Las matiné, un clásico del verano que arranca a los 12 años

EL DIA en la Costa
(Enviados especiales), Omar Giménez y Alex Meckert

Abajo, en la pista, son más de 500 los chicos que bailan y se divierten al ritmo del reggaeton de Daddy Yankee y Don Omar. Arriba, en un espacio confortable, resguardado por vidrios especiales de las miradas de la pista, está el sitio reservado a los padres. Lo singular es que en ese ámbito casi nunca hay nadie. Alejandro Dupuy lleva años organizando matinés en Punta del Este y en el hipódromo de San Isidro y desde este año lo hace en el boliche Ku de Pinamar. Según explica, “el espacio está, pero los padres nunca se quedan. Lo que hacen es traer a los chicos, mirar un poco cómo es el ambiente y cuando se quedan tranquilos, los dejan, respetan su intimidad. A lo sumo dejan a algún hermano mayor, que si se queda lo hace a regañadientes. Pero tampoco es muy común”.

La matiné de Ku, la más importante de Pinamar, reúne a chicos de entre 12 y 14 años que viven la noche con códigos propios y con un límite de tiempo muy preciso: hasta las 24,30. Cada noche son entre 500 y 700 los adolescentes que llegan hasta el boliche para disfrutar de las diferentes propuestas, que cada año incorpora variantes nuevas.

“Tratamos de pensar en todo y hasta estamos atentos a destinar un espacio para que puedan estar cómodos aquellos chicos que son tímidos y que por ahí no se animan o no tienen ganas de bailar y prefieren quedarse un rato sentados con amigos”, dice Dupuy.

La matiné empezó a funcionar este año el 4 de enero y ese día fueron 750 los chicos que participaron. También fue el día con mayor presencia de padres: de todos los que trajeron a sus hijos, fueron tres los que eligieron quedarse en el espacio especialmente creado para ellos.

“El espacio para los padres está y se mantiene, aunque es una proporción muy chica la de los que quieren quedarse y ver. La mayoría trae a los chicos y después los viene a buscar, por lo general, media hora antes de que la fiesta termine”, explica Dupuy, quien agrega que el espacio está pensado de tal manera que los que están bailando no tienen porqué saber que el padre está mirando, ya que los vidrios no permiten que desde la pista se vea a los padres. Con todo, son mayoría los padres que eligen no quedarse y se conforman con ver el lugar, recorrer un poco y regresar sólo a la hora de volver a buscar a los chicos.

Con códigos propios

La matiné de Ku es, por lo demás, un ámbito con códigos propios que se renuevan año a año. En esta ocasión, la música que se impone es el reggaeton de los Daddy Yankee y Don Omar y otras melodías que dictan emisoras que son referentes para los chicos de esa edad, tales como Radio Disney o FM Hit. Un contraste con la noche de los más grandes, donde manda la cumbia cool de bandas como la platense Agapornis.

Las consignas de las convocatorias van cambiando cada noche y se anuncian en la tarde de playa: hay una fiesta de la espuma, una guerra de las pistolitas de agua y una fiesta de las remeras de egresados, entre otras propuestas.

Dependiendo de la noche, los chicos tienen la chance de comer panchos a $10 o tomar gaseosas a $8. Pero en todas las matinés hay disponibles “Frozen Drinks” a $15 que tienen todo el aspecto de tragos y que los chicos pueden pedir acodados a la barra y con aire de conocedores, pero que en realidad son licuados sin alcohol, explica Dupuy.

Las entradas con descuento para acceder a la noche más joven de Pinamar cuestan 50 pesos. “La idea es que entrar a la matiné cueste menos que un combo promedio de hamburguesas, dice Dupuy. Es nuestro precio de referencia”.