin embargo, al igual que en el resto del mundo, estas asignaciones están supeditadas a los aportes de la población económicamente activa, por lo que se teme por la continuidad de ese precario equilibrio, alertan desde ACAMI.


Marcelo Mastrángelo, presidente de ACAMI, indicó que "la progresiva y notable mejora en la expectativa de vida, tanto en cantidad de años como en calidad, es una excelente noticia. La mala noticia es no planificar el mayor costo para una financiación adecuada a esta demanda".

Agregó que el envejecimiento es también "factor decisivo para la suba del gasto en salud, unido a la incorporación de nuevas tecnologías, los aumentos en los insumos médicos y los medicamentos, las regulaciones y la permisividad judicial en los juicios por mala praxis".


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