Se pueden reducir riesgos de un accidente cerebrovascular
Es una de las principales causas de muerte en el mundo. Una vida saludable disminuye sensiblemente la posibilidad de sufrirlo
| 24 de Enero de 2010 | 00:00

Llevar una vida saludable supone un seguro de longevidad pero también sabemos que, a pesar de las ventajas que conlleva, no es fácil mantener un régimen existencial disciplinado, con actividad física diaria y evitando el alcohol, el tabaco y la mala alimentación.
Las personas que se mueven poco o nada, encienden un cigarrillo tras otro, comen "lo que sea" y casi todos los días se toman varias copas o pintas de cerveza tienen 2,3 veces más probabilidad de sufrir un ataque cerebralvascular (ACV) que las que viven de forma sana, según acredita un estudio científico reciente.
El ACV, también conocido como apoplejía o ictus , puede ser ocasionado por un proceso crónico de arterioesclerosis, una embolia o una trombosis. En algunas ocasiones, el afectado se recupera al poco tiempo de haber sufrido la afección, catalogada clínicamente como ataque isquémico transitorio.
No obstante, en los casos más graves el ACV puede provocar lesiones cerebrales irreversibles y dejar secuelas funcionales.
MALOS HABITOS
Científicos de la universidad británica de East Anglia aseguraron, en declaraciones aparecidas en "British Medical Journal", que el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular cuando se tienen malos hábitos de vida es muy elevado.
Sin embargo, caminar un buen rato cada día, tomarse una copa de vez en cuando y comer mucha fruta y verdura permite albergar la esperanza de que el ACV no se manifieste nunca.
Investigadores de la universidad estadounidense de Michigan llegaron a otra sorprendente conclusión: en los barrios con muchos restaurantes de comida rápida, la incidencia de accidentes cerebrovasculares es mayor que en el resto.
No obstante, los expertos advirtieron de que esa relación no es suficiente como para demostrar que acudir a los restaurantes de comida rápida aumente el riesgo de ACV. Serán necesarios otros estudios en profundidad los que lo determinen. El estudio en cuestión se limitaba a hacer una constatación empírica.
Aparte de esa duda, los investigadores se plantean otra serie de interrogantes, como por ejemplo si los moradores de estos barrios se alimentan casi exclusivamente con este tipo de comida ante la falta de alternativas más saludables, o bien si existe algún factor exógeno en estos vecindarios determinante de un nivel de salud deficitario.
MILLONES DE MUERTES
En cualquier caso, datos de la OMS de 2004 indican que esta patología ocasionó 5,7 millones de fallecidos en todo el mundo, lo que supone casi el 10 por ciento del total de decesos ocurridos ese año. Además, el ACV deja secuelas irreversibles en un porcentaje elevado de quienes lo padecen.
La enfermedad conlleva una gran carga social por el desgaste familiar que supone y el consumo de recursos en el sistema sanitario, por lo que los sistemas públicos de salud han elaborado estrategias de lucha contra el ACV que se basan en tres pilares fundamentales: prevención, atención en fase aguda y rehabilitación.
Las estadísticas revelan que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir un ACV, y con mayor virulencia, que los hombres. El 75 por cien de los casos afecta a personas de 65 o más años.
Debido al aumento del envejecimiento de la población, las previsiones no son nada optimistas. Hacia la mitad de siglo se prevé que el número de casos aumente en proporciones geométricas.
¿POR QUE LAS MUJERES?
La hipertensión, la diabetes y el colesterol son tres factores de riesgo. Y las mujeres que padecen migraña, fuman y toman anticonceptivos orales tienen dieciséis veces más posibilidades que el resto de sufrir un ACV, según José Alvarez Sabín, coordinador del grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En las féminas el ACV es más frecuente, provoca más muertes, se detecta más tarde y les deja peores secuelas que a los hombres, según un registro de más de 11.000 pacientes atendidos en el Hospital Universitario Valle de Hebrón de Barcelona.
Por otra parte, los datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que el ACV es la primera causa de mortalidad en la mujer española, con más de 19.000 fallecimientos al año.
La explicación que aporta este especialista se fundamenta en que las mujeres presentan los síntomas de alarma clásicos con menor frecuencia, tales como pérdida de fuerza, falta de sensibilidad en la mitad del cuerpo, dificultad para hablar y entender, pérdida súbita de la visión y un intenso dolor de cabeza.
Además, muchas viven solas porque son viudas y eso repercute en que acudan más tarde al servicio sanitario o que no cumplan a rajatabla los tratamientos.
Las personas que se mueven poco o nada, encienden un cigarrillo tras otro, comen "lo que sea" y casi todos los días se toman varias copas o pintas de cerveza tienen 2,3 veces más probabilidad de sufrir un ataque cerebralvascular (ACV) que las que viven de forma sana, según acredita un estudio científico reciente.
El ACV, también conocido como apoplejía o ictus , puede ser ocasionado por un proceso crónico de arterioesclerosis, una embolia o una trombosis. En algunas ocasiones, el afectado se recupera al poco tiempo de haber sufrido la afección, catalogada clínicamente como ataque isquémico transitorio.
No obstante, en los casos más graves el ACV puede provocar lesiones cerebrales irreversibles y dejar secuelas funcionales.
MALOS HABITOS
Científicos de la universidad británica de East Anglia aseguraron, en declaraciones aparecidas en "British Medical Journal", que el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular cuando se tienen malos hábitos de vida es muy elevado.
Sin embargo, caminar un buen rato cada día, tomarse una copa de vez en cuando y comer mucha fruta y verdura permite albergar la esperanza de que el ACV no se manifieste nunca.
Investigadores de la universidad estadounidense de Michigan llegaron a otra sorprendente conclusión: en los barrios con muchos restaurantes de comida rápida, la incidencia de accidentes cerebrovasculares es mayor que en el resto.
No obstante, los expertos advirtieron de que esa relación no es suficiente como para demostrar que acudir a los restaurantes de comida rápida aumente el riesgo de ACV. Serán necesarios otros estudios en profundidad los que lo determinen. El estudio en cuestión se limitaba a hacer una constatación empírica.
Aparte de esa duda, los investigadores se plantean otra serie de interrogantes, como por ejemplo si los moradores de estos barrios se alimentan casi exclusivamente con este tipo de comida ante la falta de alternativas más saludables, o bien si existe algún factor exógeno en estos vecindarios determinante de un nivel de salud deficitario.
MILLONES DE MUERTES
En cualquier caso, datos de la OMS de 2004 indican que esta patología ocasionó 5,7 millones de fallecidos en todo el mundo, lo que supone casi el 10 por ciento del total de decesos ocurridos ese año. Además, el ACV deja secuelas irreversibles en un porcentaje elevado de quienes lo padecen.
La enfermedad conlleva una gran carga social por el desgaste familiar que supone y el consumo de recursos en el sistema sanitario, por lo que los sistemas públicos de salud han elaborado estrategias de lucha contra el ACV que se basan en tres pilares fundamentales: prevención, atención en fase aguda y rehabilitación.
Las estadísticas revelan que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir un ACV, y con mayor virulencia, que los hombres. El 75 por cien de los casos afecta a personas de 65 o más años.
Debido al aumento del envejecimiento de la población, las previsiones no son nada optimistas. Hacia la mitad de siglo se prevé que el número de casos aumente en proporciones geométricas.
¿POR QUE LAS MUJERES?
La hipertensión, la diabetes y el colesterol son tres factores de riesgo. Y las mujeres que padecen migraña, fuman y toman anticonceptivos orales tienen dieciséis veces más posibilidades que el resto de sufrir un ACV, según José Alvarez Sabín, coordinador del grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En las féminas el ACV es más frecuente, provoca más muertes, se detecta más tarde y les deja peores secuelas que a los hombres, según un registro de más de 11.000 pacientes atendidos en el Hospital Universitario Valle de Hebrón de Barcelona.
Por otra parte, los datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que el ACV es la primera causa de mortalidad en la mujer española, con más de 19.000 fallecimientos al año.
La explicación que aporta este especialista se fundamenta en que las mujeres presentan los síntomas de alarma clásicos con menor frecuencia, tales como pérdida de fuerza, falta de sensibilidad en la mitad del cuerpo, dificultad para hablar y entender, pérdida súbita de la visión y un intenso dolor de cabeza.
Además, muchas viven solas porque son viudas y eso repercute en que acudan más tarde al servicio sanitario o que no cumplan a rajatabla los tratamientos.
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