La masacre en el fútbol reabre en Egipto una grave crisis política

Manifestantes y policías chocaron en El Cairo tras los disturbios fatales del miércoles. Más de 400 heridos

EL CAIRO.- La ira por los disturbios letales ocurridos el miércoles en un partido de fútbol derivó ayer en nuevos enfrentamientos que dejaron más de 400 heridos en medio de acusaciones de que la policía permaneció impávida ante la violencia. Los 74 muertos por incidentes tras el partido de fútbol -en momentos en que las condiciones de seguridad se han venido deteriorado paulatinamente- amenazan con hundir al país en una nueva crisis casi un año después de que una sublevación popular obligara al entonces líder Hosni Mubarak a dejar el poder.

El gobierno decretó tres días de duelo por la muerte de 74 personas tras el partido del miércoles

El jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, Mohamed Hussein Tantawi, decretó tres días de duelo y prometió que encontrará a los culpables de la masacre de Port Said, tras matizar que que este tipo de sucesos "pueden pasar en cualquier parte del mundo".

Una barra brava conocida como los Ultras juró venganza y acusó a la policía de permitir que sus rivales los atacaran después del partido del miércoles por la liga egipcia en la ciudad de Port Said, debido a que estuvieron en la vanguardia de las movilizaciones, primero contra Mubarak y ahora contra el régimen militar que asumió el poder tras el derrocamiento del presidente el 11 de febrero.

Los disturbios en Port Said comenzaron cuando hinchas del club Al Masry invadieron la cancha tras una inesperada victoria por 3-1 contra Al Ahly, de El Cairo, uno de los equipos más populares de Egipto, y comenzaron a atacar a sus rivales, por lo que cientos de éstos se vieron obligados a huir por una angosta entrada del estadio, para terminar muriendo aplastados contra una verja cerrada con llave.

El pleito tiene sus raíces en una antigua y profunda rivalidad entre los dos equipos, pero rápidamente adquirió un cariz político cuando los legisladores y el público denunciaron a la policía por permanecer de brazos cruzados mientras la violencia aumentaba. Algunos aficionados de Al Ahly dijeron que antes del partido habían colgado mantas en las que se burlaban de simpatizantes de Al Masry en Port Said, en una aparente provocación a los aficionados locales. Las tensiones se extendieron a El Cairo al arribar muchos de los cadáveres para su entierro. Algunos de los heridos se unieron a las protestas, visiblemente afectados por la pérdida de amigos.

Lo que comenzó ayer como una marcha pacífica desde la sede de Al Ahly en El Cairo se fue transformando en un enfrentamiento a medida que más de 10.000 manifestantes llegaban al área frente al edificio del ministerio del Interior cerca de la plaza Tahrir, epicentro de la insurrección que derrocó a Mubarak. Más de 400 manifestantes resultaron heridos frente al ministerio del Interior, la mayoría como consecuencia de la inhalación de gases lacrimógenos, así como por golpes y fracturas debido a pedradas. En la zona de las protestas podían escucharse consignas que pedían la ejecución de los gobernantes militares del país, encabezados por el mariscal Tantawi, ministro de Defensa de Mubarak durante dos décadas.

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