31 a 2

     Hay argumentos más sólidos para sostener una localía en cancha propia que el aspecto deportivo. Cuestiones que hacen al aumento del patrimonio, a la identidad, a la idioscincracia, a la autodeterminación. El dueño decide. Hace y deshace según su convicción. Puede equivocarse, seguro. Pero sin estar atado a intereses de terceros. El único deber del dirigente de un club es velar por los intereses de la institución. La vida de Gimnasia en los últimos años demostró que los supuestos "favores" no son tales...Todo, absolutamente todo, se paga.  
     "Lo deportivo...es lo mismo jugar en un estadio o en otro. Es un campo de juego donde juegan dos equipos. No podemos desestimar una muy buena recaudación para el club. Por la cuestión económica tenemos que priorizar eso también. No hay problemas en jugar con River en el estadio Ciudad de La Plata", dijo el vicepresidente Bernardo Supera hace unos días. No es el objetivo de estas líneas atacarlo. Sin embargo, hay que apuntar que no todo el mundo está de acuerdo en que sea lo mismo jugar contra River en el Bosque que en 32 y 25...
     La pregunta era simple: "¿Dónde preferís jugar contra River?". La escucharon todos los integrantes del plantel profesional que hicieron la pretemporada (menos Joaquín Romea) y el cuerpo técnico completo. Nadie se abstuvo, nadie dijo "no es tema". Todos tenían y tiene una opinión formada. Para que nadie tuviese que opinar algo que no siente, por temores o por ser "políticamente correcto", la encuesta fue anónima. La respuesta, contundente. Treinta y uno (31) a favor del Estadio Juan Carmelo Zerillo, dos (2) votos para el estadio Ciudad de La Plata...Lo deportivo también importa. Aquí, los protagonistas lo demuestran. Y sí no, habría que hacer el ejercicio desde el otro lado del mostrador y preguntarse ¿dónde prefiere jugar River? La respuesta es obvia.
     Sin embargo, las decisiones de un club no deben ceñirse a conveniencias deportivas, las cuales tampoco brindan garantías en cuanto a resultados. El 30 de junio es un recuerdo doloroso al respecto. Por eso, hay muchísimos motivos que van más allá del mero hecho deportivo. Sin ir más lejos, podríamos repasar un par de artículos del Estatuto, la ley del club.

     Artículo  2°-  Son fines de la Sociedad : a) Inculcar y difundir el sentimiento de la nacionalidad y el bien común, estimular  y  fomentar la educación física, moral e intelectual, mediante la práctica de los ejercicios útiles para vigorizar el cuerpo y ennoblecer el espíritu ; b) Disponer de locales sociales y campos de juego, apropiados para practicar en ellos toda clase de deportes, siempre que en éstos medie la fuerza, la destreza o la inteligencia. (Del Capítulo I. Constitución-Objeto-Organización).

     Artículo 134°-  La Comisión Directiva procurará y fomentará los medios lícitos para obtener la consolidación y aumento del patrimonio social y la obtención de nuevos y mayores recursos, a fin de hacer mas prácticas las finalidades de la Institución. (Del Capítulo IX. De Fondo Social y Recursos).

     "Disponer de locales sociales y campos de juego", "aumento del patrimonio social", "nuevos y mayores recursos", no eran palabras huecas. No lo son. Al menos, no deberían serlo. El artículo 134 termina haciendo referencia a las finalidades de la institución. Hoy parece que todo se remite a ganar el próximo partido. Es vital. No es lo único. Detrás, hay un club. Debe estar por delante y por encima de todo.
     La única fuente de recursos, es evidente, es el dinero de la TV. Para volver a cobrar 17 millones de pesos anuales, hay que jugar en primera. Y aquí es donde coinciden todos los motivos, donde las decisiones que llevan a un club fuerte coinciden con la coyuntura deportiva. Insisto, no hay garantías. No las hay en la vida, menos en 90 minutos de fútbol. Pero no vaya a ser que por (¿cuantas? 3 mil plateas, porque la plata de las generales se divide, se licúa, no hace diferencia) tapar agujeros con el enduido de una recaudación, se desmorone esa pared que hay que construir para volver a primera. Esa pared que -hoy- es el club mismo, porque en la B no hay sustento posible para absolutamente nada.