Profesor Lazhar
| 7 de Septiembre de 2013 | 00:00

Las películas con centro en la “situación de la escuela” son recurrentes en estos últimos años. Quizás porque la educación se refuerza como ilusión en que poner esperanzas en épocas de desconcierto, quizás porque la escuela, en su modelo del siglo XIX o XX, esté en descomposición. O bien, hoy, se ha deteriorado un modelo de educación, como cuestión mundial. En “Profesor Lazhar”, buena película de la parte francesa de Canadá, se combinan bien ese problema desde hace tiempo crucial –aunque a veces inadvertido, o tratado con desidia ante los avances de la tecnología-, con asuntos personales centrales de la vida humana, como el suicidio, el dolor, la violencia política, la desgracia, las ganas de sobrevivir. Lazhar es argelino, refugiado en Canadá. Se hace cargo de un grado escolar en la que su docente se ha suicidado, y los chicos están impactados. Lazhar tiene un pasado reciente, doloroso. Y agrega problemas actuales en su país de residencia. Buena película.
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