Con pinches y redes, cada vez son más los “edificios antipalomas”
| 9 de Junio de 2013 | 00:00

Crecen en edificios públicos y particulares de la Ciudad los sistemas antipalomas. Es más, en cualquier proyecto de puesta en valor de una construcción comenzó a incluirse en el presupuesto de la obra algún mecanismo que evite la invasión de la plaga. Ocurre que esas aves, se sabe, transmiten enfermedades y arruinan, por la composición de sus excrementos, las superficies donde aniden. Redes en fachadas y paredes y puntas metálicas en balcones y salientes son, por el fenómeno, cada vez más comunes en el paisaje urbanístico del casco céntrico platense.
Edificios históricos, viviendas familiares de altura, parques públicos, jardines particulares, plazas, lugares todos de preferencia para las colonias de palomas. De un tiempo a esta parte copan gran parte de los espacios platenses y generan preocupación entre los vecinos.
Varios son los ejemplos en que muestran cómo comenzó a combatirse la plaga. El Museo de Ciencias Naturales, por caso, en pleno trabajo de restauración de cara a una remodelación que será estrenada, según se anunció, en julio próximo, previó, entre los gastos de la obra, la colocación de una red especial en la fachada y muros laterales que impida a las aves posarse. “Se decidió que el método más efectivo y económico es la exclusión con pinches y redes anti aves; redes plásticas cuyas características las hace especiales para ese fin”, indicaron técnicos que trabajan en la puesta en valor del centro de divulgación científica del Bosque.
También han hecho lo propio propietarios de departamentos del micro y macro centro (zonas invadidas ya por numerosas palomas), complejos hoteleros, comercios, clínicas y algunos organismos públicos, como el IOMA, que instaló en la sede central de 46 entre 12 y 13 una amplia malla sobre las paredes exteriores para frenar la intrusión de las aves.
van por la terminal
En la Terminal de Omnibus, hace años que el tinglado del techo es lugar de numerosos nidos y las palomas entran y salen revoloteando entre los pasajeros. “Una situación por demás molesta”, en la opinión del concejal oficialista Pedro Borgini, quien el año pasado presentó un proyecto de ordenanza, que ahora se estudia en comisión, y con el que se apunta a erradicar la plaga en la concurrida estación central de micros de 4 y 42.
La instalación del sistema todavía está en “veremos”. Según explicó el edil, “surgieron problemas para la colocación”, y es que, entre otras trabas, la medida de prevención es resistida por los ambientalistas. “Las sociedades protectoras de animales se oponen, pero realmente en la Terminal hay que tratar de combatirlas de alguna manera porque transmiten enfermedades y son agentes contaminantes”, subrayó Borgini
De la familia de las colúmbidas (columbidae), la paloma es una especie que se distribuye en todo el mundo con excepción de la Antártida y el Ártico. Para construir el nido utiliza pequeñas ramas, hojas, y el propio excremento; la paloma tiene de dos a tres nidadas al año, con dos huevos por vez, y los pichones permanecen allí, hasta independizarse de la madre, durante más de un mes. Es fuente, además, de patologías, pues es portadora de piojillos, pulgas y hasta garrapatas.
Como se combaten
Aunque no es tarea sencilla y cuesta garantizar efectividad, existen varios métodos para combatir la invasión de palomas, incluido uno muy particular: la imitación del sonido del ave que las depreda, el halcón. “En los aeropuertos, por ejemplo, es común que se utilice directamente ese animal para espantarlas. Por eso, conocida su eficacia, en algunos casos se apela a un aparato que reproduce el sonido del ave de presa, pero en muchos casos no es efectivo, porque la paloma se va por un tiempo pero luego detecta que no hay peligro y vuelve anidar en ese lugar”, señaló Maximiliano Tur, propietario de una empresa de fumigación de 67 entre 146 y 147.
Los sistemas más convencionales, según explicó el especialista, son las fajas metálicas que se colocan sobre un acrílico con púas que se amuran en los balcones o salientes de los edificios, y el otro método es el tradicional, el de la malla que impide el anidamiento.
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