Murió Guillermo Rico, un grande del buen humor
| 20 de Mayo de 2013 | 00:00

El reconocido actor y cantante Guillermo Rico, quien fue miembro de “Los cinco grandes del buen humor”, falleció a los 93 años a raíz de un deterioro en su estado de salud, y sus restos serán trasladados al panteón de actores del cementerio de Chacarita.
Acompañado de Jorge Luz, Rafael Carret, Zelmar Gueñol y Juan Carlos Cambón, Rico integró el popular grupo que filmó entre las décadas del 40 y del 50 películas de gran éxito.
El intérprete, dueño de una extensa trayectoria en el cine -se desempeñó en más de 20 películas- radio y televisión, había nacido en Lanús en 1920, y dio sus primeros pasos en 1937 como cantor de tangos en el Club Talleres de Remedios de Escalada, y luego integró el conjunto Los Bohemios, bajo la dirección de Mario Pugliese.
Más tarde, en 1938 hizo imitaciones en el ciclo de radio “La caravana del buen humor”, que luego se llamó “La cruzada del buen humor”, que dirigía Tito Martínez del Bo y contaba con libretos de Máximo Aguirre, junto a quienes debutó en cine en 1943 en la película “El fabricante de estrella”.
En 1945 se incorporó como cantor a la orquesta de Francisco Canaro, y realizó en el teatro Alvear “El tango en París”, con libro de Ivo Pelay, en una adaptación libre de la pieza de Enrique García Velloso.
Con Canaro grabó los tangos “Tres palabras”, “En la noche de tus ojos”, “Muriéndome de amor” y los valses “Tristeza criolla”, “Incomprensión” y “En un barco velero”.
Tres años más tarde Rico creó junto a Rafael Carret -el último sobreviviente del grupo- Jorge Luz, Zelmar Gueñol y el músico Juan Carlos Cambón “Los cinco grandes del buen humor”, uno de los primeros y más exitosos grupos cómicos argentinos creado en los años 40.
En el conjunto, cuyo éxito fue espectacular, Rico era el galán e interpretaba las piezas musicales haciendo imitaciones de conocidos cantantes.
“Algunos de nosotros invertimos y en mi caso me dediqué a vivir. La profesión me dio dinero, pero eso viene y va”, solía decir.
También trabajó en el teatro de revistas junto a Pepe Arias, Zulma Faiad y el “Pato” Carret, y tras la desaparición del grupo cómico, volvió a la pantalla grande con películas como “El fantástico mundo de María Montiel” (1978) y “Sentimental” (réquiem para un amigo) (1981), dirigido por Sergio Renán.
Guillermo Rico tuvo también una gran participación en televisión, y su labor más importante fue en la emblemática telenovela “Rolando Rivas, taxista” (1972), de Alberto Migré, que lo ayudó a mostrar una veta dramática como intérprete.
“A Migré siempre le voy a estar agradecido, se jugó por mí cuando me puso el personaje de aquel tachero a la antigua dentro de la tira protagonizada por García Satur. A partir de ahí cumplí papeles muy distintos, con ribetes dramáticos”, había destacado Rico en sus últimos reportajes.
Familiares y amigos del artista despidieron al actor en una casa velatoria porteña, y sus restos serán trasladados al panteón de actores del cementerio de la Chacarita.
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