Un colegio que une a varias generaciones

Integra todos los niveles de enseñanza y ha sido pionero sobre integración y enseñanza de idiomas extranjeros

El Normal 3 cumplió 100 años. La emblemática institución platense guarda entre sus paredes una riquísima historia, con capítulos que hablan de una escuela pionera en muchos aspectos, como haber sido la primera de Sudamérica que integró a alumnos ciegos, por poner un sólo ejemplo. Pero hablar del establecimiento de 8 y 58 también implica hacerlo de un modelo educativo que sus ex alumnos y directivos defienden a ultranza y con argumentos: el de las unidades académicas que integran todos los niveles de la enseñanza. “No hay nada más hermoso que recibir a un chico cuando empieza el jardín de infantes y despedirlo cuando termina su escolarización. Esa es la esencia de una unidad académica. Esa es la verdadera articulación entre niveles. Apostar por ella es apostar por el definitivo fortalecimiento de la escuela pública”, enfatiza la directora del centenario centro, la maestra y profesora de Historia Carmen Crosignani.

El nacimiento del colegio se remonta a principios del siglo pasado. Por entonces, la única Escuela Normal Nacional que había en la Ciudad era la N° 1 -que en agosto cumplirá 125 años-, y como ya no podía responder a la demanda de alumnas y, por ende, a la necesidad de formar maestras, “un grupo de personas destacadas de la comunidad inició gestiones para la creación de otro establecimiento”, reseña Crosignani, y detalla que “por un decreto de diciembre de 1912 y en el marco de un plan provincial nace (el actual Normal 3) como Escuela Normal Popular, junto con la de Quilmes, Adrogué y Luján, entre otras, bajo la dirección de Ramona Rodríguez de Castrillo. El 2 de marzo de 1913 comenzó a funcionar”.

primeros años

La flamante Escuela Normal Popular recibió a sus primeros alumnos en el edificio donde funciona hasta hoy el Normal 3, que en ese entonces pertenecía en su totalidad a la Primaria N° 1 “Francisco Berra”. “La primera escuela primaria de la Ciudad -destaca Carmen Crosignani-, que en aquel momento llevaba el número 2”.

Comenzaron entonces años de intensas y duras gestiones para que la Escuela Normal Popular fuese oficializada como Normal Nacional. Los indicios más fuertes de que así sería se dieron en 1919 y, sobre todo, en 1937. Pero quedaron en eso, indicios. Mientras tanto, los títulos los otorgaba el Normal 1, y “los docentes de esta escuela cobraban gracias al aporte de particulares, a una cuota mínima que pagaban los alumnos que podían hacerlo, y muchos daban clases ad honórem”, resaltan en el Normal 3.

La historia es larga, y sobre algunos hechos no todos coinciden. Es por eso que ya se está escribiendo el libro sobre la escuela. Que en su anecdotario dará cuenta de que entre 1905 y 1910 allí funcionó el Colegio Nacional de la UNLP mientras se levantaba el edificio de 1 y 49. Es decir, hasta dos años antes de la creación del Normal 3.

la nacionalizacion

Lo cierto es que a mediados de los años ‘20 irrumpió en la escuela una figura que sería medular. El maestro y director Juan Francisco Jauregui.

“Años más tarde e impulsadas por él, alumnas de la escuela fueron a Río Santiago durante una vista del entonces presidente Perón y le solicitaron una audiencia, que tiempo después se concretó. Ese encuentro se tradujo en un decreto, fechado el 10 de octubre de 1947, que convirtió a la Escuela Normal Popular en Escuela Normal Nacional “Mixta”, destacan en el Normal 3, para resaltar que fue la primera con esa característica, pues el Normal 1 y 2 eran para señoritas. Su primera directora fue Ana Basso de Correa, y su nombre, Almafuerte. El mismo decreto creó el Jardín de Infantes, que comenzó a funcionar en 1948, por lo que un año después nació la Primaria.

la “escuela publica”

Alcides Falbo es vecino del colegio y lo visita con frecuencia. Oscar Ghigliani es de Los Hornos, iba “a otra escuela pero me cambiaron por la buena educación que aquí se impartía”, cuenta. Ambos tienen, junto con Cora Mabel Ibáñez, el orgullo de pertenecer a la promoción ‘52, la primera del Normal nacionalizado.

“Había 3 cursos de 45 chicos. Y sólo del mío salieron 16 profesionales. Eso habla sobre la buena formación que impartía entonces la escuela pública”, dice Alcides, médico y un enamorado de su colegio. “Veníamos de impecable guardapolvo. Cuidábamos la escuela. Había mucho orden y respeto, que empezaba por los compañeros y seguía por los profesores”, recuerda.

Los maestros egresados (también se podía elegir el título de bachiller) realizaron las primeras prácticas en la Escuela 1, con la que el Normal 3 está fuertemente unido.

Ya en 1972 se crea el Instituto Superior de Formación Docente, con el cual se completan los 4 niveles de la enseñanza en la unidad académica.

Sobrevendrían tiempos de grandes cambios. Daniel Dalto, egresado en 1980 y actual secretario de la unidad académica y jefe de preceptores de la secundaria, recuerda que “había examen de ingreso de Lengua y Matemática”, para enumerar hechos que marcaron a su generación: “Viví la tristeza de los profesores por el incendio del Teatro Argentino; la docente de Música suspendió las clases. También la época de represión, la Guerra de Malvinas, el regreso de la democracia, la creación del centro de estudiantes. Y ya como docente, el retroceso de los ‘90 que hoy seguimos pagando”, apunta.

los desafios

El Normal se provincializó. Hoy cuenta con una denominación para cada nivel -Jardín 969, primaria 129 en Lenguas Vivas, Secundaria 34 e Instituto Superior de Formación Docente 97-, una matrícula que supera los 2.200 alumnos provenientes de todas las barriadas de la Región y un gran desafío. “El colegio debe pasar de una función de contención a la de enseñanza”, opina Dalto, mientras que Carmen Crosignani, directora desde 1991, dispara con profunda convicción: “Se habla de inclusión masiva... Yo tengo mi opinión sobre el tema. La escuela inclusiva es aquella donde los docentes enseñan y los alumnos aprenden”.

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