Técnicas cero invasivas

En la última década se ha producido un notable incremento de los procedimientos estéticos no invasivos. Si los años 80 y 90 fueron los de mayor avance en técnicas quirúrgicas agresivas, la evolución posterior de los casos tratados en esa época han propiciado una evolución hacia técnicas más suaves, dándose cada vez mayor importancia a los resultados que consiguen cambios sutiles y proporcionados a cada paciente.

“Hace 15 años se pretendía modificar los signos del envejecimiento a edades tardías, entre los 60 y 65 años, intentando que los tejidos volvieran a su posición anterior de manera drástica”, expresa el doctor Ricardo Hoogstra, jefe de Cirugía Plástica del Hospital José María Penna, quien agrega que “la mayor parte de las intervenciones se realizaban con anestesia general y producían modificaciones faciales muy evidentes que no siempre tenían un resultado de naturalidad que pretendía el paciente”.

“En la actualidad -agrega el especialista, que también se desempeña como docente en la facultad de Medicina de la UBA-, los pacientes son más jóvenes, han crecido en una sociedad que aprecia el cuidado y la salud del cuerpo y buscan cambios faciales más sutiles, que mantengan la fisonomía, la expresividad y la mímica completa del rostro retrotrayéndolo a lo que era hace unos años”.

Los materiales de relleno, las aplicaciones con láser, la mesoterapia y radiofrecuencia son algunas opciones de la medicina estética para rejuvenecer, planchar arrugas o disimular las “arañitas” de las piernas, inclusive, para lucir una nueva nariz e incluso mejorar la estética vaginal, sin pasar por el bisturí.

Esta tendencia ideal para quienes no pueden o no desean pasar por una operación, se instaló con fuerza en Europa y en Estados Unidos (aquí la demanda creció en última década en un 800 por ciento) y está ocupando un lugar cada vez más importante en nuestro país.

Las adiposidades localizadas, la celulitis, la obesidad, la flaccidez, las estrías, las alteraciones provocadas a nivel de la cicatrización o pigmentación (manchas) y secuelas del acné pertenecen también al amplio arco de problemas estéticos que hoy encuentran una respuesta más amigable en los procedimientos menos invasivos.

Entre ellos encontramos variantes del lifting que consigue, en personas con un grado de envejecimiento facial moderado, una elevación de los tejidos fláccidos de la cara con una cicatriz mucho menor que la del lifting convencional, siendo además la operación mucho más corta y segura para los tejidos del paciente. De ahí el nombre coloquial de “mini-lifting”.

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