Johnny Depp, un ladrón que se convierte en "Enemigo público"
Será la pesadilla de un "primitivo" FBI en la década del '30
| 6 de Julio de 2009 | 00:00

En la película que recientemente se estrenó en Estados Unidos y que dentro de tres semanas copará las pantallas locales, Johnny Depp se convierte en el objetivo número uno de un primitivo FBI. "Enemigo público" es el nombre del filme de Michael Mann que relata el intenso último año de vida del ladrón de bancos más popular de los años 30 en Estados Unidos.
En el filme, Depp se sumerge en la identidad de John Dillinger, posiblemente uno de los personajes de apariencia menos extrema de su carrera, en una obsesiva búsqueda de emociones fuertes y vida al límite y al margen de la ley que acabaron por encumbrar al atracador a la categoría de Robin Hood de la Gran Depresión.
"Era un héroe existencial, todos los días eran el último, pero no se consideraba intocable, no era tonto, él simplemente vivía sin hacer planes", declara el actor de Piratas del Caribe. Un tipo de persona que a juicio de Depp es difícil de encontrar en la actualidad.
"La gente era diferente antes, había algún grado de inocencia. No sé si habrá alguien parecido hoy en día, quizá el subcomandante Marcos en Chiapas, que trata de proteger a los indios en México, es similar en pureza e inocencia", afirmó el intérprete.
Dillinger y su banda viajaron a sus anchas por EE UU aprovechando la inexistencia de una estructura federal que tuviese jurisdicción sobre los delitos interestatales y sus acciones, pronto elevadas a hazañas, fueron la primera prueba de fuego policial del FBI que visionaba el director J. Edgar Hoover.
El antagonista de Dillinger fue el agente Melvin Purvis, interpretado por Christian Bale (el último Batman), que parece el único capaz de organizar una operación que permita dar caza al escurridizo gangster.
Bale confesó sentir pasión por la historia de Purvis, quien sufrió varios fracasos en su misión y, a pesar del triunfo de la ley, terminó por abandonar el FBI y se suicidó poco después.
"Al principio el FBI tenía muchas desventajas a la hora de luchar contra el crimen organizado, hubo una época en la que no podían ni ir armados, aunque eso no se ve en la película" explicó el actor, cuyo personaje inspiró al dibujante Chester Gould el aspecto del detective de cómic Dick Tracy.
En un filme dominado por los personajes masculinos, la francesa Marion Cotillard, ganadora de un Oscar por La Vie en Rose (2007), ofreció el contrapeso dramático al protagonizar la historia de amor subyacente sufrida en sus carnes por la novia de Dillinger, Billie Frechette.
Un trabajo de meses para Cotillard ya que, al margen de la preparación del personaje, tuvo que deshacerse de su acento francés para mimetizar la pronunciación de una chica estadounidense del Medio Oeste.
"No improvisé nada. Tardaba una semana en aprenderme cada frase -aseguró Cotillard-, que dijo que su aventura de Hollywood era "más grande que un sueño."
La película tiene el sello del cineasta Michael Mann, un director aficionado a los títulos policíacos y de intrigas como Heat (1995) o Daño Colateral (2004) y estudioso de la década de los años 30 en Estados Unidos.
En el filme, Depp se sumerge en la identidad de John Dillinger, posiblemente uno de los personajes de apariencia menos extrema de su carrera, en una obsesiva búsqueda de emociones fuertes y vida al límite y al margen de la ley que acabaron por encumbrar al atracador a la categoría de Robin Hood de la Gran Depresión.
"Era un héroe existencial, todos los días eran el último, pero no se consideraba intocable, no era tonto, él simplemente vivía sin hacer planes", declara el actor de Piratas del Caribe. Un tipo de persona que a juicio de Depp es difícil de encontrar en la actualidad.
"La gente era diferente antes, había algún grado de inocencia. No sé si habrá alguien parecido hoy en día, quizá el subcomandante Marcos en Chiapas, que trata de proteger a los indios en México, es similar en pureza e inocencia", afirmó el intérprete.
Dillinger y su banda viajaron a sus anchas por EE UU aprovechando la inexistencia de una estructura federal que tuviese jurisdicción sobre los delitos interestatales y sus acciones, pronto elevadas a hazañas, fueron la primera prueba de fuego policial del FBI que visionaba el director J. Edgar Hoover.
El antagonista de Dillinger fue el agente Melvin Purvis, interpretado por Christian Bale (el último Batman), que parece el único capaz de organizar una operación que permita dar caza al escurridizo gangster.
Bale confesó sentir pasión por la historia de Purvis, quien sufrió varios fracasos en su misión y, a pesar del triunfo de la ley, terminó por abandonar el FBI y se suicidó poco después.
"Al principio el FBI tenía muchas desventajas a la hora de luchar contra el crimen organizado, hubo una época en la que no podían ni ir armados, aunque eso no se ve en la película" explicó el actor, cuyo personaje inspiró al dibujante Chester Gould el aspecto del detective de cómic Dick Tracy.
En un filme dominado por los personajes masculinos, la francesa Marion Cotillard, ganadora de un Oscar por La Vie en Rose (2007), ofreció el contrapeso dramático al protagonizar la historia de amor subyacente sufrida en sus carnes por la novia de Dillinger, Billie Frechette.
Un trabajo de meses para Cotillard ya que, al margen de la preparación del personaje, tuvo que deshacerse de su acento francés para mimetizar la pronunciación de una chica estadounidense del Medio Oeste.
"No improvisé nada. Tardaba una semana en aprenderme cada frase -aseguró Cotillard-, que dijo que su aventura de Hollywood era "más grande que un sueño."
La película tiene el sello del cineasta Michael Mann, un director aficionado a los títulos policíacos y de intrigas como Heat (1995) o Daño Colateral (2004) y estudioso de la década de los años 30 en Estados Unidos.
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