A Roma con amor

Que la creatividad de Woody Allen viene en baja solo lo ignoran los seguidores incondicionales y los que lo han descubierto ahora, cuando su obra ofrecer facilidades. Ya antes de comenzar a filmar en Europa (después de tomarse vacaciones de Estados Unidos) se advertían en el neoyorquino ciertos matices de deterioro, entre ellos la repetición de sí mismo, además, floja. Es España destacó un poco con “Vicky Cristina Barcelona”, pero en París de los años 20 y 30 ya empezó a patinar de modo abierto. Esta última de ahora, “A Roma con amor”, muestra casi la desaparición de su talento, y aún de la información al día que casi siempre lo caracterizó. Aquí repite los clisés más rústicos para “homenajear” a Roma, como imitación superficial e desinformada de la comedia a la italiana que sucedió al neorrealismo de 1945. Ni Begnini, como un supuesto ícono italiano, falta en esta oportunidad.

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