Con raíces platenses

Fortaleza y fragilidad a la vez. Esas son las características femeninas que la escultora platense Marcela Cabutti quiso reflejar en la escultura "Pasionaria" cuyo proyecto acaba de ser elegido entre otros 113 llegados desde distintos puntos del país y del exterior para ser emplazado frente al Museo Fortabat, en el barrio porteño de Puerto Madero.

La obra fue distinguida con el premio adquisición en el marco del certamen "A Cielo Abierto", otorgado por la firma Arnet y será donada en el mes de noviembre al gobierno de Buenos Aires para ser exhibida en el Dique 4 del mencionado barrio.

La ganadora, Marcela Cabutti, es platense y profesora de la Facultad de Bellas Artes. Según cuenta, tres años atrás comenzó a interesarse por las obras en espacios públicos y fue en este proyecto donde coincidieron ese interés con otro característico de sus obras: la inspiración literaria.

LA OBRA

La obra, que comienza a construirse en estos días y estaría lista en el mes de noviembre, representa a una flor roja de metal apoyada mediante dos pétalos y su tallo curvo sobre una plataforma adoquinada ubicada en la esquina de las calles Pierina Dealessi y Mariquita Sánchez de Thompson.

El trabajo mide 2,80 por 2,80 por 5,20 y pesa un total de 1.200 kilos, según indica su autora. Inicialmente, la intención de la escultora era que fuera más grande, pero debió ajustarse a una de las consignas del concurso, que exigía que la escultura no obstaculizara la visual del entorno.

La elección del color (rojo metalizado), dice Cabutti, se basó en la búsqueda del contraste con los colores de las edificaciones del entorno, entre las que se imponen las superficies vidriadas y el color del aluminio. También tuvo en cuenta la cercanía del río, frente a cuyo color resalta el rojo elegido y resulta más convocante.

"Imagino sencillamente que quienes abran una ventana o deslicen una cortina desde los edificios cercanos y vean esa flor roja en el piso, quizás puedan pensar diferentes historias en relación con su presencia: algunos se esforzarán por recordar la leyenda de Anahí, o quizás imaginen debajo del asfalto hay naturaleza desatada dispuesta a emerger de cualquier modo", dice Cabutti.

Un renglón aparte merece la elección del motivo. Cabutti cuenta que elogió la pasionaria por tratarse de una flor representativa del continente americano, una flor que define como doméstica, salvaje, que crece prácticamente sin cuidados en cualquier terreno o campo, enredada en los alambrados.

El trabajo de la escultora con flores y específicamente con pasionarias, no es nuevo.

Según cuenta "vengo trabajando en flores desde hace tiempo y éstas en particular me parecen estructuralmente interesantes porque tienen todo lo femenino de una flor, que a la vez tiene un significado religioso y a la vez es también masculina".

Para decidirse por el tipo de pasionaria que finalmente eligió, estudió antes las más de 400 clases existentes y tuvo en cuenta, como en otras de sus obras, el factor literario.

"Le pregunté a una amiga escritora sobre textos que hablaran de esta flor y me recomendó leer a Marosa Di Giorgio. Ella tiene un libro llamado Papeles Salvajes en el que asigna a las flores una personalidad tan fuerte que me impresionó. De allí saqué los dos elementos preponderantes en la obra: la fortaleza femenina y, a la vez, la fragilidad", dice Cabutti.

Cabutti reconoce que la inspiración literaria no es nueva en su obra y que muchos de sus trabajos están influidos por ideas extraídas de cuentos y novelas.

Otro elemento común en sus obras -que fueron exhibidas en distintos puntos del país, en Estados Unidos y en Italia- es que tienen que ver con los lugares donde habita, especialmente City Bell y Villa Elisa, donde actualmente tiene su taller.

BUSQUEDAS

Mientras se inicia la construcción de la escultura, Cabutti indica que en pasionaria coinciden muchas de sus búsquedas de los últimos años.

Entre ellas, el interés por el trabajo en espacios públicos, su pasión por las flores y su interés por la literatura.

La obra, según Cabutti, "propone repensar qué significa la escultura pública en función del uso que la gente hace del lugar donde se emplaza".

En este sentido, Cabutti ya había incursionado en este terreno y una de sus obras fue elegida para ser emplazada a la vera del lago, en la ciudad de Milán.

Como consecuencia de su instalación "Mira cuántos barcos aún navegan", del año 2008 donde utilizó todo el interior de una sala de exposiciones, según cuenta Cabutti en la memoria conceptual del proyecto, "he descubierto que ciertos proyectos y obras pugnan por escaparse de los espacios cerrados y pretenden expandirse hasta tener la posibilidad de ser construidos en espacios públicos al aire libre, no precisamente por cuestiones de tamaño".

El jurado del concurso que se adjudicó Cabutti estuvo compuesto por el arquitecto Alfredo Garay, el artista plástico Nicolás García Uriburu, la directora general de Museos de la Ciudad de Buenos Aires, Florencia Braga Méndez y las críticas de arte Mercedes Casanegra y Adriana Lauría.