Nuevas evidencias sobre el rol trascendente que cumple la enseñanza de oficios

La preocupante y muchas veces dramática realidad de miles de chicos que anualmente egresan del primario o del secundario, desafiados entre la realidad de una escasa formación y un mercado laboral cada vez más exigente, deja a la vista no sólo las deficiencias del sistema educativo sino, también, el problema de las dificultades de acceso a las fuentes de trabajo que padecen muchos jóvenes. Jóvenes que, en el caso de desertar de sus estudios, carecen de alternativas que les permitan progresar en otras actividades.

Frente a ese panorama, resulta auspicioso mencionar una vez más el trascendente rol que cumple la Escuela de Universitaria de Oficios de la Universidad Nacional de La Plata, en la que acaban de recibir sus diplomas los 153 alumnos que este año realizaron alguno de los cursos que se dictaron en las distintas sedes donde funciona la escuela, como Auxiliar Gasista y Plomería, Electricista Instalador, Cocinero para Comedor Escolar, Reparador de PC, Mantenimiento de Edificios y Herrador de Caballos.

Tal como se sabe, los cursos de la Escuela Universitaria de Oficios se desarrollan como producto de la articulación entre la Universidad, la Fundación Florencio Pérez, la subsecretaría de Educación bonaerense y la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata.

Estadísticas recientes determinaron que casi un 20 por ciento de los adolescentes abandonan sus estudios y, entre quienes no lo hacen, más de la mitad muestra un conjunto de conocimientos y destrezas que no supera los niveles mínimos requeridos para desempeñarse hoy en el mercado laboral.

La falta de calificación, la declinación de la educación técnica a raíz de la gran migración que se produjo en la década del ‘90 hacia la educación convencional, despojándose a la primera de infraestructura y personal necesario para formar a los jóvenes en los distintos oficios, devaluándose la excelencia del título de técnico y la creciente necesidad de mayor capacitación que se advierte en esta época son factores que conspiraron para explicar el panorama actual.

Por encima de las, desde luego, más que respetables preferencias personales, se debería trabajar para equilibrar la matrícula educativa de acuerdo con las necesidades estratégicas del país y, asimismo, con las posibilidades que ofrece el mundo del trabajo. Fomentándose, además, la posibilidad de que las personas adultas puedan también optar por estas alternativas. En este sentido, el rol cumplido en décadas pasadas por las escuelas de artes y oficios resultó trascendente.

No sólo no debiera subestimarse la importancia que tiene la formación de jóvenes en rubros que -como los de cocina, peluquería, carpintería, albañilería, mecánica , plomería y electricidad, entre otros, pueden garantizarles excelentes salidas laborales- sino que debería verse en ella una política social y educativa de primerísimo nivel.

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