Enrique Saraví

Su fallecimiento

"El no es parte del Colegio de Abogados, él 'es' el Colegio". La emotiva definición con que varios colegas rindieron tributo a Enrique Saraví Tiscornia tiempo atrás, cuando cumplió 80 años, cobran mayor dimensión ahora que su fallecimiento deja en la tradicional entidad una dolorosa ausencia.

Descendiente de una familia con hondo arraigo platense -su bisabuelo integró el primer Concejo Deliberante, su abuelo fue intendente de la ciudad-, Enrique Luciano Saraví Tiscornia nació el 30 de abril de 1926 en Pergamino, donde su familia se había radicado por razones laborales. Su padre, Enrique Saraví Cisneros, fue un destacado profesional que llegó a ser titular de la Asociación Odontológica Platense en dos oportunidades; su madre, Marta Tiscornia, ama de casa.

De regreso en La Plata, Enrique compartió la infancia con sus hermanos Jorge, Marta y Estela en una amplia casona de 2 entre 41 y 42, también sede del consultorio paterno. A los cinco años entró en la Escuela Nº 2 -de la que fue abanderado-, y completó su formación en el Colegio Nacional -con profesores como Pedro Henríquez Ureña- y la facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata. "Aunque tenía un tío secretario de la Corte, y otro como juez en Mercedes, dudé algún tiempo entre el derecho y las matemáticas", supo recordar.

Graduado como escribano en 1954 -profesión que ejerció hasta los 75 años, e incluyó un paso como Escribano de Minas de la Provincia-, llegó al Colegio de Abogados en 1968 como secretario administrativo del Consejo Directivo. Desde entonces, estuvo presente en más de veinte mil juramentos de nuevos profesionales, y colaboró con diez presidentes: Gualberto Mostajo, Carlos Acevedo, Jorge Ure, Enrique Basla, Juan Pedro Augé, Alejandro Larrechart, Juan Carlos Simoncelli, Alvaro García Orsi, Carlos Andreucci y Pedro Martín Augé.

En el terreno institucional, fue dirigente del Jockey Club -lideró la Comisión de Carreras- y presidió la Asociación de Padres del colegio San Luis. En el deportivo, fue nadador y waterpolista. En el futbolístico, hincha fanático de Estudiantes. Y en el cinematográfico, participó como extra de dos películas: "Novia de primavera" con María Duvall, y "Todas las mujeres se llaman Helena" con Enrique Serrano.

Según sus pares, "Enriquín" -tal como lo llamaban con afecto- realizó sin estridencias una tan valiosa como cotidiana labor docente: "enseñó a varias generaciones el concepto institucional de la colegiación, y estuvo presente en las grandes decisiones vinculadas con la materia. Por cuarenta años, todo el que requirió el consejo prudente de Enrique, o apeló a su memoria prodigiosa, obtuvo lo que necesitaba y más".

Casado con Nelly Bueich, tuvo dos hijos: Enrique Tercero y María Luz, quienes se prolongaron en cuatro nietos. Siempre de buen humor y dispuesto a dar una mano, se refería al trabajo como "una terapia"; estas cualidades, sumadas a su probidad, inteligencia y lealtad, le ganaron un lugar entre los afectos de quienes compartieron sus días.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE