Víctor Raúl Luaces

El fallecimiento de Víctor Raúl Luaces, hecho ocurrido a sus 82 años, provocó una profunda tristeza no sólo entre sus familiares sino también en distintos círculos sociales de la Ciudad con los que se vinculó.

Había nacido el 7 febrero de 1930 en La Plata. Fue el hijo menor de América Leonor Barbero y Victoriano Luaces, un reconocido farmacéutico de barrio La Loma, y creció junto a su hermana Leonor.

Cursó sus estudios primarios en la Escuela Anexa “Joaquín V González” y los secundarios en el Colegio Nacional “Rafael Hernández”. Luego comenzó a trabajar como no docente en la facultad de Medicina de la UNLP. Más tarde se desempeñó como director de Servicios Sociales de la Universidad y en la dirección de Sanidad. Además fue dirigente de una agrupación sindical del personal de la Universidad.

Entre 1963 y 1965 fue edil por la UCR en el Honorable Concejo Deliberante platense.

A la par siempre estuvo vinculado a la farmacia de su padre en la que trabajó durante muchos años, y en particular, cuando lo dejaron cesante en el último gobierno militar.

El 7 de febrero de 1953 se casó con Nélida Mabel Puglisi y consolidó una familia que creció con la llegada de sus hijos Víctor Raúl y Roxana, que a su vez lo convirtió en abuelo de Milagros y Nicolás.

Víctor siempre se entregó por entero a su familia para que no le faltara nada. Acompañó cada etapa del crecimiento de sus hijos y disfrutó del amor de sus nietos. La conexión con sus queridos Mili y Nico fue muy grande y disfrutó poder compartir con ellos charlas acerca de los más diversos temas.

Con una gran sensibilidad dedicó a su familia distintas poesías que fueron publicadas en el diario La Gaceta a fines de la década de los ´60.

De una manera muy afectuosa también se relacionó con su yerno Mariano Muñiz, al que decía querer como a un hijo.

En el plano social le gustaba compartir reuniones ya sea con los amigos que cosechó en el barrio La Loma como con los que le dejaron sus distintas experiencias laborales.

A raíz de su temperamento franco y sociable, se ganó el afecto de cuantos tuvieron la oportunidad de tratarlo.

Junto a Roberto Ualde y Rodolfo Cosentino, su cuñado, compartió innumerables experiencias que logró unirlos en un afecto tan entrañable como sincero.

También fue muy cercana la relación que entabló con sus primos porque para él la proximidad de los afectos fue muy importante.

En cuanto a lo deportivo, fue un enfervorizado simpatizante de Gimnasia.

Uno de los pasatiempos preferidos de su juventud fue ir al Hipódromo. Había heredado de su padre el amor por los caballos. También le gustaba organizar viajes con sus amigos y, en los últimos años, veranear junto a su hija y sus nietos.

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