Scorsese recupera a Elia Kazan

Por

Amilcar Moretti

El domingo a las 21 menos 10 minutos proyectan por TCM un filme de Martin Scorsese muy difícil de conseguir salvo si se lo busca y obtiene en la nube digital. Vale la pena como siempre lo vale la información construida por una conciencia ética e intelectual basada en la decencia, con admisión e intento de comprensión de las debilidades humanas, a veces muy dolorosas para sus protagonistas y para todos. La película de Scorsese es “Una carta a Elia”, y está referida al gran director norteamericano Elia Kazan, nacido en Turquía y fallecido en Estados en el 2003.

Es probable que la mayoría de los muy jóvenes no tenga idea de quién fue y es Elia Kazan, pero de algún modo ha recibido una parte de su herencia, sin saberlo: si aún le gusta Al Pacino o Sean Penn, ambos ya maduros o más aún, o aún Brad Pitt y algo de Matt Damon, todos “gerentes”, y si se rastrea algún que otro detalle en los nuevos pibes de la pantalla de Hollywood (salvo esos “detalles” propios de la televisión), si se cumple algo de todo esto, es probable que la mayoría “sepa” (sin saberlo, paradoja) cómo ubicar a Kazan. Para definirlo de algún modo, puede decirse -no sin cierta exageración legítima- que sin las películas de Kazan ni Marlon Brando ni el aún incidente James Dean hubieran sido lo que fueron y son.

Es un momento argentino en que la programación de cine en la televisión no parece ser la más renovada en razón de algunas cuestiones políticas aún por resolverse, no es fácil arriesgar una recomendación o sugerencia para ver buen cine, salvo muy probadas repeticiones que siempre es interesante rever o descubrir, aunque, después de tantas reposiciones, no resulta fácil alentar al espectador con nuevas palabras. Por añadidura, el espectador de televisión -yo mismo- suele ser un “pagado de sí”, bien porque sabe o vio “todo”, bien porque no quiere profundizar demasiado, bien porque ver televisión muchas veces es equiparable a hojear a la ligera una revista de colores. También cuenta que la televisión de cable no puede, no sabe o no quiere promover sus mejores grandes películas que es desafortunado perder.

EL SEÑOR ELIA KAZAN

Elia Kazan, uno de los grandes cineastas norteamericanos de la segunda parte del siglo XX, tuvo la “mala suerte” de delatar a compañeros, colegas y otros durante la persecución de pensamiento de izquierda en los años 50. Esa actitud desafortunada y peligrosa la tuvieron muchos en Hollywood, en realidad, la mayoría. Mucha gente quedó sin trabajo, se exilió, se suicidó, cambió de profesión. Hoy, por lo que se sabe, con la puesta en práctica del Acta Patriótica contra el terrorismo “musulmán”, sucede otro tanto en materia de persecución y limitación de libertades.

Lo cierto es que Kazan, ligado al célebre Actor’s Studio hizo obras recordadas, como “Pánico en las calles”, “Nido de ratas”, con Brando y sobre los sindicalistas corruptos y “Al Este del paraíso”, que consolidó a James Dean. Asimismo, tiene una famosa versión de “Un tranvía llamado deseo”, de T. Williams, también con Brando. Sus últimas décadas no fueron muy productivas, los colegas le huían. Sin embargo en 1972 realizó una inquietante película, “Los visitantes”, no muy difundida, de lo mejor sobre los veteranos de la guerra y el horror que cargan encima estos hombres que invadieron Vietnam. También es estupenda “América, América”, sobre la inmigración siglo XX a Estados Unidos.

Kazan se mantuvo bastante alejado de la industria y lo rodeaba una luz de vergüenza, casi exclusiva (injustamente). Poco antes de morir se le reconoció con un Oscar honorario. Y Martin Scorsese, uno de sus recuperadores, hizo un magnífico documental, “Una carta a Elia”, que no debe perderse.

Domingo, TCM a las 20.50.

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