Cambaceres, la cancha que quedó "bombardeada"
| 15 de Abril de 2012 | 00:00

Pasaron diez días, pero en el club Defensores de Cambaceres todavía siguen lamentando las consecuencias de la tormenta como si el desastre meteorológico recién hubiese terminado. "Todavía no tenemos el número exacto -comentó su presidente, Alejandro Sandez-, pero calculamos que levantarnos del temporal nos va a costar cerca de 160 mil pesos".
En ese club, fundado a principios de la década del veinte en pleno corazón de Ensenada, hablar de levantarse no es una metáfora. Es literal: el paredón de casi cien metros que divide la cancha del camino Rivadavia, se vino abajo como un castillo de naipes y los operarios municipales todavía siguen juntando sus escombros. Frente a lo que quedó de esa pared destrozada, en la platea que corona uno de los laterales de la cancha, los techos de las cabinas de transmisión se volaron por completo y parte de esos ladrillos, como en un alocado efecto dominó, arrasaron con las sillas fijas que se ubican sobre las gradas de cemento y completaron un paisaje de caos.
"Fue un desastre", resume Sandez, que desde el miércoles pasado pasa más horas en ese complejo deportivo devastado de que en su propia casa. "Ni bien arrancó la tormenta me llamaron por teléfono para avisarme que la pared se había venido abajo. Llegué a las nueve y media y me encontré con un panorama desolador. Era terrible. Se escuchaban sirenas por todos lados y a la cancha parecía que la habían bombardeado".
Con un panorama a su alrededor que no es mucho mejor -un galpón en Rivadavia y Quintana que fue desmoronado, árboles derribados, medianeras colapsadas y vecinos que todavía luchan por recuperar cierta normalidad-, el proceso de reconstrucción en ese club -como en tantos otros- es incipiente y tanto sus socios como directivos ya comenzaron a despertar del shock que les provocó el temporal.
"Ahora no queda otra que ponerse a laburar -asegura el presidente, mientras recorre el campo de juego que por estos días y aún antes de la tormenta se viene remodelando-. Lo que teníamos asignado de sueldo a los jugadores tuvimos que usarlo para las obras de arreglo y ahora hay 400 pibes de infantiles que no tienen dónde jugar. Nosotros llamamos a todas las empresas de la región que nos puedan dar una mano a que lo hagan. Necesitamos ayuda, porque el club sufrió algo parecido a un bombardeo y solos va a ser difícil levantarnos".
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE