Aprueban el proyecto que autoriza la "muerte digna"

Establece el consentimiento informado para que el paciente pueda elegir a qué prácticas quiere someterse y a cuáles no

La Cámara de Diputados aprobó ayer y giró al Senado un proyecto de ley que garantiza a los pacientes terminales el derecho de tener una "muerte digna", por medio de la posibilidad de rechazar voluntariamente terapias que sólo prolonguen la vida de manera artificial.

Uno de los disparadores del proyecto fue el pedido de Selva Herbon, quien pidió para Camila, su hija de 2 años, que la dejen “morir dignamente”

Sobre el final de la última sesión ordinaria del año, la iniciativa se aprobó con 142 votos afirmativos, seis negativos y dos abstenciones. El texto -que no legaliza la eutanasia, ni el suicidio asistido-, surge de un dictamen elaborado sobre la base de proyectos de los diputados Miguel Bonasso (Diálogo por Buenos Aires), Juan Carlos Vega (Coalición Cívica), Gerardo Milman (FAP) y Jorge Rivas (Nuevo Encuentro), entre otros.

El proyecto propone modificar siete artículos de la ley 26.529, que regula los derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud.

En su primer artículo, referido a la autonomía de la voluntad, la iniciativa plantea que el paciente tiene derecho a rechazar determinadas terapias médicas, y especifica que el enfermo terminal puede rechazar procedimientos quirúrgicos y atenciones de soporte vital, cuando sean desproporcionados en relación con las perspectivas de mejoría.

Además, se les otorga a los pacientes la posibilidad de rechazar la hidratación y la alimentación, cuando estas medidas sólo representen la prolongación en el tiempo de un estado terminal e irreversible.

El único requisito para garantizar el derecho de muerte digna es que el paciente dé su consentimiento informado, es decir, que antes de tomar la decisión y manifestarla, debe recibir información precisa sobre, entre otras cosas, su estado de salud, el tratamiento propuesto y las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento médico.

En caso de que las condiciones de salud del paciente no le permitan dar su consentimiento, la decisión correrá por cuenta de sus familiares o de sus responsables legales.

"VIDA DIGNA"

"La llamada ley de muerte digna debería ser llamada de vida digna. Lo que hace es garantizar el respeto a la autonomía de la voluntad para que las personas decidan cómo van a vivir hasta el último minuto de su vida, evitando el encarnizamiento médico", dijo, en el inicio del debate, la diputada de Nuevo Encuentro, Vilma Ibarra, presidenta de la comisión de Legislación General.

A su vez, el legislador del Frente para la Victoria, Antonio Morante, presidente de la comisión de Salud, afirmó que "el objetivo de la medicina no es sólo combatir la muerte. Cuando ello no es posible, el objetivo debe ser luchar contra el dolor y el sufrimiento para tener una muerte tranquila".

Aunque en la votación en general el proyecto fue aprobado casi por unanimidad, diputados de distintos bloques hicieron objeciones durante el tratamiento en particular, pero no prosperaron modificaciones al dictamen original.

"Seguimos ampliando derechos. Hemos producido nuevos avances en el proceso democrático de reconocimiento y ampliación de derechos que está en curso en nuestro país desde hace ocho años", afirmó por su parte el diputado de Nuevo Encuentro Jorge Rivas, para agregar que "la premisa sobre la que se apoya el proyecto es que la vida no es una obligación, sino un derecho".

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