¿El retorno del mamut?
A partir de nuevos avances en genética, un investigador japonés anunció días atrás que su equipo estaría en condiciones de lograr el nacimiento de un mamut en los próximos cinco años. De conseguirlo, será el primero en volver a la vida desde que su especie desapareciera de la Tierra hace cinco milenios.
| 30 de Enero de 2011 | 00:00

En el verano de 2002, una expedición ruso japonesa se adentró en una región de Siberia que esconde bajo su hielo la mayor reserva de mamuts del planeta y halló a orillas del río Maxunuokha las patas de un ejemplar congelado. Aunque en su momento el hallazgo no parecía resultar particularmente valioso, casi una década más tarde podría encerrar la clave para devolverle la vida a una especie que desapareció de la faz de la Tiera hace cinco mil años.
Así lo espera el doctor Akira Iritani, quien días atrás anunció haber logrado algo que parecía imposible: extraer ADN viable de los tejidos de aquel ejemplar. Y sobre la base de este logro dijo que su equipo estaría en condiciones de clonar un mamut lanudo (Mammuthus Primigenius) en los próximos cinco años.
El anuncio, que tuvo una enorme repercusión en el mundo, despertó sin embargo cierto escepticismo entre algunos científicos. Y es que aún cuando varios de ellos consideran posible la clonación de un mamut, dudan que se haya obtenido realmente el material genético necesario para ello.
Sucede que para poder clonar un mamut de la misma forma que se lo hizo con la oveja Dolly, el mayor obstáculo pasa hoy por obtener un núcleo celular intacto, ya que es allí donde se concentra el genoma del animal. Y esto es algo que muchos expertos consideran imposible dadas las condiciones de los ejemplares hallados hasta el momento.
Lo cierto es que Iritani, profesor emérito de la Universidad de Kyoto y director de las investigaciones, asegura haber dado ese paso crucial y está convencido de que esta vez, luego de varios intentos, su equipo tendrá éxito.
CON OVULOS DE ELEFANTE
A partir de trozos de hueso, médula ósea y músculo de aquel animal hallado en Siberia hace casi diez años, "hemos obtenido con éxito núcleos celulares" y "no estamos lejos de lograr un embrión de mamut clonado", anunció días atrás el doctor Akira Iritani.
La técnica que planea aplicar el investigador japonés es la misma utilizada para la clonación de la oveja Dolly en 1996. Su equipo tiene previsto extraer los núcleos orginales de un óvulo de elefante para injertar en su lugar los núcleos del mamut siberiano a fin de que el embrión resultante contenga sólo los genes del gigante extinto.
"Intentamos transferirlos a óvulos de ratón, pero no funcionó, probablemente por la gran diferencia entre especies. Pero ahora vamos a probar hacerlo con óvulos de elefante. Los preparativos para llevarlo a cabo ya se han realizado", adelantó el investigador.
Si bien la idea de la sustitución nuclear no es nueva, hasta ahora no había sido posible extraer núcleos celulares de mamut que resultaran adecuados para llevarla a cabo. De hecho, un equipo de la Universidad de Kinski que había intentado hacerlo en 1997 terminó abandonando el proyecto por considerarlo imposible.
A pesar del buen estado de conservación de los tejidos de mamut utilizados en aquel intento, los investigadores se topaban una y otra vez con el mismo resultado: los nucleos celulares aparecían dañados por los cristales de hielo.
Pero en 2008, un biólogo japonés, Teruhiko Wakayama, del centro Riken para la Biología del Desarrollo, logró por primera vez en el mundo clonar un ratón a partir de células que habían permanecido congeladas durante dieciseis años a 20 grados bajo cero. Y fue en base a esa experiencia que el equipo de Iritani desarrolló la técnica con la que asegura haber extraído núcleos celulares intactos de mamut.
DUDAS Y CRÍTICAS
Aunque con su técnica el doctor Iritani consiguió en 2008 clonar un toro cuyos testículos habían permanecido congelados a 80 grados bajo cero durante una década, bastó que hablara de aplicarla sobre tejidos de mamut para desatar la desconfiaza de algunos de sus colegas.
"Sus declaraciones no tienen ninguna base científica, son sólo una campaña publicitaria para obtener dinero y popularidad. Los fósiles descubiertos en el permafrost de Siberia no tienen células intactas porque se han derretido y congelado muchas veces", dijo Alexey Tikhonov, investigador del Instituto Zoológico de San Petersburgo y coautor del genoma del mamut.
"Ninguno de nosotros ha visto nunca una muestra en la que los cromosomas no estén destruidos, por lo cual es imposible clonarlo hoy en día", señaló por su parte Stephan Schuster, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y líder de un equipo que lleva analizando muestras celulares de mamut desde hace treinta años.
Lo cierto es que tanto Tikhonov como Schuster conforman el otro gran grupo de investigadores que aspira a lograr alguna vez la clonación de un mamut; en su caso, a través de un camino distinto al de Iritani: la reconstucción de la secuencia del genoma del animal, la que esperan completar "en unos meses", según anunciaron.
DE SIBERIA A AFRICA
Ajeno al escepticismo y las críticas de sus colegas, Akira Iritani, quien está por cumplir los 80 años, sigue adelante con sus planes con la idea de alcanzar resultados concretos en un plazo de "entre cuatro y seis años".
Para ello, meses atrás invitó a formar parte de su proyecto a Minoru Miyashita, profesor de la Universidad de Kinki, quien solicitó a los zoológicos de todo Japón que cedieran óvulos de elefantas cuando éstas fallecieran. Y sumó además a su equipo al director del laboratorio ruso de investigación sobre mamuts y a dos expertos norteamericanos en biología de elefantes y fertilización in vitro de animales.
En el caso de que Iritani logre un embrión de mamut, Miyashita y los dos norteamericanos se encargarían de trasplantarlo al útero de una elefanta africana. De nacer la cría -cuyo período de gestación no sería menor a los 600 días, según se espera- el primer mamut en miles de años volvería a pisar la Tierra en Africa, un continente que nunca conoció, y sería el principio de una nueva era zoológica, la de especies resucitadas por el hombre.
Los gigantes que siguieron a los dinosaurios
Lo mismo que el Megaterio, la Macrauquenia, el Esmilodonte y otras especies de nuestro continente, los mamuts pertenecieron al grupo de los grandes mamíferos que habitaron la Tierra tras la extinsión de los dinosaurios y llegaron a convivir con el hombre moderno.
Su tamaño, en promedio bastante mayor al de los mamíferos actuales, se habría debido precisamente a la extinsión de los dinosaurios que al desaparecer hace unos 65 millones de años dejaron el terreno libre para que evolucionaran hasta alcanzar dimesiones gigantescas.
Así lo sugieren al menos algunas teorías, según las cuales los mamíferos eran al comienzo de su historia evolutiva animales pequeños, no más grandes que un perro; pero tras el Cretácico -al terminar el reinado de los dinosaurios- empezaron a aumentar de tamaño por la falta de predadores y la abundancia de alimento.
En el caso del mamut, antepasado del elefante, habría llegado a tener hasta 3,5 metros de alzada y seis toneladas de peso. De pelo largo y enmarañado, se caracterizaba por un abombamiento en forma de cúpula sobre el cráneo, una alta joroba sobre los hombros y largos colmillos.
Los mamuts habitaban una vasta región del norte de Europa y Asia, así como las islas del Artico y Alaska. Si bien sus restos más antiguos datan de hace 150.000 años, algunos ejemplares habrían sobrevivido hasta el 1.700 AC.
Aunque no se conoce con exactitud cuál fue la causa por la que se extinguieron, se cree que que la última glaciación, al reducir su hábitat natural, habría dejado a los mamuts en jaque, y el hombre moderno, que los perseguía como alimento, se habría ocupado de hacer el resto.
Como Jurassic Park, pero en Siberia
¿Qué pasará con los mamuts si alguna vez se consigue revivir la especie? Una respuesta posible la dio el doctor Akira Iritani mucho antes de que anunciara días atrás la obtención del ADN con que espera clonar en los próximos cinco años a una de estas bestias extintas.
Tras una expedición a la provincia siberiana de Yakutsk en busca de fósiles congelados, el investigador japonés relató que el gobierno ruso lo había invitado a recorrer una zona donde podría construirse un Parque del Pleistoceno.
"Sobrevolamos la zona en helicóptero y la calidad de las pasturas parece perfecta para los animales en los que estamos trabajando", dijo Iritani en referencia a un área de la estepa siberiana dos veces más grande que Japón pero sin presencia humana.
Sin aventurarse en la idea de una reserva, ya que considera que la clonación de mamuts hoy no es posible, el doctor Stephan Schuster, el responsable de un proyecto que ha secuenciado gran parte del genoma de esta especie extinta, reconoció también que "Siberia sigue siendo hoy muy similar al ecosistema en el que vivieron estos paquidermos, por lo que un ejemplar clonado apenas encontraría diferencias".
Dos caminos para un mismo sueño
Mientras que en un laboratorio de la Universidad de Kinki, el doctor Akira Iritani asegura haber iniciado los preparativos para obtener un embrión de mamut a partir del material genético de un ejemplar congelado, su colega Stephan Schuster de la Universidad Estatal de Pensilvania aspirar a alcanzar el mismo sueño pero por un camino distinto.
Schuster, quien entiende que el material genético de los mamuts congelados no es viable para lograr un embrión, sostiene que la clonación es posible pero a través de la reconstrucción del genoma de esa especie, un campo en el cual su equipo ha hecho grandes avances.
Tras haber descifrado ya en gran parte el mapa genético de estas bestias extintas, Schuster planea modificar en laboratorio el genoma de los elefantes para crear así un ejemplar de mamut. "Con las herramientas actuales parece ciencia ficción, pero es mucho más factible que la otra técnica", señala. ¿Cuándo tendrá las herramientas necesarias? "En al menos diez años", dice.
Así lo espera el doctor Akira Iritani, quien días atrás anunció haber logrado algo que parecía imposible: extraer ADN viable de los tejidos de aquel ejemplar. Y sobre la base de este logro dijo que su equipo estaría en condiciones de clonar un mamut lanudo (Mammuthus Primigenius) en los próximos cinco años.
El anuncio, que tuvo una enorme repercusión en el mundo, despertó sin embargo cierto escepticismo entre algunos científicos. Y es que aún cuando varios de ellos consideran posible la clonación de un mamut, dudan que se haya obtenido realmente el material genético necesario para ello.
Sucede que para poder clonar un mamut de la misma forma que se lo hizo con la oveja Dolly, el mayor obstáculo pasa hoy por obtener un núcleo celular intacto, ya que es allí donde se concentra el genoma del animal. Y esto es algo que muchos expertos consideran imposible dadas las condiciones de los ejemplares hallados hasta el momento.
Lo cierto es que Iritani, profesor emérito de la Universidad de Kyoto y director de las investigaciones, asegura haber dado ese paso crucial y está convencido de que esta vez, luego de varios intentos, su equipo tendrá éxito.
CON OVULOS DE ELEFANTE
A partir de trozos de hueso, médula ósea y músculo de aquel animal hallado en Siberia hace casi diez años, "hemos obtenido con éxito núcleos celulares" y "no estamos lejos de lograr un embrión de mamut clonado", anunció días atrás el doctor Akira Iritani.
La técnica que planea aplicar el investigador japonés es la misma utilizada para la clonación de la oveja Dolly en 1996. Su equipo tiene previsto extraer los núcleos orginales de un óvulo de elefante para injertar en su lugar los núcleos del mamut siberiano a fin de que el embrión resultante contenga sólo los genes del gigante extinto.
"Intentamos transferirlos a óvulos de ratón, pero no funcionó, probablemente por la gran diferencia entre especies. Pero ahora vamos a probar hacerlo con óvulos de elefante. Los preparativos para llevarlo a cabo ya se han realizado", adelantó el investigador.
Si bien la idea de la sustitución nuclear no es nueva, hasta ahora no había sido posible extraer núcleos celulares de mamut que resultaran adecuados para llevarla a cabo. De hecho, un equipo de la Universidad de Kinski que había intentado hacerlo en 1997 terminó abandonando el proyecto por considerarlo imposible.
A pesar del buen estado de conservación de los tejidos de mamut utilizados en aquel intento, los investigadores se topaban una y otra vez con el mismo resultado: los nucleos celulares aparecían dañados por los cristales de hielo.
Pero en 2008, un biólogo japonés, Teruhiko Wakayama, del centro Riken para la Biología del Desarrollo, logró por primera vez en el mundo clonar un ratón a partir de células que habían permanecido congeladas durante dieciseis años a 20 grados bajo cero. Y fue en base a esa experiencia que el equipo de Iritani desarrolló la técnica con la que asegura haber extraído núcleos celulares intactos de mamut.
DUDAS Y CRÍTICAS
Aunque con su técnica el doctor Iritani consiguió en 2008 clonar un toro cuyos testículos habían permanecido congelados a 80 grados bajo cero durante una década, bastó que hablara de aplicarla sobre tejidos de mamut para desatar la desconfiaza de algunos de sus colegas.
"Sus declaraciones no tienen ninguna base científica, son sólo una campaña publicitaria para obtener dinero y popularidad. Los fósiles descubiertos en el permafrost de Siberia no tienen células intactas porque se han derretido y congelado muchas veces", dijo Alexey Tikhonov, investigador del Instituto Zoológico de San Petersburgo y coautor del genoma del mamut.
"Ninguno de nosotros ha visto nunca una muestra en la que los cromosomas no estén destruidos, por lo cual es imposible clonarlo hoy en día", señaló por su parte Stephan Schuster, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y líder de un equipo que lleva analizando muestras celulares de mamut desde hace treinta años.
Lo cierto es que tanto Tikhonov como Schuster conforman el otro gran grupo de investigadores que aspira a lograr alguna vez la clonación de un mamut; en su caso, a través de un camino distinto al de Iritani: la reconstucción de la secuencia del genoma del animal, la que esperan completar "en unos meses", según anunciaron.
DE SIBERIA A AFRICA
Ajeno al escepticismo y las críticas de sus colegas, Akira Iritani, quien está por cumplir los 80 años, sigue adelante con sus planes con la idea de alcanzar resultados concretos en un plazo de "entre cuatro y seis años".
Para ello, meses atrás invitó a formar parte de su proyecto a Minoru Miyashita, profesor de la Universidad de Kinki, quien solicitó a los zoológicos de todo Japón que cedieran óvulos de elefantas cuando éstas fallecieran. Y sumó además a su equipo al director del laboratorio ruso de investigación sobre mamuts y a dos expertos norteamericanos en biología de elefantes y fertilización in vitro de animales.
En el caso de que Iritani logre un embrión de mamut, Miyashita y los dos norteamericanos se encargarían de trasplantarlo al útero de una elefanta africana. De nacer la cría -cuyo período de gestación no sería menor a los 600 días, según se espera- el primer mamut en miles de años volvería a pisar la Tierra en Africa, un continente que nunca conoció, y sería el principio de una nueva era zoológica, la de especies resucitadas por el hombre.
Los gigantes que siguieron a los dinosaurios
Lo mismo que el Megaterio, la Macrauquenia, el Esmilodonte y otras especies de nuestro continente, los mamuts pertenecieron al grupo de los grandes mamíferos que habitaron la Tierra tras la extinsión de los dinosaurios y llegaron a convivir con el hombre moderno.
Su tamaño, en promedio bastante mayor al de los mamíferos actuales, se habría debido precisamente a la extinsión de los dinosaurios que al desaparecer hace unos 65 millones de años dejaron el terreno libre para que evolucionaran hasta alcanzar dimesiones gigantescas.
Así lo sugieren al menos algunas teorías, según las cuales los mamíferos eran al comienzo de su historia evolutiva animales pequeños, no más grandes que un perro; pero tras el Cretácico -al terminar el reinado de los dinosaurios- empezaron a aumentar de tamaño por la falta de predadores y la abundancia de alimento.
En el caso del mamut, antepasado del elefante, habría llegado a tener hasta 3,5 metros de alzada y seis toneladas de peso. De pelo largo y enmarañado, se caracterizaba por un abombamiento en forma de cúpula sobre el cráneo, una alta joroba sobre los hombros y largos colmillos.
Los mamuts habitaban una vasta región del norte de Europa y Asia, así como las islas del Artico y Alaska. Si bien sus restos más antiguos datan de hace 150.000 años, algunos ejemplares habrían sobrevivido hasta el 1.700 AC.
Aunque no se conoce con exactitud cuál fue la causa por la que se extinguieron, se cree que que la última glaciación, al reducir su hábitat natural, habría dejado a los mamuts en jaque, y el hombre moderno, que los perseguía como alimento, se habría ocupado de hacer el resto.
Como Jurassic Park, pero en Siberia
¿Qué pasará con los mamuts si alguna vez se consigue revivir la especie? Una respuesta posible la dio el doctor Akira Iritani mucho antes de que anunciara días atrás la obtención del ADN con que espera clonar en los próximos cinco años a una de estas bestias extintas.
Tras una expedición a la provincia siberiana de Yakutsk en busca de fósiles congelados, el investigador japonés relató que el gobierno ruso lo había invitado a recorrer una zona donde podría construirse un Parque del Pleistoceno.
"Sobrevolamos la zona en helicóptero y la calidad de las pasturas parece perfecta para los animales en los que estamos trabajando", dijo Iritani en referencia a un área de la estepa siberiana dos veces más grande que Japón pero sin presencia humana.
Sin aventurarse en la idea de una reserva, ya que considera que la clonación de mamuts hoy no es posible, el doctor Stephan Schuster, el responsable de un proyecto que ha secuenciado gran parte del genoma de esta especie extinta, reconoció también que "Siberia sigue siendo hoy muy similar al ecosistema en el que vivieron estos paquidermos, por lo que un ejemplar clonado apenas encontraría diferencias".
Dos caminos para un mismo sueño
Mientras que en un laboratorio de la Universidad de Kinki, el doctor Akira Iritani asegura haber iniciado los preparativos para obtener un embrión de mamut a partir del material genético de un ejemplar congelado, su colega Stephan Schuster de la Universidad Estatal de Pensilvania aspirar a alcanzar el mismo sueño pero por un camino distinto.
Schuster, quien entiende que el material genético de los mamuts congelados no es viable para lograr un embrión, sostiene que la clonación es posible pero a través de la reconstrucción del genoma de esa especie, un campo en el cual su equipo ha hecho grandes avances.
Tras haber descifrado ya en gran parte el mapa genético de estas bestias extintas, Schuster planea modificar en laboratorio el genoma de los elefantes para crear así un ejemplar de mamut. "Con las herramientas actuales parece ciencia ficción, pero es mucho más factible que la otra técnica", señala. ¿Cuándo tendrá las herramientas necesarias? "En al menos diez años", dice.
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