Una gran alegría

Los hinchas del Pincha festejaron y mucho volver al triunfo en el Unico

Como así rato no se veía en los sectores de plateas festejar de una manera distinta. Es que sus hinchas estaban ávidos de triunfos y esta vez ganar en casa terminó siendo un desahogo. El tanto de Román Martínez resultó más que un grito de gol un alarido donde la gente pareció como sacarse la mufa de encima. Ni hablar del tercer y definitivo tanto que consiguió Duvan Zapata, gol que fue celebrado ya con alegría y tranquilidad.

La jornada invitaba a los hinchas a acompañar una vez más al equipo que hoy conduce Diego Cagna. Claro que los últimos resultados y rendimientos del equipo, dejó entrever algunos claros en el sector de las plateas.

Así con la “religiosidad” de siempre, las familias albirrojas comenzaron a poblar el Estadio Ciudad de La Plata. Colgaron los habituales “trapos” en derredor del campo de juego y con mucha tranquilidad se aprestaron para presenciar una nueva actuación del equipo.

Enfrente, apenas un puñado de fanáticos de Atlético Rafaela, dejaba en claro que el duelo de hinchadas no se iba a generar dentro del techado escenario platense.

APLAUSOS

Apenas saltó el equipo a la cancha, se percibió un aplauso distinto. Entre tibio y de compromiso. Es que si bien los socios apoyan fervientemente a estos jugadores, los últimos magros resultados, impidieron ver un recibimiento a toda orquesta. En la cabecera Sur, la parcialidad albirroja tomó la voz cantante y alentó desde el inicio mismo del partido.

Claro que el gol que anotó Rafaela, enmudeció al estadio, no sólo en esos instantes sino también en los minutos siguientes, dado que el equipo se quedó sin “respuestas”.

¡ ¡¡Penal!!! , gritaron todos cuando cayó el colombiano en el área, pero el árbitro lo pasó por alto. De todas formas actuó como una inyección anímica para el hincha, que estaba como adormecido y molesto.

¡ ¡¡Penal!!! si, ¡¡¡penal!!!. Ahora sí. Los platenses se cargaron de ilusiones y Duvan se encargó de terminar la faena desde los doce pasos.

Las ilusiones se renovaron en los hinchas que veían posible la remontada. Y el Propio Román cambió murmullos por otro gol, hecho que terminó por dar vuelta el partido.

¡¡¡Bien paraguayo!!! , gritaron como locos, cuando Justo Villar tapó con toda su humanidad el seguro empate de la visita.

El cierre no podía ser mejor en la “viveza” colombiana de Zapata para correr una pelota que cualquier otro jugador, ni de compromiso la sigue, pero el tozudo goleador Pincha le pellizcó el balón a Sara para desatar el desahogo final del equipo y la gente.

Esta vez el resultado, le permitió al once de Cagna renovar el crédito con sus hinchas que se retiraron conformes por la actitud del equipo

Algunas actuaciones individuales que crecen, pero sin dudas con ganas de ver a un Estudiantes más protagonista en este torneo.

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