Oreiro, DiCaprio y Sacha Baron Cohen

NATALIA OREIRO Y DANIEL HENDLER, PROTAGONISTAS DE “MI PRIMERA BODA”, FILME QUE SE VERÁ HOY A LAS 20.40 POR I-SAT

Por Amilcar Moretti

Dos películas para hoy. O tres. En horario central nocturno, a las 22, “El origen”, con Leonardo DiCaprio y “El dictador”, con Sacha Baron Cohen, el cómico inglés con tantos seguidores como detractores. Suele hacerse hincapié en lo “grueso” de su humor pero no en su inteligencia y percepción para cuestionar todo, o casi. Por ejemplo, en la ceremonia de los Oscar, “tirar a una vieja” (actriz) en silla de ruedas desde el escenario. No se había visto nada así desde 1947 cuando el mítico Tommy Udo (Richard Widmark, con su risita escalofriante) hizo lo mismo en “El abrazo de la muerte” (“El beso de la muerte”).

Y la tercera es una Argentina, “Mi primera boda”, con Natalia Oreiro y Daniel Hendler (el “ex” de los cineastas absolutamente independientes). Una comedia que va a las 20,40 y que puede alegrar el ánimo (o mantenerlo alegre) en el comienzo del 2014. Además, tiene un elenco variado y atractivo para el entretenimiento: Gabriela Acher, Soledad Silveyra y dos integrantes del grupo Les Luthiers.

La memoria, lo “real”, el sujeto

“¿Cómo es posible que alguien haya llegado a entender esta forma de hacer cine, sin tratar como estúpidos a los espectadores que acuden a las salas en masa, esperando simple entretenimiento? No tengo tal respuesta. Nolan es un mago y yo, como espectador, no quiero conocer sus secretos”, se entusiasma con acierto apreciativo un comentarista español en FilmAffinity. Christopher Nolan, director de “El origen”, es un londinense de 1970 varias veces nominado al Oscar. Despertó interés con “Memento” y luego debió considerárselo muy en serio con “Batman, el caballero de la noche”.

“El origen” o “Inception” es un thriller futurista y no tanto. “Incepcionar” sería introducir ideas, imágenes, memoria en el cerebro de individuos que no han vivido las experiencias que esas “infiltraciones” recordarán o tienen registrado en algún lugar mental. Se sabe que, en especial la psiquiatría clínica, experimental y de laboratorio norteamericana, trabaja en esto, en cuanto al manejo químico y biológico del cerebro, no tanto como un recurso primordialmente para la salud sino con metas bélicas y de manipulación. Varias películas, buenas en general, se han hecho ya sobre temas similares; el casete o disco en la cabeza. No tan alejado de lo real, hoy. La neurogenética, la neuroquímica y otras experimentaciones como la biónica, parecen estar bastante adelantadas en esto, sin que se conozcan muy bien los resultados. ¡Lo que hubiese hecho Hitler con este recurso no tiene dimensiones! Y no solo Hitler.

Lo cierto es que Christopher Nolan trabaja con un Leonardo DiCaprio que –a mi entender- se ha transformado –y prosigue su crecimiento- en un gran actor dramático, aunque corra peligro su forma física, cada vez más voluminosa. Pero ¿quién sabe? Orson Welles no dejó nunca de ser un talentoso en la actuación porque era obeso. Y cuanto más gordo, creo que aún más excepcionalidad añadía. Lo cierto es que DiCaprio aquí en un dotado que puede “leer” sueños o el subconsciente de otras personas. La facultad, muy requerida por servicios de inteligencia, se le vuelve en contra, por lo que decide insertarse sueños y situaciones que, por supuesto, no son resultado de ninguna experiencia de vida sino puro invento.

La crítica se dividió ante “El origen”: para algunos, demasiado “formalista” (aunque con procedimientos nuevos) y aparatosa en tal sentido, por sobre posibles sentidos reflexivos. Para otros, una muy buena película que logra llamar la atención no solo por el suspenso, la acción y las circunstancias argumentales sino porque propone conjeturas preocupantes o graves sobre el futuro de la subjetividad humana. Ya hay quien sostiene, con buenos argumentos, que la idea total (en la realidad) es “acabar” con el sujeto o subjetividad como formación constitutiva del humano al menos desde el Renacimiento, sin contar a los griegos clásicos. A cambio del Sujeto formatear una mente (cerebro, dicho con más precisión) siempre “feliz”. ¿Qué es algo bueno, deseable? El problema es que elimina de hecho la libertad, el dilema de elegir, que es lo que distingue al humano de cualquier otro ser vivo.

Hoy a las 22 por TNT.

Natalia Oreiro

“Mi primera boda”, con Oreiro y Daniel Hendler, es una comedia argentina atendible. El tema parece copiado del cine Hollywood, con tradición al respecto, pero el tono es argentino. El tópico: pareja a punto de casarse que, por una nimiedad, llega a la crisis con vestido blanco de novia y todo. Hay muchos actores, varios destacados, pero a modo de anzuelo; Silveyra, por ejemplo, no actúa mucho. Los secundarios –amigos de los novios- son los más interesantes. Y párrafo obligatorio para Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich interpretando al cura y al rabino de la boda, dado que la novia es católica y el novio judío. Cada diálogo entre ellos es llamativo y lo mismo sus discusiones sobre filosofía y religión, con un humor e ironía inteligentes, esto es, que hacen reír y pensar un ratito.

I-Sat a las 20,40.

El irrespetuoso saludable

Sacha Baron Cohen es casi el “impresentable” del cine cómico serio. Autor de “Borat”, la más recordada de sus películas, tiene sobre sí una larga serie de juicios por difamación, injuria, engaño y ofensa por sus obras, muchas de cuyas situaciones reflejan la realidad, lo veraz de los invitados participantes, pero que de pronto se ven “publicados” ante todo el mundo con sus rasgos habituales, desagradables, racistas, clasistas, de explotadores, hipocresía y demás miserias, todo trabajado desde la ironía y la parodia.

En “El dictador” Sacha es el comandante supremo de la república de Wadiya, con rasgos externos que parecen imitar a Bin Landen y a Gadaffi en su última etapa, todo entorchado y rodeado de voluptuosas mujeres militares. Como siempre, la película es “indecorosa”, “políticamente incorrecta” para un lado o para el opuesto, no se sabe muy si es sumamente reaccionario o predominantemente cuestionador. Wadiya, se aclara, está en Africa a “2.000 kilómetros de misil Scud de Israel”. No refiere barbaridades en Palestina ni lo sucedido en Libia después de la invasión que derivó en el asesinato cruel del dictador.

Cinecanal a las 22.

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