Es indispensable recuperar la calidad educativa en la enseñanza pública

No puede menos que originar expectativas el operativo de evaluación de la calidad educativa que, con la finalidad de determinar con mayor grado de certeza las fallas que pudieran gravitar en el proceso de enseñanza, se realizará en estas jornadas y que comprenderá a unos 7.500 alumnos de veinticinco distritos, entre ellos los de La Plata y Berisso.

Según se explicó desde el área educativa provincial, se evaluarán aquellos contenidos y conceptos que los estudiantes hubieran visto en lo que va del corriente año y no todos los que figuran en los programas de estudio, incorporándose elementos considerados inéditos en este tipo de pruebas, como la incidencia de los nuevos lenguajes audiovisuales que manejan los jóvenes.

Es deseable, entonces, que esta experiencia pueda traducirse finalmente en mejoras a la educación, en busca de los niveles de excelencia alguna vez alcanzados -al punto de que nuestro país llegó a caracterizarse, en el concierto de las naciones, por la calidad de su instrucción pública- y que con posterioridad se fueron eclipsando.

Está muy claro que, además del mejoramiento de las técnicas de estudio y aprendizaje, aquella escuela que hoy se añora había puesto énfasis en la capacitación docente, lográndose una verdadera solidez profesional en los maestros.

Tal como se señaló en otras oportunidades, podrán discutirse reformas estructurales, curriculares y de orientaciones. Pero la clave estará siempre en la calidad de los docentes y, por supuesto, en la creación de condiciones adecuadas para el desarrollo de sus tareas.

De allí que muchas veces se diga que, más que esfuerzos innovadores, quizá haga falta volver al modelo que, en el pasado, hizo de la escuela pública una referencia de calidad.

Maestros estimulados y con sólida preparación, escuelas bien equipadas, una razonable proporción entre docentes y alumnos y una aceitada integración con los padres, parecerían fórmulas sencillas pero eficaces para garantizar una mejor calidad educativa.

Se sabe que en las escuelas, concretamente, se ha dado -a lo largo de las últimas décadas- una situación de pauperización, con una fuerte repercusión de la crisis económica y social. Pero quizá haga falta mirar hacia aquel modelo exitoso del pasado, con las obvias actualizaciones que exige el sistema educativo.

Sería deseable, entonces, que tanto estas evaluaciones, como todas aquellas otras medidas que, en forma auspiciosa, reflejen la voluntad de corregir aspectos negativos y de impulsar cambios, confluyan en la obtención de conclusiones válidas. Aunque se ha dicho muchas veces, no puede dejar de remarcarse que del mejor desarrollo del sistema educativo depende el futuro del país.

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