Inquietud por un nuevo “efecto cascada”

En diversos ámbitos se considera que la decisión del gobierno de José Manuel De la Sota de ceder a la presión que generó el acuartelamiento de la policía cordobesa, a comienzos de la semana pasada, provocó un efecto cascada que se tradujo en los “actos de rebeldía” que desde entonces se han desencadenado en las fuerzas de seguridad de más de una docena de provincias.

Y desde ese antecedente, ayer se evaluaba con preocupación en ámbitos políticos bonaerenses la posibilidad de que la decisión del gobernador Daniel Scioli de llevar el sueldo mínimo de “su” policía a 8.500 pesos -también para descomprimir la tensión en esa fuerza- (ver pág. 5), genere un nuevo efecto cascada, en este caso con relación a los restantes trabajadores de la Provincia.

Ocurre que la Provincia tiene un “ejército” de más de medio millón de empleados, con cuyos gremios deberá comenzará a discutir mejoras salariales apenas ceda el receso veraniego, entre ellos los “combativos” sindicatos de los docentes. Y tiene también 134 municipios, la mayoría con bajos niveles de sueldo, muy lejos del piso que consiguieron ahora los policías.

Esta posible derivación se analizó en la propia Gobernación, donde, con todo, se tuvo en cuenta, para tomar finalmente la decisión de otorgar la mejora, que “el mensaje que se transmitió a los gremios estatales” es que no se concedió el aumento que reclamaban en la policía -pedían un básico de $12.500- y que la Bonaerense viene postergada salarialmente “hace muchos años”, sobre todo en comparación con lo que cobran los efectivos que actúan geográficamente muy cerca, los de las Policías Federal y la Metropolitana porteña.

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