El escandaloso divorcio de Pampita y Martín Barrantes
| 4 de Septiembre de 2008 | 00:00

Infidelidades, falsos embarazos, homosexualidad y enfermedades psiquiátricas son algunos de los elementos en danza en el juicio de divorcio entre Carolina "Pampita" Ardohain y Martín Barrantes.
El que alguna vez fue uno de los romances más comentados del país terminó de modo abrupto y público en 2005, cuando la modelo -que por ese entonces seguía legalmente unida a Barrantes- apareció en brazos del galán chileno Benjamín Vicuña anunciando un sorpresivo embarazo.
A partir de allí comenzó una verdadera guerra mediática entre los miembros del matrimonio, en la que además del honor y el buen nombre hay bastante dinero y propiedades en juego.
Durante los tres años transcurridos desde entonces ambos lanzaron fuertes declaraciones cruzadas y no consiguieron llegar a un divorcio en común acuerdo, por lo que el trámite tuvo que pasar a una instancia judicial.
Los ex tortolitos volvieron a verse las caras después de mucho tiempo el lunes en los Tribunales de Familia de San Isidro, en la primera de las audiencias del juicio que llevará toda la semana y por el que hay una nutrida guardia periodística en el lugar.
Barrantes acusa a Pampita de adulterio y considera que el comienzo de su relación con Vicuña, que algunos aventuran que se remonta a fines del año 2004, coincide con su matrimonio.
De hecho, la fecha de concepción de la primera hija de ambos -hace casi tres años- parece favorecerlo a todas luces. Según declaró el polista, cuando aparecieron los primeros rumores de romance entre su mujer y el chileno, ella le habría dicho que no debía preocuparse, ya que Vicuña era gay.
La clave es que si el tribunal falla aceptando el adulterio, Barrantes estaría habilitado para iniciar acciones civiles por separado y obtener una suma económica que algunos creen que podría ser millonaria.
Pampita intenta demostrar de la mano de su mediática abogada Ana Rosenfeld que él la maltrataba y que no llevaban una buena vida sexual juntos. El objetivo de Rosenfeld será convencer a los letrados de que Barrantes fue quien causó el fin de la relación y que ella no es más que una víctima en este caso. Si no hay mayores inconvenientes, en diez días se conocerá la sentencia, que seguramente dará que hablar y que no será el cierre de este conflicto sino la puerta que abra más polémicas.
El que alguna vez fue uno de los romances más comentados del país terminó de modo abrupto y público en 2005, cuando la modelo -que por ese entonces seguía legalmente unida a Barrantes- apareció en brazos del galán chileno Benjamín Vicuña anunciando un sorpresivo embarazo.
A partir de allí comenzó una verdadera guerra mediática entre los miembros del matrimonio, en la que además del honor y el buen nombre hay bastante dinero y propiedades en juego.
Durante los tres años transcurridos desde entonces ambos lanzaron fuertes declaraciones cruzadas y no consiguieron llegar a un divorcio en común acuerdo, por lo que el trámite tuvo que pasar a una instancia judicial.
Los ex tortolitos volvieron a verse las caras después de mucho tiempo el lunes en los Tribunales de Familia de San Isidro, en la primera de las audiencias del juicio que llevará toda la semana y por el que hay una nutrida guardia periodística en el lugar.
Barrantes acusa a Pampita de adulterio y considera que el comienzo de su relación con Vicuña, que algunos aventuran que se remonta a fines del año 2004, coincide con su matrimonio.
De hecho, la fecha de concepción de la primera hija de ambos -hace casi tres años- parece favorecerlo a todas luces. Según declaró el polista, cuando aparecieron los primeros rumores de romance entre su mujer y el chileno, ella le habría dicho que no debía preocuparse, ya que Vicuña era gay.
La clave es que si el tribunal falla aceptando el adulterio, Barrantes estaría habilitado para iniciar acciones civiles por separado y obtener una suma económica que algunos creen que podría ser millonaria.
Pampita intenta demostrar de la mano de su mediática abogada Ana Rosenfeld que él la maltrataba y que no llevaban una buena vida sexual juntos. El objetivo de Rosenfeld será convencer a los letrados de que Barrantes fue quien causó el fin de la relación y que ella no es más que una víctima en este caso. Si no hay mayores inconvenientes, en diez días se conocerá la sentencia, que seguramente dará que hablar y que no será el cierre de este conflicto sino la puerta que abra más polémicas.
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