Un filme que impresiona y estremece

NOAMI WATTS PROTAGONIZA “LO IMPOSIBLE”, UN FILME BASADO EN UNA HISTORIA REAL, EN EL MARCO DEL TSUNAMI DE 2004, DIRIGIDO POR EL ESPAÑOL JUAN ANTONIO BAYONA

Por
Alejandro Castañeda

LO IMPOSIBLE, de Juan Antonio Bayona. Es mucho más que cine catástrofe. Es la historia real de una familia española que pudo sobrevivir a esa furia que trajo el mar. Estamos en Tailandia, en la navidad del 2004 en un hotel de lujo. Y de pronto llega el tsunami. La reconstrucción de ese maremoto es fantástica. Uno se siente estremecido en medio de esa ola gigantesca que cuando llegó arrasó con todo y cuando se retiró dejó un escenario devastado.

El español Bayona ya había mostrado su pulso en “El orfanato”, pero aquí se eleva más. Hay emoción, buenos actores, un guión inteligente y un fino retrato de personajes. Cuenta un caso real: una familia española, los Alvarez Belón (padre, madre y tres hijos chicos) se salvó, pero estaban desencontrados. El filme relata esa búsqueda, llena de desesperación y esperanza. No están solos. El filme los pone en medio de un escenario que pasa del dolor a la impotencia, del horror a la ilusión. Bayona no descuida ninguno de esos aspectos. El filme es intenso y no necesita golpes bajos para conmover. Es sobrío en el retrato de esa compartida desesperación. Así como “Titanic” partía de un hecho real para transformar la tragedia en un vistoso melodrama, “Lo imposible” se sirve de un caso real para dar una lección heroica de supervivencia y para enseñarnos que a veces la tenacidad, el esfuerzo y la esperanza logran llegar a un final feliz. Y habla también de la fuerza del amor, de la necesidad de no entregarse y sobre todo del peso enorme del azar. Lo dice, en una hermosa escena, Geraldine Chaplin, cuando habla de que los seres queridos, los que están con nosotros y los que ya no están, brillan de igual manera, porque son como esas estrellas que murieron y nos siguen iluminando. Un filme impresionante. Emociona y conmueve. (**** MUY BUENA).

GRANDIOSO Y CONFUSO

LA RED INVISIBLE, de Tom Tykwer, Andy y Lana Wachowski.- Confusa, aluvional, larga, grandilocuente y pretenciosa; pero también sugerente y con buenas reflexiones, audaz y ambiciosa. Los hermanos Wachowski (“Matrix”) nos envuelven otra vez con sus tramas inseguras, cambiantes, que saltan de un registro a otro. Está ambientado en seis épocas distintas que van del pasado a un futuro lejano. Y se infla de palabras importantes. Planea sobre la libertad, las diversas formas de la esclavitud y sobre la necesidad de atar nuestra suerte a la de los otros. Si no nos perciben, no somos nada, dice un personaje. El filme -adelanta la sinopsis- es “una exploración de cómo las acciones individuales de las personas afectan la vida de otros en el pasado, presente y futuro. Como un alma que pasa de ser un asesino a un héroe y un simple acto de bondad inspira a lo largo de los años una revolución”. Pero cuesta seguir la historia. Hay actores que hacen varios personajes, narraciones unidas por un hilo argumental, una realización que tiene más de un hallazgo y más de una extravagancia y un discurso que flota entre la filosofía críptica, el cine de ciencia ficción, el palabrerío new age y una mezcla de sermón profundo y aleccionador. Hay acción, amores accidentados, personajes ricos a ideas interesantes, pero también las advertencias conocidas sobre el poder, la violencia y la deshumanización. Como siempre, esto no tiene salvación: el destino nos tiene reservado un futuro oscuro, tenebroso y desolador. (*** BUENA)

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