Los herederos del Mono

MARCELO FERREIROA, NIETO DEL MONO, CON SU HIJO JUAN IGNACIO

El equipo campeón de 1913 tuvo muchos caudillos anónimos. Uno de ellos fue Edmundo Ferreiroa, el hermano menor de Saúl y Antonio, dos de los fundadores de Estudiantes.

El Mono, como se lo conoció por entonces, fue un volante central de mucha marca y despliegue, que entre sus muchas anécdotas recordó una en el diario EL DIA: “En 1910 me tocó hacer la conscripción en Zárate, pero aun así no me perdí un partido. Dormía en una fonda y me pagaba los pasajes en tren a La Plata. Era un gusto jugar con esos muchachos...”.

Edmundo se casó con Filomena Gómez y tuvo dos hijos: Mario y Lidia. Esta última, con 90 años, todavía sigue los partidos del Pincha por la televisión y guarda todos los tesoros de su padre.

Mario, por su parte, tuvo dos hijos: Liliana, que se alejó de La Plata y Marcelo, de 54 años, que mantuvo la tradición futbolera. Padre de tres hijos, bisnietos del Mono, Silvina (26), Germán (24) y Juan Ignacio (17).

Ferreiroa fue una persona muy importante en la vida del club. Porque fue el primer cobrador oficial. “Empecé en 1920, por una tozudez de Félix Tettamanti y Alfredo Lartigue”. Estuvo 43 años trabajando en la afiliación y cobranza de los socios. Murió en 1970 y su nieto, que se lamenta tener un recuerdo lejano, con una sonrisa dice: “Por lo menos lo pudo ver campeón del mundo”.

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