Una comerciante platense perdió la cuenta de las veces que le robaron

La mayoría de los ataques fueron perpetrados por motochorros. Ya no hace la denuncia

LA ESTACIÓN DE SERVICIO DE 44 Y 161 SIGUE EN LA MIRA DE LA DELINCUENCIA. LA DUEÑA PERDIÓ LA CUENTA DE LAS VECES QUE LE ROBARON

En los comercios de la Región hay casos testigo que dan cuenta de cómo la delincuencia actúa sin detenerse, muchas veces hasta colmar la paciencia de las víctimas que, asfixiadas por la repetición de esos casos, cambian sus formas de trabajar o directamente bajan las persianas.

Pero en el caso de Josefina, dueña de una estación de servicio de 44 y 161, no parece haber otra opción más que seguir firme, a pesar de que le entraron a robar más de 250 veces, la mayoría de ellas en los últimos tres de los 30 años.

Tal vez para este caso sirva usar la palabra “enésima”, para hablar de la cifra de asaltos que acumula ese comercio. La encargada es reacia a dar un número concreto: “Perdí la cuenta”, sentencia la mujer.

Josefina tiene más de 60 años -se rehúsa a revelar su edad- y hoy está obligada a continuar con su negocio a pesar de todo. El motivo principal, y muchas veces el único, es poder encargarse de mantener a su hijo de 36 años, que por una diabetes es discapacitado y está obligado a desplazarse en silla de ruedas.

“¿A esta edad qué otra cosa puedo hacer? Tengo que comprar los remedios para él, estoy obligada a seguir. No puedo cerrar esto y abrir otro negocio”, argumenta, en diálogo con EL DIA.

un ramo vulnerable

Otras estaciones de servicio por demás castigadas por los ladrones funcionan en 13 y 520 y en 19 y 520. En febrero de este año, el dueño aseguró haber llegado a los 360 asaltos.

Buena parte de esos robos suelen tener como protagonistas a jóvenes en moto, que de un tirón amedrentan a los playeros y también vacían la caja del autoservicio.

Igual que en los otros negocios del ramo, en la estación de servicio de 44 y 161 los ladrones acostumbran a abordar a los empleados que están más desprotegidos, despachando combustible, pero todo empeora para la dueña cuando además roban en el minishop.

En esta semana asaltaron dos veces más. La cifra total de hechos, desconocida por lo abultada, se había engrosado de la misma forma hace 20 días, con un par de “visitas” de motochorros.

“En esta clase de negocios es más fácil robar que en otros. Hacen todo rápido y se van”, generalizó Josefina. El elemento extra que complica todo es la aparente demora policial: “Tardan 20 minutos en venir, se quedan un minuto y se van”, denuncia la mujer, que finalizó con una pregunta parecida a una súplica: “¿A quién le pido ayuda?”.

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