Una rara avispa carnívora coloniza el sur del país

Se las conoce como Chaquetas Amarillas y son un azote para productores y turistas

Hace apenas tres décadas, las "Chaquetas Amarillas" ni siquiera eran conocidas en Argentina. Por tratarse de una especie exótica, sólo un puñado de especialistas sabía de su existencia. Sin embargo, tras un tímida aparición a principios de los ochenta en Chos Malal, Neuquén, estas extrañas avispas carnívoras no cesaron de dispersarse por todo el sur de nuestro territorio, donde hoy se han vuelto un azote para productores y turistas.

Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Bariloche, un grupo de investigadores dedicados a monitorear su dispersión aseguró esta semana que la especie Vespula Germanica -tal como se la denomina científicamente- colonizó ya un amplio territorio que va desde Santa Cruz hasta el sur de la provincia de Buenos Aires.

La forma en que las Chaquetas Amarillas ingresaron a Argentina es un misterio. Originarias del Mediterráneo, se cree que habrían llegado a Chile ocultas en alguna partida de maderas importadas desde la costa oeste de Estados Unidos; y desde allí se dispersaron naturalmente hacia nuestro país.

Lo cierto es que las Chaquetas Amarillas encontraron en Argentina un medio favorable y su capacidad de adaptación las convirtió en una habitante más de la Patagonia. Pero un habitante problemático: de una voracidad extrema, estas avispas destruyen las colmenas, lastiman al ganado doméstico, arruinan las producciones de frutos y atacan a las personas. El poderoso veneno de su aguijón y su mordida las han vuelto especialmente temibles entre los turistas.

"Son todo un problema. En los últimos años hemos recibido numerosas consultas técnicas de organismos vinculados al turismo y la producción; en especial del sector apícola de Neuquén, que se queja por los daños", reconoce Juan Corley, investigador independiente del Conicet y titular del laboratorio de Ecología de Insectos del INTA Bariloche.

Sucede que a diferencia de otras familias de avispas, las Chaquetas Amarillas poseen un alto desarrollo social que hace que su impacto sea mayor. Cuando atacan una colmena llegan incluso a desplazar a las abejas que la habitan, dejándola vacía.

Pero estas avispas no sólo invaden colmenas en busca de miel y polen. Su necesidad de azúcares las lleva también a nutrirse de frutas maduras, generando daños sobre las producciones de frambuesas y manzanas. Como además son carnívoras, las Chaquetas Amarillas buscan la carne. Y la consiguen tanto en el ganado herido y la carroña, como entre los restos de basura y las parrillas de los campings.

"En otoño, cuando se necesidad de proteínas es mayor, se vuelven muy voraces y muerden incluso a la gente", asegura el investigador del Conicet, quien sostiene que su impacto sobre el turismo es incluso mayor al que causan en las actividades productivas.

"Es que si bien aumento la población de la especie, también aumento la presencia del hombre en ambientes naturales; en consecuencia, los ataques a personas se han vuelto más frecuentes". Y éstos no son nada desdeñables: "su picadura es muy dolorosa porque tienen un veneno potente; pero además poseen mandíbulas fuertes y muerden", explica Corley.

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