El facilitador de partos, un invento que se pone en debate

Lo desarrolló un argentino y cosechó un gran reconocimiento internacional. Algunos, sin embargo, lo consideran un procedimiento "macabro"

Desde que hace unos días salió en el programa de Susana Giménez, la historia es conocida por millones de argentinos: durante un asado, Jorge Odón, mecánico e inventor de Lanús, le apostó a un amigo que era capaz de sacar un corcho desde adentro de una botella vacía usando sólo una bolsa de nylon, y le ganó la apuesta. Esa noche, ya en la cama con su mujer, lo despertó la idea de que el truco del corcho bien podría aplicarse para facilitar partos y no se detuvo hasta materializarla en un nuevo invento.

El facilitador de partos Odón no es sin embargo un invento más. A lo largo de los últimos cinco años y de manera silenciosa fue abriéndose camino a fuerza de reconocimientos y premios. Los más importantes de ellos han sido el de la Fundación de Bill y Melinda Gates, que promueve los desarrollos para salvar vidas durante el parto, y el que recibió en el Foro Mundial de Innovación Médica, donde quedó entre las diez ideas más prometedoras. Si eso fuera poco obtuvo además un fuerte apoyo de la Organización Mundial de la Salud para investigar sus potencialidades.

No hace falta decir que ni la Fundación Gates regala su dinero, ni la Organización Mundial de la Salud apoya aventuras. El facilitador de partos Odón posee características sobresalientes: de bajo costo y fácil implementación, permite resolver en pocos minutos los riesgos que se presentan cuando una madre, pese a tener el canal de parto dilatado y estar pujando, no logra parir al bebé. No menos importante es que podría servir también para reducir la trasmisión vertical de enfermedades infectocontagiosas durante el nacimiento.

Tras haber superado la etapa de investigación preclínica en simuladores de parto de la Universidad Des Moines, en Iowa, Estados Unidos, el dispositivo creado por el mecánico de Lanús comenzó en marzo último a ser puesto a prueba en humanos. Y desde entonces -cuenta orgulloso Jorge Odón- "ya ha sido utilizado con éxito en once nacimientos" como parte del protocolo de pruebas del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) de San Isidro.

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