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Cuidar niños: mucho más que un oficio

Varias familias recurren a “niñeras” que están a cargo de los hijos cuando no están en casa y hasta para llevarlos a la escuela y sus actividades. Cuánto cobran, de que se ocupan. Cómo crean su vínculo con los pequeños

Cuidar niños: mucho más que un oficio

Son casi parte de la familia ya que pasan mucho tiempo con los más chicos / Pexels

Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

29 de Octubre de 2023 | 07:47
Edición impresa

“Cuido niños desde mis 16 años, hoy tengo 30 años. Comencé cuidando a mis sobrinos Esteban (13), luego llegó Luz (8), a quien sigo cuidando ciertos días y hace seis años que cuido a Anita. Y esporádicamente a dos hermanitos. Jamás lo pensé como un laburo para toda mi vida, siempre fue mi medio para lograr otros objetivos como el poder estudiar. Es un trabajo donde se requiere mucha atención, dedicación, amor y conciencia porque el cuidado de estas pequeñas personas es algo muy valioso para sus padres y a su vez no podemos menospreciar nuestro trabajo y debemos hacerlo valorar”. Quien habla es Silvana Del Valle, profesora de Artes Visuales y niñera.

“Busco a la nenas de la escuela, las llevo a la casa y les hago el almuerzo. También las llevo a la seño de particular o alguna otra actividad”, dice la baby sitter.

En la actualidad, muchas familias recurren a estos servicios. Cuando ambos padres tienen responsabilidades laborales de mucha carga horaria, “no hay otr5a solución”, según cuenta Agustina, mamá de Mateo (11) y Sol (8), que van a una escuela pública 4 horas diarias y pasan gran parte del día a cargo de Fabiola, su niñera desde hace 3 años.

UN TRABAJO AMOROSO

¿Cuánto cuesta el servicio de una cuidadora de niños? “Yo tomo en cuenta la escala salarial de www.argentina.gob.ar , que dice que el pago debe ser de $1.277 por hora. Todo depende también de qué valor le ponen sus padres a los hijos . Pero cuánto más horas vas te tendrían que pagar mas por hora y a eso sumarle los viáticos. Y si se trata de un trabajo fijo, deberían pagar aguinaldo, independientemente de que sea un empleo en negro o en blanco”, explica Silvana.

No está contemplado el traslado de los niños en esos honorarios. Pero varias cuidadoras cobran un extra de $500 por ese servicio, a lo que se suman los gastos de movilidad.

Yamila Cabrera tiene 32 años y acompaño niños y niñas desde que era chica. “Lo comencé a hacer de manera espontánea, lo que fue cambiando conforme pasaba el tiempo es la forma de hacerlo. Al principio cuidaba a los peques de la propia familia y luego se fue extendiendo llegando a ser uno de mis primeros trabajos. Ya sea acompañando como niñera, apoyo escolar o en animaciones de cumpleaños. Con el tiempo, pensando en qué estudiar y luego de probar otras alternativas me decidí a formarme en el profesorado de Educación Inicial del ISFD n°17”, cuenta.

Las niñeras cumplen un rol fundamentan al llevar a los chicos al colegio / Pexels

“Había considerado de alguna manera antes esta posibilidad pero no era muy apoyada o quedaba por el ojo ajeno desvalorizada como opción. Lo cierto es que una vez allí todo fue cobrando sentido y sabía que acompañar niñeces era lo que quería y deseaba hacerlo con compromiso, ya que era en el compartir con las niñeces uno de los lugares donde me sentía y me siento más plena y quería que ese compartir con ellas sea lo más nutricio posible, tanto para esas personitas como para mi y la niña que fui”, agrega.

“En paralelo a los estudios formales fui indagando otras alternativas pedagógicas y conociendo otros espacios que me permitieron abrir el abanico de posibilidades respecto a la labor de acompañar. Necesitaba reafirmar que había otras formas posibles de acompañar a la que conocía, una que fuera más amorosa, consciente y respetuosa.Y así comenzó el viaje lleno esas magias, detalles y eternos presentes y aprendizajes que nos traen les niñes cuando podemos tomarnos el tiempo de compartir con ellos en presencia”, sostiene Yamila.

“Algunos acompañamientos han sido temporales por distintas circunstancias pero una gran parte de ellos se han sostenido y se sostienen en el tiempo de diversas maneras. Durante mi formación docente y hasta la pandemia fui acompañando peques desde las instituciones informales y formales, sobre todo jardines maternales y desde la experiencia formativa en jardines de Infantes y un maternal estatales. Al llegar la pandemia la oportunidad laboral dentro de una institución educativa formal a la que había ingresado quedó suspendida hasta que la misma terminó cerrando, quedando totalmente descartada la posibilidad de retomar en algún momento. y fue allí donde un nuevo giro se dio, la pandemia y el estar fuera de las instituciones abrió las puertas a seguir profundizando en alternativas a la educación conocida: educación viva, en la naturaleza, aprendizaje libre, homeschooling, escuelas sombrillas, entre otras magias como las terapias holísticas, el parto y la crianza respetuosa, el desarrollo fisiológico y el doulaje que me llevaron a trabajar para desaprender formas establecidas y aprender otras maneras de acompañar a las niñeces y sus procesos. Conforme iba avanzando la pandemia también lo hacía la necesidad de retomar la actividad laboral y de las familias de tener un acompañamiento con sus crías y así fue que comenzamos a dialogar con Celeste (mama de Coral), lo que sería el inicio de un acompañamiento de crianzas respetuosas que se fue expandiendo rápidamente”, cuenta sobre una de sus experiencias.

“Empezamos de manera personalizada en su domicilio con su pequeña de poco más de un año y medio de edad que hoy está pronta a cumplir los cinco años, creando pequeñas burbujas para conservar los cuidados que el contexto requería y pronto empezó el acompañamiento a sus primas, a otro pequeño de su misma edad en la modalidad de dupla hasta que llegamos a organizarnos entre seis y siete familias y co-creamos en tribu el taller de ‘Juego y Libertad’, donde dos docentes acompañamos un grupo reducido de peques con sus familias que terminaron siendo seis participando activamente tanto en la logística y administración previa como en el día a día acompañando y sosteniendo en el espacio. El mismo pudimos llevarlo adelante de manera exitosa unos meses hasta que nuevas restricciones por la pandemia nos obligaron a suspenderlo, yo seguí acompañando a 4 de las 6 familias, 5 de los peques en total de manera particular y progresivamente cuando era posible en duplas o triadas de peques. El acompañamiento se siguió sosteniendo en el tiempo con la mayoría de las familias de manera particular, en pequeños grupos, dentro de otro espacio de aprendizaje libre y siguieron sumándose peques a esta modalidad de acompañamiento comenzando de manera individual y personalizada, en sus hogares (que después fueron rotando, incluyendo el mío) y en los casos de ser posible en pequeños grupos (mayormente durante las temporadas de verano)”.

“Actualmente me encuentro en el último tramo de mi primera gestación, reduciendo actividades y creando nuevas formas, espacios donde poder encontrarnos y compartirnos. Acompañando a dos peques de las familias más nuevas en sumarse a esta red pero sigo en contacto compartiendo y acompañando en distintas oportunidades a las familias con las que ya son parte de mi tribu desde la pandemia a las que les agradezco todo el aprendizaje de este recorrido hermoso que fue salir de las salas de los jardines y entrar en los hogares a conocer la otra cara de la moneda que allí no se ve, de la mano de personas amorosas, respetuosas y comprometidas con la crianza de sus peques, haciéndome un lugarcito y dejándome entrar en su cotidiano y compartiéndola más preciado para ellas”, confiesa Yamila.

 

Quienes cuidan de los niños aportan a su desarrollo

 

Por su parte, Belén Davyt Coloi, mamá mamá De Alfonso y Elian, dice que cuando nos dimos cuenta que necesitábamos ayuda en la crianza de nuestros hijos pensamos que iba a ser un proceso difícil, que nos iba a costar confiar. Sin embargo, cuando conocimos a Yami la confianza llegó en un segundo, porque no necesitás más de un segundo para darte cuenta de que el respeto y el amor son las bases de su acompañar. Con Yami no necesitás explicar de pies descalzos, de pañales de tela, ni de blw.. .Con naturalidad, empatía y paciencia acompaña estas y muchas otras formas de criar. Pero lo que más tranquilidad nos da, es saber que nuestros hijos están con alguien que les brinda presencia, ternura y amor>

Otra mamá que deja a sus peques al cuidado de ella subraya que “la conocimos a través de una amiga, porque cuidaba a su hija, siempre me mencionaba que Yami era una persona muy dedicada, de confianza y amorosa con las infancias. Durante la pandemia organizamos encuentros con algunas familias, y Yami fue una de las guías y referentes para estar al cuidado de los bebés (en ese entonces mi hijo tenía casi dos años) y fue realmente hermosa la experiencia. Él conectó con ella al toque, y después ese grupo se desarmó pero con Yami seguimos en contacto, haciendo encuentros con la hija de mi amiga y mi hijo. Es el día de hoy que la nombra con mucho amor. Yami fue muy importante, y siempre confiamos en ella, sabemos que es la persona más indicada para acompañar a nuestro hijo, se entrega al Juego, a escuchar, observar, acompañar e intervenir cuando es necesario. Aprendimos mucho de y con ella”.

Celeste Antonioli, mamá de Cori, dice “me acuerdo el primer dia que vino Yami a casa, entró por la puerta, Cori que tendría 1 año y medio, la agarró de la mano y se la llevó a jugar. Así de fácil. Y eso es que los niños perciben la energía del otro, ellos no pueden ni mentir ni fingir. Yami durante el tiempo que nos acompañó fue todo maravilloso y lo sigue siendo porque el vínculo lo seguimos teniendo. Yami escucha, observa, conversa, juega y se ríe, siempre acompañó a cori en su necesidad y deseo, también enseñando y poniendo el límite con la palabra amorosa. Creo que lo más importante que tiene Yami es que ella está en constante apertura y aprendizaje, no se acerca con una idea ya armada o queriendo imponer nada, se sorprende, se acomoda, se mueve de ser necesario. Y eso son los niños, creo que su gran talento es conservar esa naturaleza intacta en ella misma, más allá de cualquier teoría o filosofía de crianza que también las conoce, estudia y transforma. Estoy muy agradecida de la experiencia que tuvimos con ella y la amistad que continúa”.

“Considero que son indispensables el compromiso, el amor, la paciencia y la revisión personal constante acerca de cómo nos desenvolvemos en el cotidiano para poder mejorar. Creo que son cualidades necesarias para desempeñar cualquier rol pero profundizando en la presencia, no solo física sino emocional, también una buena comunicación para trabajar en conjunto con las familias que potencie el fin común que es el deseo de cómo acompañar a ese ser de la mejor manera posible”, dice Yamila, cuidadora profesional desde hace ya muchos años.

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